Quiero largarme.

No era independentista, pero quiero la independencia de Catalunya no por la independencia en si sino para salir de ese absoluto desastre que llaman España.

Lo que ha ocurrido en este país desde  las primeras elecciones del 20D hasta el vergonzoso final con la confirmación en el poder de un gobierno podrido y corrupto en más de un sentido, es un desastre de tal calibre que no es como si la dictadura de Franco se hubiese reinstaurado, pero es lo más parecido que nos podía ocurrir.

Para empezar acaba como vencedor el más tramposo, el que más sucio ha jugado, después de una legislatura en que ha demostrado hasta la saciedad su ineptitud y la inexistencia del más leve signo de su honestidad y vergüenza, a lo que cabe añadir que es el responsable de que hayamos estado casi un año sin gobierno porque si cuando nadie le apoyaba para su investidura se hubiese apartado habríamos tenido gobierno unas pocas semanas después del 20D. Como era de esperar, en su discurso de investidura se comprometió a cuatro cosas y a optar por el dialogo, el único problema es que miente más que habla, desde que es presidente del gobierno no ha cumplido una sola promesa electoral, ni un solo pacto, ni un solo acuerdo, y a pesar que se ha pasado la legislatura hablando de dialogo no lo ha practicado ni un solo segundo.

En mi opinión el vergonzoso montón de cosas que han sucedido estos meses son una clara demostración que en la España libre y democrática la opinión y los intereses de los ciudadanos no cuentan absolutamente para nada. Después de lo que ha ocurrido, y aunque sigo manteniendo que es imposible de demostrar, ya estoy totalmente convencido de que el número de votantes del PP creció de manera sustancial y milagrosa en ambas elecciones. Aparte el que su forma de actuar ya es una evidencia, el hecho que el recuento estuviese en manos de un trilero inmoral, miembro del Opus, es toda una garantía de mangoneo. Al darse cuenta que todo y manoseando los resultados, todavía había riesgo de gobierno de izquierdas se puso en marcha la operación política más vomitiva que jamás se haya llevado a cabo en Europa. La razón es bien sencilla, este país está en manos de los grandes grupos financieros que viven a costa de ordeñar a la ciudadanía como si de un rebaño de vacas se tratase.

La Justicia estira las leyes como si fuesen de goma para alcanzar halla donde se ordena que lleguen o dejan de aplicarse por las buenas en aquellos casos que se les ordena ignorar. El sistema está tan sumamente podrido que los indeseables que deciden como nos estafan pueden incluso aplicar el método a sus aficiones, como en la asquerosa campaña contra el Barça que ha llegado al extremo que la Justicia española acepta una querella contra Neymar de una compañía brasilera, que la Justicia del Brasil rechazó. Como que además lo tienen fácil por el pobre nivel intelectual de muchos ciudadanos que en su vida han leído un periódico, que saben leer y escribir pero muy poco más, hacen con ellos lo que quieren, y siempre obtienen una masa de votos favorables a sus intereses que, sea cual sea el resultado, les permite mangonear a sus anchas.

Todos los gobiernos de la “democracia” han favorecido y apoyado a los delincuentes que nos explotan, pero la mayor demostración de que con el PP ha llegado al gobierno la dictadura de la delincuencia financiera es la política energética. Una de las primeras medidas que tomó Rajoy al llegar a la Moncloa fue liquidar cualquier posibilidad de desarrollo de las energías renovables y prácticamente prohibir la producción privada de energía. La primera consecuencia de tamaño desatino fue la perdida de la buena posición en Europa de los fabricantes españoles de placas solares e instalaciones eólicas, pero lo peor es la destrucción de la posibilidad de un futuro energético cada vez más limpio y económico. Como podéis comprobar en el artículo adjunto de La Vanguardia del miércoles 26, mientras las energías renovables se están desarrollando al máximo en todo el mundo, hasta el extremo que ya son la primera fuente de energía por encima de combustibles fósiles, en España las renovables están prácticamente estancadas desde 2013. Rajoy ha rematado el expolio eléctrico que inició Aznar con su injustificado e injustificable regalo de 12.000 millones a las eléctricas, que Zapatero dejo continuar y Rajoy ha finalmente ejecutado.

La producción privada de electricidad es uno de los motores que hacen avanzar las energías renovables que además está a punto de aumentar considerablemente su volumen gracias a las baterías Tesla y similares que cierran el circulo permitiendo que una vivienda produzca su propia energía con total autonomía, sin necesidad de suministro externo de ningún tipo, pero está muy claro que esta es una excelente noticia para los habitantes del mundo entero con una excepción, los españoles, porque Rajoy se asegurará que si el tiro en la cabeza con que asesinó a la producción domestica de electricidad no es suficiente para evitar las ventajas de la Tesla, no tardará mucho en efectuar otro disparo a la cabeza de la energía doméstica. En California el gobierno regala placas solares a familias sin recursos para que puedan producir su propia electricidad, mientras en España el gobierno les aplica unas disparatadas tasas que lo hacen prohibitivo y los Altos Tribunales evitan que las familias sin recursos puedan recibir suministro de energía gratuita. La razón de este contraste insultante es que muchos españoles votan a los que más les estafan y les roban.

Esta atrocidad energética está produciéndose con total indiferencia de unos votantes ignorantes que dan total apoyo a quienes les estafan y mediante la corrupción les roban el dinero de sus impuestos, y una prensa que ignora totalmente tal monstruosidad energética, y lo que es peor todavía, no parece que haya un solo partido o un solo político que esté preocupado por el asunto. En las múltiples y variadas listas de condiciones que se han barajado estos últimos meses para intentar llegar a acuerdos de gobernabilidad no he oído ni leído a ni un solo político referirse a la salvajada energética.

No comprendo cómo puede haber todavía quien no logra entender que muchos queramos largarnos y perder de vista este desastre.

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