¿Queréis que os haga creer que estoy enamorada?

¿Queréis que os haga creer que estoy enamorada?

¿Queréis que os haga creer que estoy enamorada?

Todos soñáis (¿soñamos?) con ver a la gente babeando de amor en una esquina, con mariposas enjauladas en el estómago, porque sólo se es feliz cuando se está enamorado o te conceden una hipoteca. Hablo de esta felicidad radiante, no de la que se consume con cerillas.

Queremos (¿me incluyo? ¿Me incluís?) una pasión desmedida, sudada y a todas horas, pero que sea bonita y limpia para enseñar a las visitas.

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¿Quieres que te haga creer que estoy enamorada?

Te puedo decir que sin ti soy como una televisión encendida y sin sonido, muda, en un bar vacío, en el que todas las luces se han apagado, de donde todos los camareros se han ido.

Yo sin ti soy esa luz parpadeante que las demás parejas felices ven desde la calle cuando se asoman al interior del bar fantasma, cerrado, dormido hasta el día siguiente, pero cuyo interior sigue latiendo solo. Solo late. Solo. Sin ti, es un movimiento sin sentido. Sin ti, soy como café instantáneo, el que te tomas cada mañana sin especial cariño pero sin desagrado. Sin ti soy un segundo plano.

¿Quieres que te haga creer que estoy enamorada?

Es fácil, tengo versos. Ésa es la primera batalla ganada. Porque todos deseáis que el mundo viva en coordenadas muy claras. Porque el café instantáneo no, no me alimenta nada. Porque juntos, amor para dos, pisaremos charcos y los calcetines no se empapan.

¿Quiere que te haga creer? ¿Quieres creer que estoy enamorada?

Finge que todo lo que he dicho antes es verdad, ponle una cara. Y cuando deje de escribir estas cosas, entonces sabrás que es verdad, que las mariposas han entrado en mi jaula.