Revista Opinión

¿Qué significa ser liberal?, por Ibiza Melián

Publicado el 21 noviembre 2013 por Ibizamelian

¿Qué significa ser liberal?, por Ibiza Melián

Conferencia el 19.03.2013 en las I Jornadas Liberales de Fuerteventura

Buenas tardes a todos:

Primero agradecerte Israel el haberme invitado a participar en estas jornadas. A la vez que felicitarte por tan brillante iniciativa, pues la mejor forma de que cale el mensaje liberal es tratando de explicar sus ideas fundamentales.

En un país como España, donde mientras el resto del mundo erigió sus cimientos democráticos sobre ellos, aquí el pensamiento liberal sufrió convulsos y efímeros periodos de existencia. Diluidos por la perenne lucha delas dos Españas”, definidas por José Ortega y Gasset como: una “que se obstina en prolongar los gestos de una edad fenecida”; y otra “España vital, sincera, honrada, la cual estorbada por la otra, no acierta a entrar de lleno en la historia.” Y es que nuestra historia nos evidencia pertinazmente, desde hace dos siglos, nuestra incapacidad para pasar página y sumergirnos en la Tercera España. Aquella que describió Salvador de Madariaga como: la de la libertad, la integración y el progreso.

Mas el pensamiento liberal es una corriente filosófica que se ha incardinado en el imaginario popular erróneamente en el conservadurismo y mercantilismo, cuando nada tiene que ver con ello.

Por otro lado, el poder dar esta charla en Fuerteventura, tiene hasta algo de mágico. Isla donde los dictadores nacionales desterraban a aquellos que promulgaban cualquier atisbo de mensaje liberal. Como si este singular rincón archipielágico escondiera entre sus infinitas playas doradas, bañadas suavemente por las cristalinas aguas turquesas del Atlántico, el antídoto para destruir cualquier indicio de libertad.

Primero fue Miguel Primo de Rivera, que dirigió España de 1923 a 1930, con el apoyo del monarca Alfonso XIII. Quien desterrara a Miguel de Unamuno, líder de la Generación del 98. El que describiera amargamente con su pluma los males de la España de su momento, a modo de su idolatrado, y también liberal, Mariano José de Larra. Unamuno dijo que en Fuerteventura aprendió a amar a la mar, manifestando: “Es en Fuerteventura donde he llegado a conocer a la mar, donde he llegado a una comunión mística con ella, donde he absorbido su alma y su doctrina.”

Después sería Franco quien desterraría al participante liberal del contubernio de Múnich, Joaquín Satrústegui. Quien apoyó férreamente las ideas liberales de Don Juan de Borbón, padre del actual monarca. Creador en 1957 de Unión Española, que abogaba por restaurar la democracia en España y el reconocimiento de Don Juan de Borbón como rey de nuestra patria. En 1962 fue desterrado a Fuerteventura, junto a otros, por participar en la conferencia del Movimiento Europeo de 1962, que tuvo lugar en Múnich. “El Contubernio de Múnich”, como así lo calificó de manera despectiva el diario falangista “Arriba”, fue organizado por otro liberal de pro como fue Salvador de Madariaga, perteneciente a la generación del 14 capitaneada por José Ortega y Gasset. Acto al que asistieron 118 delegados que representaban a la oposición franquista. Donde se dictó una resolución que exigía la integración de España en la antigua CEE, lo que no ocurrirá hasta 1986, y que se instaurara un régimen auténticamente democrático. Franco enfurecido frente al revés propiciado, encarceló, deportó y exilió a los participantes al susodicho congreso según regresaban a España.

Pues no hay que olvidar que fue D. Juan de Borbón, en el memorable Manifiesto de Lausana el 19 de Marzo de 1945, quien esboza una hoja de ruta a cumplir para instaurar la democracia en España. Según sus palabras:“(…) Primordiales tareas serán: aprobación inmediata, por votación popular, de una Constitución política; reconocimiento de todos los derechos inherentes a la persona humana y garantía de las libertades políticas correspondientes; establecimiento de una asamblea legislativa elegida por la nación; reconocimiento de la diversidad regional; amplia amnistía política (…)”. Además apuntaba a modo de conclusión: “(…) Espero el momento en que pueda realizar mi mayor anhelo: la paz y la concordia de todos los españoles. (…)”. No obstante, fue su hijo Juan Carlos I quien lo pondría en práctica.

