Que Leí esta Semana – Oscura

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La trilogía de la oscuridad: Oscura.

Chuck Hogan y Guillermo del Toro.

Traducción de Santiago Ochoa. Editorial Suma. 2010. Madrid 2010. 504 páginas. 22,00 €

Las sagas, como concepto, se han convertido en el mejor aliado de la narrativa fantástica en los últimos años. Resulta indudable la intención de autores e editoriales a la hora de lanzar al competitivo mercado de la fantasía sus obras. Pocas de estas últimas son las que nacen de la imaginación sin el ánimo de contar más que una historia y aun en menor número contamos aquellas que gracias a la petición de aficionados y editores encuentran una secuela o incluso una serie de libros posteriores al original sin haber sido pensadas para tal disposición. Hoy la evasión ligada al fantástico literario no solo se ha convertido en una inmediata vía de escape ante el aterrador mundo en el que vivimos sino en un fructífero negocio en el que prácticamente todo vale y las plumas de los escritores son compradas al volumen, como aquellas estrellas de cine contratados por los estudios por un número determinado de películas.

Más allá de su evidente intención a ser adaptada al medio audiovisual, Oscura, segunda parte de la Trilogía de la Oscuridad orquestada por Chuck Hogan y el cineasta Guillermo del Toro, cumple a la perfección con las formalidades de las sagas fantásticas en un volumen que sirve de prolongación a lo leído en Eterna. Con esto quiero decir que el lector retoma la historia prácticamente en el mismo lugar en el que la dejo tras finalizar el primer tomo, profundiza en los personajes, amplia la mitología del mundo en el que se mueven y ata cabos con respecto a los eventos acaecidos en la entrega anterior de la serie. Afortunadamente, en esta ocasión, la adaptación esta mejor realizada lo cual ayuda a mejorar el seguimiento de la frenética trama. Una vez más nos topamos con una narración de corte cinematográfico en el que una sucesión de saltos más cercanos a la transición nos llevan de un lado al otro del siniestro tablero de ajedrez en el que los autores han convertido a la ciudad de Nueva York.

La necesidad habitual de este genero de ahondar en las raíces del mundo en el que se sucede la acción consigue hacer aumentar el interés de una historia ya de por si interesante. Del Toro conoce, como en el primer volumen, a la perfección a sus vampiros y a todo lo que les rodea y esos conocimientos se trasladan a la palabra escrita en un entendimiento y comprensión que no conoce el hastió que muchos otros autores transcriben a sus propias obras cuando comienzan a perder el interés de las primeras paginas. Dicho sea que encuentro en este segundo tomo de la saga de la oscuridad una trama mejor desarrollada, cimentada en una mayor comprensión de lo ocurrido y carente de esa sensación de continuo movimiento que hacia de Nocturna una lectura menos placentera que Oscura.

Aun encontrando superior este escrito a su predecesor en la saga, encuentro ciertos elementos narrativos algo torpes en los que los autores, aun pausando su texto, parecen tener más prisa por desarrollar la historia que en dejar que sus propios personajes la vivan, lo que transmite al lector una sensación de celeridad absolutamente opuesta a la que se obtiene al leer un libro. Esta disposición en la redacción denota esa ansia cinematográfica de uno de sus autores y aunque dota al texto de un ritmo envidiable por momentos llega a confundir al lector aun siendo una lectura relativamente sencilla y asequible. Por otro lado y a pesar de tratarse de un relato cercano al terror, el suspense no es el principal motor que mueve esta saga ya que, al igual que ocurre en muchas películas, los autores tratan de generar esa sensación apartando el foco de la acción saltando a otro lugar y retornando al punto anterior una vez el clímax ha sido resulto fuera de pagina.

A pesar de esto, Oscura, al igual que su predecesora es una novela fantástica para pasar esas largas y perezosas tardes en las que no hay mejor compañía que un libro. Un relato entretenido que les mantendrá en vilo, aun con todas sus carencias, hasta la resolución de la trilogía en Eterna.

César del Campo de Acuña.