Revista Ciencia

¿Qué hemos aprendido del Eyjafjallajökull?

Por Accionatura

La wikipedia nos explica qué significa esta palabra: ey = isla, fjall = montaña y jökull = glaciar. El famoso volcán de Islandia está en todos los noticieros, en las conversaciones, en la calle. Cada persona conoce a un amigo o amiga que ha tenido que perder un vuelo o que está esperando una solución en alguna ciudad. La incertidumbre y las cifras económicas ocupan nuestros pensamientos.

Pero… ¿Qué lecciones podemos sacar de este acontecimiento tan particular?

Antes que nada, que no es nada extraño. Debemos mencionar que anualmente erupcionan entre 50 y 60 volcanes en el mundo. El problema que enfrentamos se debe a que, mientras las erupciones suelen darse en zonas poco habitadas, esta nube de cenizas ocupa el cielo de ciudades densamente pobladas y con alto tráfico aéreo.

Segundo, que no se debe considerar como un elemento que afecte el cambio climático. Las erupciones volcánicas contribuyen a lo que se puede considerar como variabilidad climática natural. Los científicos ya incluyen sus efectos en las estimaciones. Se ha calculado que los volcanes emiten entre 130 y 230 millones de toneladas métricas de CO2 al año. Las actividades humanas generan una cantidad de emisiones 130 veces mayor que la generada por los volcanes. Estas emisiones son evitables, o, al menos, controlables, ya que podemos calcularlas, reducirlas y compensarlas.

El problema real de las erupciones volcánicas para la gente es la cantidad de cenizas que arrojan a la atmósfera. Estas partículas en suspensión, al reflejar parte de la luz solar y absorber parte de la radiación terrestre, afectan los patrones de circulación atmosférica. Además, son muy corrosivas, y actúan como una lija sobre las superficies. También pueden causar enfermedades respiratorias.

La aviación se ve muy afectada por esta nube, que podría detener los motores de los aviones que decidieran volar. El caos causado en esta ocasión por la paralización de vuelos no tiene precedentes y las pérdidas económicas son cuantiosas. Pero volvamos al tema que solemos tratar en este blog, el cambio climático. Las emisiones de gases de efecto invernadero disminuirán considerablemente. La aviación es un sector que emite unas 700 millones de toneladas de CO2 anuales (un 2% de las emisiones globales). Esta cantidad se ha estado incrementando en las últimas décadas. Sin embargo, los desplazamientos se harán de otras maneras: trenes, buses e incluso taxis. Así que esperamos un incremento de las emisiones de otros sectores de transporte hasta que se normalice la situación.

Con la ocurrencia de este fenómeno se han evidenciado dos aspectos a tomar en cuenta:

  • La atmósfera no entiende de fronteras: lo que ocurre en una zona afectará a otras, nos agrade o no. Esto refuerza la importancia de actuar frente al cambio climático, con metas globales.
  • Hemos alterado los sistemas. Hemos cambiado el comercio de proximidad, donde podíamos encontrar productos locales de temporada, a enormes redes de intercambio que atraviesan océanos. Dependemos cada vez más de largos recorridos y nos volvemos más vulnerables ante los imprevistos, poniendo en riesgo incluso la seguridad alimentaria.

fuente: www.informationisbeautiful.net

Gráfico tomado de Informationisbeautiful.net: El triángulo rojo grande representa las emisiones diarias de CO2 ocasionadas por la aviación, mientras que el pequeño representa las del volcán islandés. El triángulo negro representa el CO2 que se ha dejado de emitir cada día a causa de la cancelación de vuelos.

La era de la estupidez

Para tener más elementos para la reflexión, os recordamos que el miércoles 21 de abril, a las 20:30 horas, se proyectará la película The Age of Stupid en la Sala Pou La Figuera (c/ Sant Pere més Baix, 70 – 74, Barcelona).
Organizado por Ecounion
Película cedida por: 350.org
Subvencionado por: Departamento de Medio Ambiente – Ayuntamiento de Barcelona


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