Miguel Primo de Rivera dimitió el 28 de Enero de 1930. Sin embargo, Franco dijo: “Yo no haré la tontería de Primo de Rivera. Yo no dimito; de aquí al cementerio”. Y así fue, la democracia no empezó a alumbrarse en España hasta después de su muerte.

Como ven, esta isla, conforma un místico vínculo entre libertad y opresión. Y fue aquí donde me embargó una gran pregunta: ¿por qué tenemos tanto miedo a la libertad? Decía Carlos Alberto Montaner, periodista y consagrado escritor, que lo mejor de escribir es aprender. Y eso es desde mi humilde posición lo que traté de hacer. Buscando entender por qué nuestro sistema tritura sistemáticamente los versos sueltos, anulando la individualidad y ensalzando a la masa. Ya que como brillantemente reflejó el poeta Blas de Otero:

“(…) Siento a España sufrir
Sufrimiento de siglos”

Lo contradictorio es que fue en España donde se acuñó el término liberal con la Constitución de 1812. Y donde mucho antes los más ilustres representantes de la Escuela de Salamanca señalaron los axiomas elementales. Así Juan de Mariana en su libro “Del Rey y la Institución real”, publicado en 1598, defiende el derecho del pueblo de derrocar un gobierno. Cuando sus órdenes se basaran en imponer impuestos sin el consentimiento de sus súbditos, en expropiar la propiedad privada de los mismos o impidiese la reunión a un Parlamento democráticamente elegido. Todo un alegato en favor del bien, la verdad y la justicia.

Después en el “Tratado sobre la moneda de vellón” de 1609 critica las políticas de los monarcas basadas en la devaluación de la moneda como forma de obtener ingresos. Lo cual puede considerarse como los prolegómenos de la teoría de los ciclos económicos auspiciada por Friedrich Hayek, por la que recibió el Premio Nobel de Economía en 1974. La bajada en el valor del contenido del metal en la moneda será proporcional al aumento de la producción, que conducirá indefectiblemente al alza de los precios. Terminando por pagar más el ciudadano por el mismo producto. En definitiva, significa la irrupción de un nuevo impuesto que deberá sufragar el contribuyente.

Concretamente la teoría de los ciclos económicos de Friedrich Hayek, uno de los más sobresalientes miembros de la Escuela Austriaca de Economía, afirma que cuando las entidades financieras, bajan exponencialmente los tipos de interés, en pro de atraer más clientes y obtener más beneficios, dirigidos por las órdenes de los Bancos Centrales, lleva a que los empresarios pidan créditos desmesuradamente, arriesgándose en grado sumo. Ya que la directriz del Banco Central de bajar los tipos de interés e inyectar dinero artificialmente en el sistema, distorsiona la realidad al no provenir la expansión crediticia y fiduciaria del ahorro, sino de la intervención gubernamental, transmitiendo erróneas señales a la sociedad. Todo ello propicia, al aumentar la demanda por el exceso de fluidez monetaria, que suban los precios. Sin embargo, en ese instante se cierra la creación ficticia de dinero y se suben los tipos de interés por el Banco Central para corregir tales desviaciones, arrastrando a los negocios no consolidados a la quiebra por falta de liquidez. Y es entonces cuando sobrevienen los despidos masivos, porque de repente hay más oferta que demanda. Bajan los importes de venta para darle salida a los stocks, retornando los productos a su valor razonable. Encontrándonos ya inevitablemente en una etapa de recesión.

Para resolver el problema que genera esta nefasta acción gubernamental y una vez que irrumpe la previsible crisis, supuestamente para el Banco Central la mejor forma de reactivar la economía otra vez sería bajando los tipos de interés. Sin embargo, en el instante en el que se vislumbre la recuperación se deben volver a elevar nuevamente. Pero en la práctica esto lleva a reiterados ciclos de inflación, recesión y deflación. Porque como ha demostrado la historia la planificación central siempre falla. Hecho que no hubiese acaecido si se hubiese dejado actuar a las fuerzas espontáneas del libre mercado.

