Revista Infancia

¿Qué podemos hacer con los conflictos entre hermanos?

Por Babytribu @babytribu

Si tienes varios hijos o vives en entorno de hermanos, sabes que frecuentemente se aman y se pelean, algunos más y otros menos, pero los conflictos entre hermanos suelen estar a la orden del día. Para hablar sobre este tema contamos hoy con una experta, nuestra querida Lucía Pastrana psicóloga especializada en psicología perinatal e infantil y profesora de nuestro Curso Online Parentalidad consciente: límites y normas de 1 a 6. No te pierdas este post que de seguro te será muy útil…

¿Qué podemos hacer con los conflictos entre hermanos?

Conflictos entre hermanos: un reto constante

Por Lucía Pastrana  

Cuando se estudia las peleas entre hermanos, se observa que hay una frecuencia similar en todas las etnias y grupos socioeconómicos. La edad en la que se dan con más asiduidad es entre los 6 y 12 años, y tienden a desaparecer a medida que los niños entran en la adolescencia.

Las peleas se producen especialmente cuando la diferencia de edad entre ellos es pequeña (menos de 5 años). Si la diferencia es mayor es más probable que cada uno de ellos tenga su espacio diferenciado y no haya lugar para los celos ni los conflictos.

Las riñas permiten que cada niño afirme su identidad ante sus hermanos. Expresar claramente lo que quiere y lo que no quiere implica hacerse escuchar en la familia y, por lo tanto, existir. Lo importante será que los padres sepan establecer los límites para que esta fase no se convierta en la manera de relacionarse de los niños.

Como en otras situaciones críticas, podemos aprovechar el conflicto para ayudar a los pequeños a crecer desde el punto de vista cognitivo, emocional y ético.

¿Qué podemos hacer en esas situaciones?

  1. Ejercer de mediadores: Sobre todo cuando son más pequeños y ante situaciones graves. Necesitan que les ayudemos a obtener las herramientas necesarias para resolver los conflictos de manera adecuada (negociar, compartir, expresar lo que sienten, empalizar…).
  2. Establecer límites claros en las discusiones y ser modelos de ellos: Por ejemplo, no son aceptables las humillaciones o los golpes.
  3. Favorecer que sean ellos los que busquen las alternativas y las soluciones. Todos tenemos derecho a enfadarnos o a no estar de acuerdo con el otro. Pero no vale todo cuando eso sucede. Necesitan aprender a escucharse y a tratar de buscar juntos la mejor solución para ambos. Permitir que sean ellos los que busquen cómo resolver el conflicto, hará que crezcan como personas, y además que se comprometan con lo acordado.
  4. Fomentar los momentos de diversión familiar: Los roces son parte de la convivencia. Pero en una familia es importante que los buenos momentos sean iguales o superiores a los malos. Cuanto más recarguemos la mochila de risas y calma familiar, mejor será la predisposición a solventar los conflictos sin dramas.
  5. No hagas comparaciones entre ellos: Lo único que consigues es generar celos entre los hermanos, y esto también puede terminar en continuas peleas.

Y por último, un pequeño ritual que podéis establecer es el de no irse a la cama enfadados con alguien. Podemos tomarnos nuestro tiempo para encontrar la calma y hablar con el otro, pero tratar de resolverlo antes de que termine el día nos ayudará a no acumular rencores, y sí experiencias positivas de reencuentros.


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