Revista Cultura y Ocio

¿quien fue realmente el cid? ¿cristiano cruzado contra los musulmanes o guerrero aventurero y oportunista. breve reseña a " el cid. historia y mito de un señor de la guerra"

Por Historiayromaantigua
Escrito por Federico Romero Díaz.
El Cid, apodo de Don Rodrigo Díaz de Vivar, es una de las figuras de nuestra historia más ensalzadas y conocidas a nivel popular y desde antiguo en el imaginario popular en España. Son numerosos los libros, películas( todos tenemos presente la protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren), artículos, tesis doctorales, podcast, etc que sobre el personaje se han realizado.
La cuestión es saber si esa imagen que nos ha sido trasmitida hasta la saciedad responde a la realidad o más bien al mito ¿ Estamos frente a un auténtico héroe de la cristiandad contra el Islám, ante un cruzado, o ante un poderoso señor de la guerra capaz de labrarse con la fuerza de sus armas y, junto a su mesnada, un futuro brillante que le llevó a adueñarse del Reino de Valencia?

Charlton Heston en el personaje del Cid, dirigido por Anthony Mann


Es a esa pregunta a la que responde con rigor histórico, pero sin perder capacidad narrativa al hacerlo. David Porrinas, profesor de la Universidad de Extremadura, experto en la guerra en la Edad Media. El autor prescindiendo de todo el adorno mítico del que se ha ido dotando al personaje va construyendo un pormenorizado relato biográfico de su trayectoria desde su infancia hasta su fallecimiento. Gracias a esa labor vamos descubriendo a Rodrigo,  conocemos curiosos detalles de su infancia, por ejemplo que es muy posible que fuera de una especie de rehén en la corte que garantizaba el buen comportamiento político y militar de su poderosa familia. En esa corte intima con el joven Sancho, que siendo el rey Sancho IV le convertirá en su persona de confianza, en su mano derecha. Conoceremos que su formación militar y cultural fue similar a la de cualquier noble castellano-leonés, pero que pronto destacó por su capacidad militar tanto en el combate individual como en capacidad estratégica para ganar batallas en las que a priori lo tenía todo en contra. Es de gran interés conocer en profundidad su enfrentamiento con Alfonso VI, su señor natural y el rey más poderoso de la Península Ibérica en esa fase de la historia. Al parecer sus intereses en determinadas ocasiones resultaron contrapuestos, y nuestro protagonista, al igual que muchos nobles de la época decidió actuar en su propio beneficio de una manera autónoma. Eso le costó dos destierros, la expropiación de sus propiedades en Castilla y León, incluso el encarcelamiento temporal de su esposa e hijas. No obstante esos destierros junto a alguna misión diplomática que se le asignó en tierras musulmanas le permitieron ser un excelente conocedor del pequeño universo de los reinos musulmanes de taifas a alguno de los cuales sirvió como mercenario junto a los guerreros de sus mesnada, producto de la mezcla de cristianos y musulmanes. Es curioso como en cuanto comienza a ser "señor de moros" en las tierras valencianas este conocimiento del mundo musulmán le resulta treméndamente útil, tratando a sus nuevos vasallos de la misma manera que un noble musulmán, manteniendo sus impuestos, a sus jueces musulmanes que aplican leyes islámicas, sus costumbres, moneda, etc. Parece la mejor manera de no cambiar nada para que todo cambie.
Su mundo es mestizo, de frontera. es un ambiente en conflicto continuo en el que luchan cristianos contra musulmanes y musulmanes contra otros musulmanes y cristianos contra otros cristianos. El propio Rodrigo se enfrenta en diversas ocasiones a las tropas de Aragón o a las del Conde de Barcelona defendiendo sus propios intereses o luchando por los reyes musulmanes como el de Zaragoza que le pagan y honran con su confianza. Es en ese difícil ambiente en el que nuestro protagonista se forja fama de invencible, de gran guerrero, de persona con la que es mejor no tener problemas. Usando su astucia, siendo oportunista, luchando contra cristianos unas veces y contra musulmanes otra se irá haciendo más y más poderoso, estableciéndose en tierras valencianas el centro de su poder, cercando poco a poco a una ciudad  la que acabará sometiendo por hambre. Es curioso porque como guerrero, como estratega y como político usa la misma táctica para conquistar la rica ciudad de Valencia que usó su rey, Alfonso VI para  conquistar Toledo en el 1085.

Tropas cristianas acuden a enfrentarse a las tropas almorávides para defender Valencia. Escena del Cid (1961)


En conclusión el hombre que descubrimos en en la obra de David Porrinas " El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra" no es un héroe cristiano y cruzado, es un a persona pragmática, practica, que se mueve como pez en el agua en el turbulento y violento mundo de frontera con el afán de conseguir su propio beneficio, no el de defender el cristianismo. Sus victorias en el campo de batalla y su valentía en la lucha le dieron una fama en su tiempo que le valió convertirse en mito tras su muerte y en trascender, casi mil años después, a nuestro presente.
Si queréis conocer de verdad a Rodrigo Díaz de Vivar es imprescindible la lectura del "El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra".

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