Recomiendo igualmente el libro de Edward Griffin, “La Criatura de la Isla de Jekyll”, sobre las nefastas consecuencias de los Bancos Centrales. En este caso la Reserva Federal de Estados Unidos cuyo acuerdo de creación se fragua presuntamente en una reunión secreta en la Isla de Jekyll en Noviembre de 1910, de ahí el título de la obra. Debido a  “Los Acuerdos de Basilea III” de 2009 del G-20, que entraron, en vigor el 31 de Diciembre de 2010, se obliga a las entidades financieras a mantener sólo un 4,5% del dinero depositado, mientras el resto se emplea para préstamos. Al ser esa proporción indicada normativamente tan exigua, cuando sucede una debacle los gobiernos se lanzan a inyectar dinero en las entidades de crédito, para garantizar que los ciudadanos puedan utilizar con normalidad sus fondos. Depósitos que realmente ya no están en los bancos, sino circulando por la comunidad. Y esta inyección proviene finalmente de la impresión de más dinero por parte de los Bancos Centrales. Para Griffin esto provocará el presunto colapso del sistema financiero y la hipotética merma futurible de libertades individuales, así como de la progresiva destrucción de la clase media. En alusión a la supuesta frase pronunciada por Thomas Jefferson: “Si el pueblo americano alguna vez permite a los bancos privados controlar la emisión de moneda, los bancos y las corporaciones que crecerán alrededor de ellos privarán al pueblo de su propiedad hasta que sus hijos despierten sin casa en el continente que sus padres conquistaron.”

Lo sorprendente es que más de tres siglos antes Juan de Mariana ya vislumbrase las deleznables consecuencias de la intervención gubernamental en el mercado. Abogando además por unas cuentas del Estado saneadas y por presupuestos equilibrados.

Por otro lado, Francisco de Vitoria, uno de los miembros más relevantes de la Escuela de Salamanca, será el precursor de los actuales Derechos Humanos. Defendiendo los derechos naturales de los indígenas del Nuevo Mundo, confiriéndoles los mismos que a cualquier otro súbdito español. Reconociendo la legitimidad de los reinos no cristianos y aseverando que las buenas obras nacen con independencia de la religión que uno profese.

También aceptaron los escolásticos el interés en los préstamos. Necesario, si bien debiera ser razonable y moderado, en una sociedad en aquella etapa básicamente mercantilista. En la que el Estado que acababa de irrumpir, promulgaba normas para los mercaderes, quienes requerían de créditos en pro de hacer prosperar sus negocios. Contradiciendo con ello el dogma imperante, en el que la Iglesia calificaba el interés de usura. Condenando a quien incurriera en ello al pecado mortal, a vagar eternamente por el averno.

Unas ideas revolucionarias para la época. Que después emergerían con fuerza en lo que hoy es Estados Unidos, llevadas por los padres peregrinos en base a las teorías protestantes de Calvino. Pero la semilla del liberalismo fue católica y no protestante. Aunque su escasa divulgación se deba esencialmente a que escribían en latín, no conocido por todos. Al contrario que los protestantes, que lo hacían en la lengua vernácula del lugar.

Los teólogos de la Escuela de Salamanca, exponente del Siglo de Oro español, serían los artífices de los postulados liberales de los que mucho después beberían Adam Smith o Locke. Por tanto, las raíces liberales no son anglosajonas, sino netamente españolas.

¿Qué significa ser liberal?, por Ibiza Melián

Conferencia el 19.03.2013 en las I Jornadas Liberales de Fuerteventura

En el 2008, empecé a escribir en un blog sobre liberalismo. Artículos que después serían recopilados en la obra “Una incipiente aproximación al liberalismo”. En ella recogía los fundamentos para mí inherentes a esta corriente filosófica:

-   El objetivo es la búsqueda de la propia felicidad. El ser aquello que quieras y te haga feliz, sin perjudicar a los demás.

