Creo que más de una madre me comprende al decir estas palabras. Recuerdo haber leído más de un post así y nunca me imagine lo que significaba.
Pero así es. Quiero descansar contigo, y de ti, hijo mío. No quiero dedicarme a mí, exactamente. Quiero que durmamos juntos una siesta y ser yo quien decida cuándo la empezamos y la terminamos. Quiero ser yo quien marque a veces el ritmo de nuestro descanso sin tener que prescindir de ti, hijo mío.
Y no me puedo quejar porque dejas dormir, al menos a todo el mundo menos a mí. Que soy, con bastante gusto, la esclava de tus deseos. Por mucho que diga, me despierto con ganas de verte, pero las ojeras pesan.