Revista Educación

¿qué tienen que hacer los chicos en la escuela?

Por Jesuszamorabonilla

De otro comentario mío en la página del Manifiesto de Maestros y Profesores.Antes que abordar la cuestión de la disciplina, es imprescindible reflexionar sobre los currículos. Tres cuartas partes de lo que contienen los currículos oficiales es absolutamente inútil (si aprendido bien; si aprendido malamente, como lo es por la mayoría de los que titulan en la ESO, p.ej., entonces será una proporción mayor), así que tampoco es de extrañar que los chicos (que ven a su alrededor cosas mucho más interesantes que las que les cuentan sus profesores, y que no perciben en la sociedad de fuera del aula que se imponga mucha disciplina) reaccionen de mala gana ante la perspectiva de pasarse toda la mañana, cinco días a la semana, escuchando cosas que no les interesan en absoluto.
¿Cómo reaccionaría un profesor normal, si se le condenara a pasar los próximos doce años de su vida asistiendo todos los días siete horas a cursillos del CEP -o similar-? Yo, al menos, supongo que sería bastante rebelde, y pondría más interés en ligar con las compañeras que en las chorradas que me cuenta el liberado de turno.
Así que hay que empezar por hacer
UNA REFLEXIÓN SERIA acerca de PARA QUÉ, EXACTAMENTE, queremos que estén los chavales de ocho y media de la mañana a cinco de la tarde (o el horario que toque). Y no hay que pensarlo, por supuesto, en función de cuáles son las asignaturas de las que tenemos profesores ahora, sino exclusivamente en función de qué es lo que interesa a los ciudadanos.
Si asumimos que una gran parte de ese horario infernal está justificado básicamente por el hecho de que los padres no tienen dónde dejar a los niños mientras ellos trabajan, tal vez resulte que sólo harían falta tres o cuatro horas al día de “estudio” (y estudiando cosas realmente importantes), y el resto se podían dedicar a actividades más “lúdicas”, y que fueran formativas en un sentido
no académico, sino social, cívico, artístico, físico, emocional, etc.
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