Revista Espiritualidad

R de Responsabilidad [El Abecedario del Choco Buda]

Por Chocobuda

R de Responsabilidad [El Abecedario del Choco Buda]

Una persona me dijo hace algún tiempo:

Es que no fue mi culpa haber engañado a mi esposa. La culpa fue del maldito alcohol.

Al escuchar esta, la más pobre de las excusas,  mis ojos se tornaron blancos, mi piel comenzó a cambiar de color hacia el verde, mis músculos crecieron rompiendo mi camisa y mi pantalón morado quedó ajustado. HULK SMASH!

¿Cómo es posible que una persona adulta, que sabe perfectamente lo que le conviene y lo que le hace daño, sea capaz de echar la culpa a un agente externo tan tonto como el alcohol?

Corríjanme si me equivoco, pero según mi pobre lógica, el alcohol no entra solo a un cuerpo, ¿o sí?

Luego de convertirme en Hulk por el enojo con mi amigo, me tranquilicé y me puse a pensar.

Buscar pretextos, excusas e historias para no aceptar nuestra responsabilidad en la vida, es de lo más común. Y es una pena porque a la larga los costos personales y sociales son altísimos.

La mente que evade responsabilidades es la mente capaz de mentir, de manipular, de odiar y de no respetar la vida.

Cuando no tomamos en serio las consecuencias de nuestros actos es muy fácil auto engañarnos y culpar de todo a entes supremos, el clima, la situación política y un sin número de factores que nos inventamos. Y es que para las excusas nuestra creatividad es ilimitada.

Al final quienes sufren por la evasión de responsabilidad somos nosotros mismos. Debilitamos nuestro carácter y nuestra entereza. Ponemos en riesgo nuestra credibilidad porque cuando se trata de un problema mayor, es mucho más fácil buscar culpables que soluciones.

Por supuesto no estoy diciendo que toda la evasión de responsabilidades sea terrorífica. Pero sería agradable que todos pusiéramos de nuestra parte para aceptar lo que nos toca.

Todas nuestras acciones, buenas o malas, tienen repercusiones. Es como tirar una piedra en un estanque y provocar ondas en el agua. No importa la fuerza con la que arrojemos la piedra, el agua siempre generará ondas que se expanden por todos lados.

Cuando somos generosos, amables y ayudamos a los demás; estamos creando ondas de buena voluntad que viajan por todo este estanque llamado vida.

Si engañamos, mentimos y evadimos responsabilidad, el estanque se llena de ondas de mala calidad que afectan a todos.

Y no es cuestión de pensar mágicamente, es simple lógica. Todo lo que hacemos tanto hacia nuestro cuerpo como a hacia los demás, repercute y pronto regresará a nosotros.

¿En qué estanque quieres vivir? ¿Buscas pretextos para no aceptar lo que hiciste o para justificar tus acciones?

Recuerda que la calidad de tu vida depende de la calidad de tus acciones.


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