-   Toda persona es un fin en sí misma, y no puede ser utilizada en beneficio de la mayoría. Lo que contradice las ideas utilitaristas de Jeremy Bentham.

-   El Estado debe respetar la autonomía de cada persona.

-   Debemos ser juzgados y tratados por lo que hacemos y no por lo que somos. Lo que implica la erradicación de cualquier tipo de discriminación, por raza, sexo, ideología,…. Desterrando del refranero popular, frases con tanto prejuicio como: “de tal palo, tal astilla”. Pues la consideración nos la ganamos con nuestros actos diarios y no por razón de nacimiento. O aquel otro de: “cuando el río suena, agua lleva”. Ya que no se puede sentenciar a nadie por rumores o acusaciones intencionadas. No tomemos ninguna posición sin una exhaustiva meditación previa cuando atañe a terceros. En pro de no tornar en realidad la soflama esgrimida por el mayor y oscuro propagandista de todos los tiempos, el ministro nazi Joseph Gobbels que afirmaba: “Miente, miente, miente que algo quedará, mientras más grande sea una mentira más gente la creerá.” Parafraseando al líder comunista, Lenin.

En definitiva, la Libertad es un concepto muy amplio, con diversas vertientes: política, social, la económica es una mera consecuencia. Tienes que ser libre para decidir lo que quieras en todos los ámbitos de tu esfera personal, sin menoscabar los derechos de los demás. Pero lo que seas lo decides tú, da igual: emprendedor, artista, médico, cocinero, trabajador social,…El liberalismo no indica que es mejor o peor, sino que afirma que tú eres el dueño de tu destino. Libre para escoger y volver a replanteártelo todo si eso no te satisface, sin injerencias externas en el plan de vida que te hayas prefijado. Pues el fin es la búsqueda de tu propia felicidad.

Pero es realmente difícil aceptar que tú eres el dueño de tu destino, para lo bueno y malo. Primero no tendríamos a quien echarle la culpa para justificar nuestros errores. Errores que nos permiten aprender y avanzar. Y segundo, perseguir la libertad conlleva esfuerzo y constancia para conquistarla cada día. Responsabilidad, para exigir respeto del mismo modo tanto para tu propia libertad como para la de los demás. Compartas o no sus creencias u opiniones. Sin imposiciones de planes de vida ajenos. Porque como aseveró Goethe: “sólo es digno de libertad quien sabe conquistarla cada día”.

Resultando simplemente más cómodo no cuestionar nada y dejarse llevar. Mas al final de nuestro camino a quien único tendremos que rendirle cuentas es a nuestro yo interior y pienso que el bien más preciado es ser coherente con uno mismo. Lograr la convicción de que somos seres únicos y nos merecemos vivir desplegando al máximo nuestra potencialidad. Vivir con esperanza e ilusión en que todo lo podemos cambiar, para rozar la anhelada felicidad.

Porque citando nuevamente palabras de Goethe: “Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo.” Famoso escritor y uno de los fundadores del romanticismo. Autor del mítico “Fausto”, quien vendiera su alma al diablo, para finalmente ser rescatado por los hados celestiales anunciando: “a quien siempre se esfuerza con trabajo podemos rescatar y redimir”.

Pero hay que tener presente que el liberalismo es una corriente filosófica y no una doctrina. Es por ello, que partiendo de los anteriores fundamentos, pueden variar en otras cuestiones. Para todos el Estado se erige sobre un imaginario contrato. Con anterioridad hipotéticamente vivíamos en un estado de naturaleza donde nadie respetaba los derechos del otro, para garantizarlos los individuos deciden organizarse y otorgarle competencias al Estado para que vele por sus derechos. La diferencia está en cuáles deben ser esas competencias del Estado. Cabe destacar el libertarianismo de Robert Nozick y el liberalismo igualitario de Jhon Rawls.

Según Nozick, se trata de un estado mínimo, que no anarquía, la cual nos retornaría al estado de naturaleza originario. En esta nueva sociedad organizada el Estado tendría la misión de garantizar que se cumplan los derechos de cada cual, preservando la seguridad. Pero cada persona, como fin en sí misma, es dueña de lo que produzca. Sustrayéndole una parte de los frutos de su trabajo, obtenidos legítimamente, de manera coactiva, violaríamos sus derechos, convirtiéndolo en un esclavo. Debiendo surgir así la ayuda a los más necesitados de manera voluntaria.

