Revista Coaching

¿Qué me cabe esperar?

Por Kheldar @KheldarArainai

Tal vez la pregunta más espinosa y arriesgada que se nos pueda ocurrir, por la alta capacidad que entraña para traer desengaño y decepción a nuestras vidas.

Demasiada gente actúa en la vida moviéndose en base a expectativas que luego, de no cumplirse, generan una frustración atenazante y pertinaz, que no se deja purgar.

Todo es cuestión de una manía que tienen las personas, que todos hemos experimentado. Es cuando el acto de pensar, pasa a ser el de sobrepensar. Excederse en el pensamiento o en el intento por aplicar la lógica o ciertas “leyes de causa y efecto”…

Como si fueran una medida exacta inequívoca del devenir universal.

¿Qué me cabe esperar?

 

Nosotros como personas tenemos una fijación casi enfermiza por pensar demasiado en determinada dirección y es la calidad del pensamiento sostenido lo que nos hace avanzar en una dirección y retroceder dos pasos en otra.

Demasiadas veces topo con situaciones tipo “amigo/a que te cuenta que necesita obligarse a hacer cosas si quiere verlas realizadas“, o bien tipo “amigo/a que te cuenta que le suceden ciertas cosas con las relaciones de pareja no son lo mismo desde hace tiempo“. Pasando por la gente que alude estar bloqueada, desmotivada, que no se reconoce a sí misma, que no es capaz de gestionar adecuadamente el cambio…

Todas estas personas tienen puestas unas expectativas sobre cómo son las cosas… Porque para ellos, es lo más probable.

Y así es como, efectivamente, acaban teniendo que confesarse a alguien y exponerse a recibir consejos que pueden beneficiarlos o perjudicarlos. Según la fuente.

Pocas veces se paran a preguntarse cosas del tipo qué haría yo mismo con mis propios medios… A pesar de aquel precioso enunciado motivador que reza “si quieres ver cambios; comienza desde donde estás, usa lo que tengas, haz lo que puedas“. Pocas veces se paran a hacer introspección para conocerse a sí mismos…

Y la mayor parte del tiempo, prefieren que otro les diga cómo son o cómo deberían ser.

Así vienen luego los roces en el alma por el vacío existencial de emprender ciertas acciones. O las bajadas de ánimo y las depresiones porque aunque te asemejes a los ideales que te venden, no casan contigo, no te llenan… No mejoran tu vida.

Por ello, yo aquí (una vez más) cambio de tercio y defiendo la verdadera naturalidad del ser humano. Abandona el sobrepensar y el sobreactuar… Haz sólo lo necesario.

Disfruta de tu vida, haz una vida que valga la pena ser vivida… Y no te faltará ni felicidad ni compañía agradable. El mejor consejo que he recibido nunca es: “Haz lo que amas y no te preocupes por lo demás, todo llega cuando debe.”

Y con ese consejo os dejo armar vuestras propias reflexiones.

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Feliz semana internacional del Coaching a mis lectores.

Abrazos!

Kheldar

PD: por mediación de una iniciativa para que esta semana se brinde Coaching gratuito, cualquiera que lo desee puede contar conmigo para, por medio del correo electrónico, plantearme una consulta que usualmente requeriría una sesión o varias para ser tratada. Basta con escribir a kheldar.lavidaesfluir(at)gmail.com y tratar de ser lo bastante honesto, abierto y concreto en el asunto a tratar.

 


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