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¿Qué lecciones nos deja el estudio más largo, todavía en curso, sobre felicidad?

Por Davidsaparicio @Psyciencia

El psiquiatra, investigador y psicoanalista Robert Waldinger dirige el Estudio de Desarrollo Adulto de Harvard – una investigación que ha seguido la vida de 724 hombres por 78 años y uno de los estudios más largos sobre la vida adulta que existen. Los investigadores contactaban a los participantes cada 2 años para averiguar cuestiones sobre su salud mental y física, sus vidas profesionales y sus matrimonios. También se los sometió a entrevistas periódicas, examines médicos, pruebas de sangre y escaneos cerebrales.

Gracias a esta información, los investigadores han podido rastrear las circunstancias y elecciones de la vida de estos sujetos, además de poder observar el efecto que tuvieron. Robert J. Waldinger, director e investigador principal del estudio, compartió algunas de las lecciones más importantes extraídas de estos datos sobre la felicidad, en una conferencia de TED titulada: What makes a good life? Lessons from the longest study on happiness (¿Qué hace a una vida buena? Lecciones del estudio más largo sobre felicidad), en el cual podés escuchar más detalles sobre esta investigación única (se pueden activar subtítulos en español).

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¿Qué lecciones nos deja el estudio más largo, todavía en curso, sobre felicidad?

Una de las lecciones más importantes es que las buenas relaciones interpersonales se vinculan con nuestra felicidad y salud y que la soledad mata. Pero por supuesto que hay mucho más para sacar de esta investigación, se han publicado ya más de 100 papers y todavía pueden sacar muchísimas otras conclusiones con los datos con los que cuentan. Waldinger comparte cuatro lecciones sobre felicidad en un artículo publicado en TED:

El tiempo que pasamos con otros nos protege de los golpes de la vida

Waldinger explica “lo que importa es la calidad de tus relaciones” y es una de las conclusiones más valiosas de su estudio. Los científicos han observado a su vez que la cantidad también cuenta. Al echar una mirada retrospectiva a sus vidas, las personas suelen reportar que el tiempo pasado con otros era más significativo y es la parte de sus vidas de la se sienten más orgullosos. Pasar tiempo con otros hizo que los sujetos del estudio se sintieran felices cada día y, en particular, el tiempo junto a un compañero o esposo pareció amortiguarlos contra los cambios físicos y enfermedades que vienen con la edad.

Aprender cómo afrontar el estrés tiene beneficios de por vida

Todos hemos desarrollado formas de manejar el estrés y aliviar la ansiedad y Waldinger y su equipo han encontrado que algunas formas pueden tener beneficios más duraderos que otras. Entre las estrategias de afrontamiento más adaptativas podemos encontrar a la sublimación, el altruismo y la supresión.

Las estrategias de afrontamiento desadaptativas incluyen negación, acting out o proyección.

Los investigadores de Harvard hallaron que los sujetos que lidiaban con el estrés mediante métodos adaptativos tenían mejores relaciones con otras personas. Adicionalmente, su forma de afrontar contaba con otros beneficios aparejados: era más fácil para otros estar con ellos, lo que los motivaba a ayudarlos, aumentando por ende el apoyo social recibido y eso, a su vez, predijo una vejez más saludable a los 60 y 70 años. Como si todo esto fuera poco, los cerebros de las personas que utilizaron mecanismos de afrontamiento adaptativos en la mediana edad se mantuvieron afilados por más tiempo.

Los efectos de una niñez marcada por la felicidad son muy duraderos.

Tener relaciones calurosas con nuestros padres en la niñez es un buen predictor del tipo de relación que estableceremos con las personas cercanas a nosotros. Seremos capaces de establecer relaciones seguras y calurosas en la adultez. Una niñez feliz tuvo el poder de extenderse para poder predecir relaciones matrimoniales más seguras a los 80, además de una buena salud en la adultez y la vejez. Y no solo son importantes los vínculos parentales, sino que tener una relación cercana con al menos un hermano en la niñez pudo predecir qué participantes serían menos propensos a deprimirse a la edad de 50 años.

Si no tuviste una niñez feliz, ¡todavía hay esperanza!

No elegimos la familia o el lugar donde nacemos. Muchas personas han crecido en ambientes desafiantes (con familias caóticas o inestabilidad económica, por solo nombrar algunos) y crecieron menos felices que aquellas personas con una niñez más afortunada. Pero cuando el individuo llega a la mediana edad (50-65 años) aquellos que se comprometen en lo que Erickson llamó “generatividad” (o un interés en guiar, ayudar e influir sobre la nueva generación) eran más felices y contaban con mejor adaptación que aquellos que no lo hacían. Vale la pena destacar que la generatividad no está reservada a los padres solamente. Aunque puede desarrollarse al criar hijos, también puede expresarse en el trabajo u otras situaciones donde es posible educar a adultos jóvenes.

Los descubrimiento de Waldinger y su equipo nos siguen impresionando, incluso aunque él mismo reconoce que está conformado por una muestra sesgada, dado que está compuesta solo por hombres blancos. A esta altura quedan solo unos pocos sujetos de la muestra original, sin embargo planean seguir trabajando con 1300 hijos de dicha muestra, que aceptaron participar y donde las mujeres representan el 51% de la población.

Tristemente, se han propuesto cortes de presupuesto al Instituto Nacional de Salud, que los investigadores saben que afectarán incluso a un estudio tan valioso como este, debido a que, obviamente, se priorizarán investigaciones más urgentes como las relacionadas al cáncer y el Alzheimer.

Fuente: TED


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