Jhon Rawls parte igualmente de la teoría contractualista y estima que el individuo es un fin en sí mismo y que no se puede utilizar como medio para alcanzar ningún objetivo superior. Pero defiende que es admisible cierta redistribución de la riqueza, es decir, admite que el Estado pueda recaudar unos mínimos impuestos. Siempre que sea para garantizar la igualdad de oportunidades a los más desprotegidos. Con el fin de que todos partamos desde un mismo punto de salida. Sin embargo, cabe que la brecha entre unos y otros se agrande en base a sus actitudes y aptitudes, pero esto carece de importancia si se aseguran unos mínimos.

Otra línea liberal es la “Teoría de la Elección Pública” de James Buchanan, Premio Nobel de Economía en 1986, que aboga por limitar los gastos del Estado constitucionalmente. Ya que por lógica cada departamento gubernamental intentará aumentar sus dispendios en pro de justificar su existencia, y no necesariamente en pro del bien común.

A comienzos del 2010 abro mi blog personal: ibizamelian.com, dedicado a la difusión de las ideas liberales. Editando: “La relación de Sorolla con los liberales de su época”. Que nació con la idea del madrileño Eduardo Valero, de homenajear la exposición de Sorolla en el Museo del Prado, que arrancó el 26 de Mayo de 2009. Desde diferentes blogs decidimos abordar la obra del autor a través de dispares perspectivas. Mi misión fue descubrir que el celebérrimo pintor de la luz retrató a las más importantes figuras liberales del momento.

Un genio al que le tocó coexistir en la España del siglo XIX y XX. Influenciado por el pensamiento krausista de su amigo Francisco Giner de los Ríos, alma de la mítica Institución Libre de Enseñanza. Lo que queda patente en las célebres pinturas de “Visiones de España”. Participó también en la Junta para la Ampliación de Estudios, creada en 1907 y disuelta al instaurarse el régimen franquista. Organismo suscitado igualmente por el influjo de Giner y su idea de sacar a nuestro país del retraso en el que estaba sumido, a través del conocimiento, la apertura hacia Europa y la libertad. Empleando en “Visiones de España” una de las señas que para los institucionistas caracterizaban a nuestra nación: El pueblo. Considerado por este movimiento como los verdaderos protagonistas de nuestra historia. Los ciudadanos anónimos que trabajan duramente jornada tras jornada. Calificada por Unamuno como la “intrahistoria”.

Entre los autores liberales retratados por Sorolla se encontraba Salvador de Madariaga, abanderado del movimiento pro europeo. Ilustre gallego que se definía así: “Por mis raíces soy celta, por mis orígenes español y por mi vocación europeo”.  Su sueño era transformar  el viejo continente en “Los Estados Unidos de Europa”. Plantando su semilla en 1949, al inaugurar el “Colegio de Europa”. Institución dedicada al estudio de temas europeos. Por sus aulas han pasado numerosos diplomáticos, políticos y funcionarios de la Unión.

El Premio Nobel de Literatura en 1904, José Echegaray y Eizaguirre, fue también inmortalizado por el pincel de Joaquín Sorolla. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, matemático, político y dramaturgo español. Está considerado el más grande matemático nacional del siglo XIX. Como Ministro de Fomento realizó la Ley de Bases de Ferrocarril. Vinculado a la Institución Libre de Enseñanza. Su proyección en aquel momento fue tal que incluso en Canarias una calle del barrio de San Antonio, sito en el municipio de Telde, Gran Canaria, cuyas primeras edificaciones datan de dicho periodo, lleva su nombre. Y no erraríamos en imaginar que igualmente habrá más en la geografía peninsular.

