Revista Comunicación

¿Quieres ser contratado y trabajar?

Por Jorgeluis

llegó, llegó por simenon.

Foto de portada: simenon

Twitter, Chat,  Facebook, SMS, Celulares, Internet, Emails, Hi5, MySpace, Iphone… Todos son parte de un fenómeno que comenzó a la par con esa amigable irrupción de las computadoras personales en nuestra vida diaria. Y debemos agradecer que así sea, porque aceleró la transmisión de información, acortó distancias entre personas y puso el conocimiento al alcance de nuestras manos, tan cerca como la computadora más cercana.

Pero al mismo tiempo que eso fue sucediendo, una generación que nació junto con la computadora personal empezó a crecer y a hacerse mayor, desarrollando una fascinante facilidad para usarla de mil maneras creativas.

En paralelo, las empresas empezaron a usar la tecnología para generar ventajas competitivas empleando computadoras para diseñar y manejar la producción y para comunicarse a velocidades vertiginosas para promover y vender sus productos. Pronto, todas las empresas de un Mundo que se hace cada vez más pequeño, se computarizaron.

También en paralelo, un fenómeno de divergencia entre los jóvenes y las empresas estaba sucediendo casi sin ser advertido: Los mayores, dueños y empleados de esas empresas, miraban a esas cada vez más poderosas y rápidas plataformas tecnológicas como herramientas para hacer crecer sus negocios y llevar más bienestar a sus familias, mientras sus hijos las integraban, convertían y sentían como parte de sus vidas.

Y esa generación tan tecnológicamente adaptada llegó a la edad de buscar empleo, pero sólo algunos de sus integrantes lograron encontrarlo rápidamente. Estaban sorprendidos y no entendían que pasaba.

Lo que sucedía es que esta generación estaba usando sus destrezas y habilidades tecnológicas y sus usos y costumbres adquiridos en años de “chatear”, “bloguear” y “navegar”, para tratar de comunicarse e interactuar con un mundo de negocios regido por los usos y costumbres establecidos y fortalecidos a través de las décadas por generaciones anteriores a la suya  y, si bien fácilmente establecía contacto, no lograba comunicarse y hacerse entender. ¿Cuál era (y es) la raíz del problema? Muy sencillo: el uso del idioma.

La velocidad con que esta generación requería usar las plataformas tecnológicas para comunicarse con sus amigos y conocidos por el medio electrónico, le llevó a crear y usar una especie muy particular de taquigrafía que no se preocupa de las reglas de ortografía y gramática y en la que sólo prima la rapidez, el mínimo uso de caracteres y, para proteger de alguna forma su identidad, los seudónimos.

Para aclarar la idea, unos cuantos ejemplos de frases recogidas de un chat, tal como fueron escritas:

“Alguien q kiera o intereze?”

“me ciento triste porq”

“pero kien esta estornudando x aki”

“si pero veo ke aki ay gente”

“denante spasaron dos”

“tu dises”

“nu aY NaDIE”

“wenas con todos”

¿Qué tienen en común todos estos ejemplos? Faltas de ortografía y gramática y escritura básicamente fonética, es decir que las palabras son escritas tal como suenan.

Pero si uno escribe con cierta frecuencia de esta manera al usar una computadora, inevitablemente ocurren dos fenómenos: el primero es que se acostumbra a escribir así y el segundo es que tiende a pensar que esta escritura es correcta, y estos dos fenómenos pueden llevarlo a creer, erróneamente, que todos aquellos que lo lean, lo entenderán y aceptarán. En pocas palabras, ¿para qué voy a preocuparme de observar y cumplir reglas ortográficas y gramaticales si igual me entienden?

Hasta ahí, todo parece tener lógica y esta lógica parece ser sustentada por la realidad del día a día. Pero cuando este estilo de uso del lenguaje es empleado para contactar al mundo de negocios, toda esa lógica se viene al suelo. Veamos por qué es así. Toda comunicación requiere de un emisor, un receptor, un medio y un mensaje. Si uno de ellos falla, no hay comunicación.

Miremos algunos ejemplos

Si esperas una llamada muy importante y nunca te llaman, no hubo comunicación. Si hablas y no hay nadie que te escuche, no te has comunicado.

