Revista Economía

Quiero la independencia.

Publicado el 01 mayo 2017 por Torrens

Con fechas 2 de Marzo del 2013 y 3 de Agosto de 2016 publiqué sendas notas con un título parecido a este, en la primera quería ser independiente de la larga lista de catastróficas barbaridades de las desastrosas Administración Pública y Oligarquía hispanas y en la segunda me basaba principalmente en el evidente odio irracional que sienten demasiados españoles por todo lo catalán, y me preguntaba que hacemos los catalanes en este país que nos considera una colonia y donde no encajamos ni a martillazos.

Aparte el mero hecho que dar caña a los catalanes es uno de los métodos más seguros, y probablemente el más seguro, para aumentar los votantes de un partido en España por más corrupto que sea, y por más que mienta, engañe, suba los impuestos y recorte beneficios sociales, continuamente aparecen muestras de la tremenda catalanofobia hispana, que con el independentismo ha aumentado, pero que siempre ha estado ahí.
El país Vasco disfruta del concierto económico entre cuyas normas y condiciones hay una que pocos españoles conocen: el cupo vasco.
El cupo vasco pretende ser una cifra que cada año debe pagar el gobierno vasco al central para cubrir el coste de las funciones que no pueden ser transferidas: ejército, relaciones exteriores, infraestructuras etc., algo así como la contribución vasca a los gastos e inversiones generales del Estado, que además el Estatuto deja pero que clarísimo que el cupo vasco debe limitarse a dichos gastos generales sin aportar ni un solo céntimo a la financiación del déficit fiscal de otras CCAA.
En el Estatuto de Guernica se establecían los criterios para calcular dicho cupo, pero los propios vascos reconocen que se optó por unos criterios muy generosos. Entre otros Mikel Buesa, catedrático de economía, nacido nada menos que en la propia Guernica, mantiene que el cupo vasco queda corto en poco más de 2.000 millones por encima de los aproximadamente 1.500 millones que ronda el cálculo anual según los criterios establecidos en el Estatuto.
Pero además, como los vascos, sobre todo el PNV, no son insolidarios como los catalanes, en varias legislaturas en que el gobierno ha precisado de su apoyo para la aprobación de los presupuestos lo han hecho a cambio de reducir el cupo todavía más hasta situarlo en ocasiones en una cifra cercana a los 1.000 millones aunque los vascos del PNV han llegado a exigir pagar solo 700 millones.
Rajoy, el corrupto, está a punto de aprobar los presupuestos con la ayuda del PNV, y ya se ha apresurado a decir que no va a haber concesiones refiriéndose, sin mencionarlo por supuesto, al cupo vasco, pero lo normal es que ocurra lo de siempre: que, con la excepción del no a todo a Catalunya, cuando Rajoy dice algo acaba haciendo u ocurriendo exactamente lo contrario.
La principal consecuencia del criterio de cálculo y el mercadeo del cupo vasco es un inmenso y único privilegio: el País vasco obtiene un superávit fiscal bastante más elevado que el que obtendría si fuese totalmente independiente y tuviese que hacer frente a sus propios gastos e inversiones generales, o para ponerlo en otros términos: las CCAA con superávit fiscal, una de las CCAA que financiamos es el País Vasco para que pueda disfrutar de un saldo fiscal superior a cualquier país independiente como todos los de la U.E., por poner un ejemplo.
Quizás alguien se está preguntando que tiene que ver la catalanofobia con el cupo vasco, Pues aparte la tremenda diferencia entre el Estatuto vasco y el catalán y que cuando los catalanes planteamos un estatuto mejorado pero que no era ni de lejos comparable al vasco, los aznares, rajoys y compañía se lo cargaron a pesar que ningún terrorista catalán había asesinado a casi un millar de españoles, en una gran demostración de las que en mi opinión son las principales características de España y la mayoría de sus habitantes: la incongruencia, la hipocresía y la estupidez que se plasma en el odio a Catalunya. Es evidente que el cupo vasco y lo que supone es desconocido por la gran mayoría de españoles porque no conviene que se sepa, ahora imaginaros por un momento que alguien propusiese conceder el mismo concierto vasco, cupo incluido, a Catalunya. El lio sería de tan colosales dimensiones que miles de artículos denunciando los privilegios catalanes con todo lujo de detalles, por supuesto exagerados y poniéndole mucha imaginación, llegarían incluso hasta Nueva Zelanda porque no pueden llegar más lejos, y que yo sepa no hay razón mínimamente lógica para que esto sea así, Cataluña no alberga ninguna organización terrorista que ha asesinado a cerca de 1.000 españoles y si algo está claro es que con un concierto económico ni la mitad de beneficioso que el vasco y repartiendo de manera pactada parte de nuestro superávit fiscal a otras CCAA deficitarias, añadido al respeto a nuestra cultura e idioma, el problema catalán no se habría ni iniciado. Entonces ¿Por qué ese claro odio hispano a todo lo catalán?.
Por si alguien duda y cree que estoy diciendo barbaridades voy a poner un ejemplo en que las tres características, en grado sumo, son evidentes.
Gusana Díaz es presidenta de Andalucía, una de las CCAA que sería más favorecida por el Corredor Mediterráneo porque es el mayor vergel de Europa y uno de los mayores y más importantes exportadores agrícolas de calidad de todo el continente. Bien pues recientemente no solo se ha posicionado a favor del corredor Central sino también contra el Mediterráneo. Asociada con el presidente aragonés Lamban, pretenden que el corredor Mediterráneo se construya solo de manera limitada para que la mayor parte del tráfico deba circular por el corredor Central. Las razones que aducen no las repito porque son una montaña de estupideces. Han llegado incluso a plantear una declaración en favor de su propuesta en el Senado que fue rechazada con una especial reacción en contra de ERC y Compromis, lo que provocó un considerable enfado de la Gusana que califico a ambos de tontos útiles de la derecha, y tanto Mónica Oltra como Rufián ya le han contestado como merece.
Esta Gusana, aparte haber insultado y difamado repetidamente a Catalunya ve cubierto su considerable déficit anual con aportaciones de otras CCAA entre las que Catalunya es de las principales contribuyentes, y del país vasco, y no digamos de Aragón, no ha recibido nunca ni un céntimo. No se me ocurre ninguna otra razón para esta enorme imbecilidad que algo tan infantil como “Los catalanes quieren el corredor Mediterráneo, pues yo contra el Mediterráneo y a por el Central, y encima me llevaré algunos votos.” ¿Cómo no vamos a querer los catalanes nuestra independencia de este manicomio podrido que nos odia, cuando por más mal que nos fuese con la independencia nunca será peor que esta cloaca?
Adjunto una foto de satélite nocturna de España que por sí sola demuestra la enorme imbecilidad de los que se oponen al Corredor Mediterráneo. Fijaros en las zonas más iluminadas que son las más productivas y habitadas y mirad por donde transcurre el corredor de los borricos centrales.

QUIERO LA INDEPENDENCIA.


QUIERO LA INDEPENDENCIA.

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