Revista Cultura y Ocio

Radical – @GraceKlimt + @demotico

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

“Caperucita solo tiene 16
primaveras sin flores, papá le dice: Ven,
Caperucita eres joven, tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer”

Padre me ha pedido con un primo mío. Tendría que estar contenta, madre estaba al lado de padre cuando él me lo ha dicho hace un rato, y se la veía feliz. Su primera hija, y ya la tiene colocada. De momento la deshonra no caerá sobre la familia. Aún les queda trabajo, porque somos 7 hermanos, pero han abierto camino muy bien. Solo hay un pequeño, casi insignificante problema. Tengo 16 años, y mi futuro esposo, que vive a 400 kilómetros y al que solo he visto alguna vez en reuniones de toda la familia, tiene 49 años. Madre se va a morir y padre va a odiarme, pero es que yo no quiero casarme con nadie si no es por amor.

“Para que seas buena esposa y no envejezcas sola
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino, que has de ser madre y esposa”

<<…la niña tiene que entender, lo digo y lo digo y qué más…, se me está deshaciendo la cara de dentro, algo me ladra en las tripas, no sé: este color, como a pared rebozada de barro después de los coches que pisan los charcos, este color se ha subido al cielo y de ahí baja hasta el vómito, estoy soñando, hasta ahí sube, quiero hasta ahí el color, pero sigue, se embala diría, no para, se está deshaciendo mi cuerpo de dentro, el espejo, eso es, al puto espejo le están saliendo dientes y trato de salir de este cuarto de baño que no es un cuarto de baño, no es el del bar del Zanco, es el tiempo diría, el puro tiempo, Dios mío, tenlo presente me mira la cara de fuera, la del espejo justo cuando se cierra encima de ella como con dentelladas…>>

“Y la pobre Caperucita llora.
Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.”

Madre sospecha algo, seguro. Cada noche viene a mi habitación y me cepilla la melena, dice que un pelo largo y fuerte y brillante es un tesoro en las mujeres. Yo creo que sabe que paso las noches llorando, y quiere consolarme a su manera. Me habla de la boda, de los vestidos, de los días de celebración y cante y baile, y me enseña fotos del novio. Yo cada día intento decirle que no quiero hacerlo, y fracaso. No me atrevo. Anoche me contó que padre duerme mal, que se levanta sudando y agarrándose las tripas. No sé, tal vez es un aviso para que yo calle. Así que callo, y lloro una noche más.

“Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia
al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad.”

<<…la sonrisa mellada del parachoques reemplaza a la de su rostro esta y todas las noches que le restan sobre la Tierra, pero nunca lo dirá con estas palabras. Ningún hombre en su sano juicio lo diría con estas palabras. Él sólo habla de huir del insomnio, el aburrimiento, las ganas que ni siquiera las chicas del polígono, a estas horas fantasmas de la curva, saben saciar ya. La escopeta aún caliente en el maletero no es una metáfora chusca. Dos bultos pequeños, peludos y ensangrentados sobre papel de periódico lo confirman. Por un momento lo piensa, los ojos de la chiquilla le asaltan por el retrovisor. Es un trato, está bien, todos ganan, pero ningún hombre en su sano juicio hablaría de soledad…>>

“Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
Dime dónde vas niña, que te acompaño yo.”

Me he atrevido a contárselo a las chicas de clase. Me han mirado como a un bicho raro, luego como a una extraterrestre, y finalmente como a una muerta. Y así exactamente me siento. Luego me han preguntado por la prueba del pañuelo, y me he muerto todavía más. Me he ido corriendo al salir de clase y no he parado hasta que me he encontrado en un polígono desconocido de la ciudad. Y entonces ha aparecido él, y no me he asustado, aún con aquel tatuaje que le cubría desde el hombro a la punta de los dedos. ¿Quién tiene miedo a nada cuando tu futuro trae el miedo a todo grabado a fuego?

“La muchacha se supo perdida,
gritaba Caperucita, mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido estallaron los dormidos
sueños que en la noche la mantenían viva.”

<<…préstame tu voz ahora. Haz como dicen. Nunca pierdas la sonrisa pero escóndela bajo la colcha, junto al cuerpo desmembrado de la vieja a la que has suplantado: esta es la moraleja de los cuentos que conoce el lobo. Que todo siga su curso. Que la media botella rota, algún cascote de hormigón con un gusano de acero hurgando aún como un queso podrido, que los filos y los golpes al alcance de la mano que ha dejado él de sujetarte sigan también su curso. Es muy fácil, es un cuento, te lo he dicho. ¿Qué dientes tan grandes tienes? Los dientes, mi niña, los conoces bien. Lo he contado diez mil veces, lo que pasará a continuación. Ponte en pie. Haz lo que digo, que mis ojos son igual de grandes que mis fauces y lo ven todo mejor…>>

“Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.”

Padre suspiró aliviado. Como si no me llevase al matadero. Aún con el paso del tiempo sigo recordándolo y aúllo. El lobo me entregó al lobo. El lobo habita en mí y me habla por las noches. Cuando sus colmillos se me clavan, me alejo y me abrazo a él, a aquella tarde en que casi huí, a su brazo tatuado, y las dentelladas no duelen. Sé que sigo viva aún en esta cárcel de muerte, porque su recuerdo hace revolotear mariposas en mis entrañas. Un día le haré caso, un día, cuando al fin consiga mirar por la ventana y no ver llover. Y entonces el lobo devorará al propio lobo. No tengo prisa.

“Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora,
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.”

<<…la luz será otra. La luna explotando en el páramo, un fuego blanco arrasa la carretera en la onda expansiva y la carrocería descascarillada por el fulgor. El parachoques cada vez más agrietado parece ya la boca desdentada de un muerto, así que es ahora él el que sonríe. No hay otra. En cualquier momento llegará a su destino, lo sabe: la chiquilla, la mujer ahora, le devolverá la mirada desde el espejo y esos ojos serán la noche. Con la escopeta en su regazo cargada con cartuchos de azogue. Hay maldiciones que no necesitan un nombre. Ella no necesita más que el suyo, el feroz, radical, impensable, todos lo dirán, nadie lo esperaba. A ninguno de los dos les importará. Él cumplirá su parte del trato y el lobo dará comienzo a la cacería…>>


[Un eres grande a @demotico, por decir sí sin pensar a esta locura que es escribir conmigo, y ponerle voz a los lobos que nos muerden por dentro cuando la noche acecha]

[Un gracias infinito a Ismael Serrano por esa Caperucita que nos regaló hace ya 19 años, y que pone banda sonora a esta historia. Si os apetece, podéis escucharla aquí: “Ismael Serrano – Caperucita”]

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