Si recibes una llamada en un idioma que no entiendes, no hay comunicación. Si escribes un mail que la persona que lo recibe no lo entiende o tiene dificultad en leerlo, mejor no hubieses escrito el mail porque sólo has perdido tu tiempo.

Si haces una pregunta en un blog que la persona que se supone que te debe responder no logra entender, has malgastado tu tiempo, lo cual ya es malo, y además has hecho malgastar el suyo a la otra persona, lo cual difícilmente lo animará a siquiera mirar tu próxima pregunta y, mucho menos, a responderla.

El mundo de negocios tiene sus códigos muy claros y reglas muy transparentes, que se han forjado por los usos y costumbres establecidos y fortalecidos a través de los años. Uno de los más importantes es que se busca trabajar y hacer negocios con gente seria y profesional. “Seria” no se refiere a que no tenga buen humor sino a que sus acciones y su proceder sean correctos. “Profesional” no se refiere a que haya estudiado o ejerza alguna profesión, sino a que haga todo lo que hace con sólida capacidad y aplicación.

Otro es que en el mundo de los negocios toda persona es constantemente observada y medida por las acciones que realiza, de tal manera que su reputación e imagen se van construyendo (o destruyendo) desde su primera acción y las personas rechazan trabajar con personas con mala reputación o con imagen defectuosa.

Regresemos al idioma y la búsqueda de trabajo. Las personas interactuamos con las personas mediante el idioma. Buscamos y encontramos trabajo usando nuestro idioma. Agregamos valor en nuestro empleo, trabajando en interacción y equipo con otras personas y, para hacerlo, requerimos el uso del idioma.

Cuando buscamos empleo, lo hacemos en el mundo de los negocios y desde el primer contacto con este mundo vamos construyendo (o destruyendo), nuestra imagen y reputación.

La frase “ola, deceo un travajo onde pueda egerser mi profecion y x eso le mando mi curriculo pa q vea porq soi el mejor” escrita en la carta (o mail) de presentación del curriculum de un postulante a una posición, tiene el efecto devastador de dañar su imagen de manera quizás irreparable ante los funcionarios que la lean y de anular sus posibilidades de ser entrevistado y, mucho menos, contratado para la posición. Y por múltiples razones.

- La primera razón es que la frase comunica que esa persona no es profesional en lo que hace y que, de repente, es muy poco serio en lo que acomete. En el instante de escribir la carta, el trabajo de esa persona es redactar un documento en idioma correcto que lo presente como un profesional serio y capaz de agregar valor en la empresa desde la posición a la que postula, pero la frase grita justamente lo contrario.

- La segunda razón es que la frase comunica que esta persona no se preocupa por tener precisión en el trabajo que hace, por lo que el trabajo que pudiera hacer en la posición a la que postula podría no ser de la calidad profesional que toda empresa desea y requiere para todas y cada una de sus posiciones.

- La tercera razón es que muestra descuido y flojera. ¿Acaso no hay correctores ortográficos y gramaticales en los programas de procesamiento de texto y en los de mail que sólo toman algunos segundos para usar?

- La cuarta razón es que, aparte de las fallas de empleo del idioma, la redacción deja mucho que desear en un documento que está siendo usado para acercarse a un mundo de negocios globalizado en que la formalidad es la regla y la informalidad, la excepción.

¿Quieres empleo? ¡Usa correctamente el idioma para obtenerlo! Cuida que cada palabra esté correctamente escrita.

Preocúpate de darle a cada palabra que escribas su significado correcto, (si no estás seguro, consulta el diccionario en http://buscon.rae.es/draeI/ ).

Usa con precisión y correctamente cada punto, coma, signos de admiración e interrogación y revisa las reglas de gramática y ortografía, (si no las recuerdas, visita la página http://www.elcastellano.org/gramatic.html).

Acentúa aquellas palabras que deben llevar acento y ponlo en la vocal donde deben llevarlo.

Tu idioma es tu imagen. Cada vez que escribes algo en público, y como sabemos la Internet es absolutamente pública, estás exponiendo tu imagen y reputación profesional y personal.

Protege tu imagen usando bien tu idioma. Construye tu reputación usando el idioma en tu propio beneficio y no en tu detrimento. Tu carrera y tu bienestar futuro dependen de tu uso correcto del idioma.


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