El famoso lienzo de Benito Pérez Galdós, imagen enormemente familiar para los españoles, ya que durante muchos años estuvo impresa en los antiguos billetes de mil pesetas. Obra que es propiedad del Cabildo de Gran Canaria, quien la adquirió en 1973, tras comprarla a los nietos del simpar novelista. Y que habitualmente se encuentra colgado de las paredes de la Casa-Museo Pérez Galdós en la capital de la isla. Sin duda el máximo exponente de la genialidad de todos los tiempos serán sus “Episodios Nacionales”, que arrancan con la guerra romántica por excelencia, la de la Independencia. Su hechizo por España lo llevará a adentrarse en la política activa, inicialmente como diputado de la mano del partido liberal de Sagasta.

Sus mágicos pinceles también plasmaron la brillantez de otros dos de nuestros más comprometidos liberales: José Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala. Testigo, este último, del ataque de hemiplejía sufrido por Sorolla en 1920. Hecho por el cual quedó incapacitado para volver a pintar y que lo consumiría lentamente hasta su muerte, el 10 de Agosto de 1923.

Finalmente en el 2011 publiqué, “Historias de un Pueblo”. Novela política de corte liberal que nació con el objetivo de dar respuesta a una pregunta: ¿por qué nuestra situación democrática vigente se ha desvirtuado considerablemente? Una reflexión que me llevó,  de la mano de las vicisitudes de unos personajes, acaecidas en un hipotético pueblo español, Matahambre, a abordar los principales problemas que corroen los cimientos de nuestro Estado y que comienzan por el primer escalón, los Ayuntamientos.

Una novela de corte político donde cobra especial relevancia aquel famoso lema de la Restauración: “para los enemigos la ley, para los amigos el favor”, y su máximo representante, el cacique. Incidencias que en otras latitudes (Estados Unidos, Australia, Noruega o Irlanda) ya se han solventado modificando la figura del strong-mayor, utilizada en España, por la del city-manager, con lo que han logrado prácticamente erradicar el clientelismo político y la picaresca de ciertos administradores.

Pero para interpretar nuestro presente, hemos de conocer nítidamente nuestra historia. Es por ello que en “Historias de un pueblo”, se narran los dispares episodios de nuestro pasado constitucional, lo que explica en cierta medida la deriva hacia el panorama actual. Arrancando con la irrupción de los partidos políticos de notables o de cuadros, que darán lugar a los de masas y culminarán en los calificados como “atrapa-todo”. Partiendo de la Constitución de 1812; pasando por la de 1869, el proyecto de Constitución federal que no se llegó a promulgar de la Primera República; la de 1876; la Constitución de 1931 de la Segunda República y la actual de 1978.

Finalmente me hago eco de una comparación, a mi modo de ver sorprendente, sobre la gran similitud existente entre el convulso y denostado largo periodo de la Restauración, de 1874 a 1931, y la etapa democrática actual. Iniciándose ésta última con la promulgación de la Constitución de 1978 y nuevamente con la subida al trono de los Borbones.

Y me pregunto si los elementos de la primera restauración son nuevamente reproducidos en la etapa actual. Males esgrimidos magistralmente en 1901 por Joaquín Costa en su obra: “Oligarquía y caciquismo como forma de gobierno en España” donde decía: “(…) Cada región y cada provincia se hallaba dominada por un particular irresponsable diputado o no, vulgarmente apodado en esta relación cacique, sin cuya voluntad o beneplácito no se movía una hoja de papel, no se despachaba un expediente, (…), ni se acometía una obra (…) No había que preguntar si tenías razón, (…) para saber como se fallaría (…) el expediente: había que preguntar si le era indiferente al cacique, y por tanto se mantenía neutral, o si estaba con vosotros o contra vosotros. (…) Se extraviaban los expedientes (…) que él quería que se extraviasen; (…) se imponían multas si era su voluntad que se impusieran (….); las carreteras iban no por donde las trazaban los ingenieros, sino por donde caían sus fincas (…); era diputado, alcalde o regidor a quién él designaba o recibía para instrumento de sus vanidades, de sus medros o de sus venganzas (…). Tenía demarcado por los jerarcas supremos su feudo, el cual abarcaba ora una región, ora una provincia, o bien uno o más distritos dentro de ella. (…)

