A estas alturas de la
película ya sabemos quienes sois y lo que hacéis, lo que defendéis y del lado
de quien estáis. Ya sabemos lo que os importa y lo que despreciáis, de lo que
sois capaces, de qué color es vuestro corazón y de qué se alimenta esa desbordante
ambición que no consigue saciaros. Y no es lo único que sabemos. También conocemos
vuestras armas y vuestras tácticas, como conocemos a esa legión de mediáticos
mamporreros, que día tras día y haciendo gala de una macarresca chulería,
tratan de distraernos y justificar vuestras burdas mentiras.
Sabemos todo esto y
sabemos más. Sabemos de vuestra innata incapacidad para sentir empatía, de
vuestras dotes en el arte de la manipulación; sabemos que mentir, meter la mano
en la caja y reprimir, es algo que hacéis con la misma frialdad que naturalidad.
Sabemos, que vuestra inhumana e interesada ceguera os impide ver el sufrimiento
(salvo el de Cristo, por supuesto), y sabemos que vuestra democrática
apariencia no es más que el cutre disfraz que os sirve para ocultar la verdad y
para seguir estafando impunemente.
Sabemos todo esto y
sabemos más. Sabemos de reyes y condesas, de sobres y finiquitos, de insolidarios
recortes, de inhumanos desahucios, de bochornosos indultos, de amnistías
fiscales, de rancios privilegios y chanchullos. Sabemos que la corrupción es
vuestra forma de obrar, que despreciáis la cultura, que perseguís y silenciáis
a todo aquel que os pretenda parar y que no dudáis en tachar de populista y
demagogo a quien osa señalaros. Sabemos que sois capaces de matar elefantes y
mirar para otro lado cuando se produce una masacre, y que lo hacéis, además,
con la misma tranquilidad con la que (si se tercia) os vais a un spa o quemáis
un bosque para levantar un centro comercial.
Sabemos todo esto y
sabemos más. Que no os gusta la libertad, que cambiáis las leyes a vuestro
antojo para impedir que la gente pueda manifestarse, que la amordazáis y moléis
a palos si intentan protestar. Sabemos que vuestra fe, vuestra mala fe,
desprecia a la mujer, al inmigrante y al homosexual, que no creéis en la justicia
ni en la igualdad y que siempre anteponéis vuestros intereses (y los de
vuestros amos y señores) a la dignidad. Fijaos la de cosas que sabemos y no
hemos hecho más que empezar.
Sabemos todo esto y
mucho más. Y queremos que sepáis que lo sabemos. Queremos que sepáis que esto
va a cambiar y que sabemos, además, cómo hacerlo. Que esto, el chiringuito que
os habéis montado, se os va a acabar, que más temprano que tarde, la realidad
os va a superar.
© Rafa Chevira