(…) Todo aquel estado de corrupción y de servidumbre, (…) que acabo borrosamente de bosquejar, subsiste íntegro (…) años después, salvo haberse agravado con la hipocresía de la soberanía nacional y el sufragio universal, escarnio e inri de la España crucificada. Lo mismo que entonces, la nación sigue viviendo (….) a los pies del cacique, a cambio de los votos necesarios para fabricar las mayorías parlamentarias en que los pocos centenares de políticos tienen que ampararse para dominar el país. (…) El español vive a merced del acaso, pendiente de la arbitrariedad de una minoría corrompida y corruptora, sin honor,(…) humanidad, infinitamente peor que en los peores tiempos de la Roma pagana. En Europa desapareció hace ya mucho tiempo: si algún rastro queda aquí o allá, es un mero accidente. En España no: forma un vasto sistema de gobierno, organizado (…) por regiones, por provincias, por cantones y municipios, con sus turnos y sus jerarquías, sin que los llamados Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, Alcaldías, (…), Ministerios, sean más que una sombra y como proyección exterior del verdadero Gobierno, que es ese otro subterráneo, instrumento y resultante suya, y no digo que también su editor responsable, porque de las fechorías criminales de unos y de otros no responde nadie. Es como la superposición de dos Estados, uno legal, otro consuetudinario: máquina perfecta el primero, regimentada por leyes admirables, pero que no funciona; dinamismo anárquico el segundo, en que libertad y justicia son privilegio de los malos, donde el hombre recto, como no claudique y se manche, sucumbe. (…)”

En “Historias de un pueblo” instaba a ejecutar cuanto antes la proclama de Antonio Maura. Destacado político regeneracionista de la Restauración. Iniciativa que denominó “La Revolución desde arriba” y donde amargamente manifestaba: “(…) más que nunca es ahora necesario restablecer aquella ya casi olvidada, de tiempo que ha que fue perdida, confianza entre gobernantes y gobernados; y ya no hay más que un camino, que es la revolución (…) desde el Gobierno (…). Nunca habría sido fácil la revolución desde el Gobierno, nunca habría sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada día que pasa, (…), es mucho más escabrosa, mucho más difícil, y el éxito feliz mucho más incierto; y no está lejano el día en que ya no quede ni ese remedio (…)”.

En resumen “Historias de un pueblo” es una guía por los intentos de instaurar la libertad en España a lo largo de nuestra reciente historia.

¿Qué significa ser liberal?, por Ibiza Melián

De izq. a dcha. José Hernández, ponente; Israel, Coordinador Insular de Fuerteventura del P-Lib; Ibiza Melián, ponente

Actualmente estoy trabajando en una nueva novela de corte liberal: “La Hermandad de Doña Blanca”. Que trata de rastrear las raíces del problema desde el sustrato más ancestral. Fiel reflejo del axioma de José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo a mí mismo.” Estimando entre otros puntos, el cambio del sistema electoral, hacia elecciones uninominales por circunscripción electoral. Abandonando el vigente de lista cerradas o bloqueadas.

Si estáis interesados en conocer un poco más de mi visión liberal, podéis acceder gratuitamente a estas obras comentadas y otras editadas desde mi blog personal. Corriente liberal que no hay que confundir con la derecha, denominada así porque los representantes del Antiguo Régimen se sentaban a la derecha de la asamblea durante la Revolución Francesa, en tanto los liberales se ubicaban a la izquierda. Desplazándonos posteriormente con la irrupción del socialismo a un centro frío y difuso. Como muy bien lo definió Murray N. Rothbard en el libro: “Hacia una nueva Libertad. El Manifiesto Libertario”, publicado en 1973.

Y termino dando las gracias nuevamente a Israel por permitirnos debatir sobre las ideas liberales. Lanzando un mensaje para aquellos que piensan que no tienen cabida en una sociedad férreamente intervenida. Siguiendo la estela de las palabras pronunciadas por Adolfo Suárez en las Cortes, el 9 de Junio de 1976, parafraseando al celebérrimo poeta Antonio Machado:

“Está el hoy abierto al mañana.
Mañana, al infinito.
Liberales de España: ni el pasado ha muerto
ni está el mañana,
   ni el ayer escrito.”

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