Revista Opinión

Rajoy debe reformar el Estado para evitar muertos en el futuro

Publicado el 11 junio 2012 por Franky
Una vez obtenido el rescate financiero, pronto descubriremos que para salir a flote no basta con las reformas económicas impuestas por el gobierno de Rajoy porque el Estado español está podrido y necesita, con urgencia, adelgazar y hacerse demócrata. Sin una profunda reforma del Estado que limite el poder de los partidos y lo acerque a la verdadera democracia, la crisis seguirá dominando nuestras vidas y no se detendrá el avance hacia la pobreza. --- Rajoy debe reformar el Estado para evitar muertos en el futuro Por culpa del socialismo, que, a pesar de ser el gran culpable de los males, se ha echado al monte, liderado por Rubalcaba, negándo el consenso y promoviendo odios y enfrentamientos, y de un nacionalismo extremo que quiere aprovechar la debilidad de una España en crisis para hacer pedazos el Estado, el fantasma de una España ingobernable, de una segunda Grecia, mucho más peligrosa para la zona euro y el mundo, por su tamaño, se pasea por los mercados y las cancillerías de medio mundo. En buena parte de los centros de pensamiento y análisis del planeta (Think tanks) se piensa ya que España es un país mal gobernado en el que, inexplicablemente, se han tolerado demasiados abusos e irregularidades y donde muchos indeseables e irresponsables han llegado al poder.

Algunos sectores del Pais Vasco y Cataluña, dominados por nacionalismos excluyentes, irresponsables y radicales, en lugar de luchar solidariamente contra la crisis, culpan al gobierno de la nación de sus males y aprovechan la crisis para exigir la independencia. Desesperados porque no pueden gastar todo lo que necesitan para contentar a sus clientes y temerosos de que la crisis económica brutal que padece España perjudique seriamente sus intereses políticos y electorales, los nacionalismos españoles están incrementando el victimismo y optan por la compleja y problemática ruta de la secesión.

A ese nuevo drama se enfrenta también el débil Rajoy, un político que duda ea la hora de utilizar la inmensa mayoría absoluta que le han regalado los españoles para acabar con la disgregación, la corrupción galopante, el abuso de poder y, sobre todo, con un Estado insostenible por su tamaño y porque su diseño conduce a la insolidaridad, la confrontación y al fracaso.

El Gobierno no debe vacilar ni un segundo en poner a los irresponsables en su sitio, para no arriesgar seriamente el porvenir de todos. De todas las reformas que España necesita, la del Estado es la mas importante, pero es también la que nadie se atreve a plantear ni acometer. Y, sin embargo, si no se reforma el actual diseño del Estado con urgencia, podrían producirse muertos en un futuro no demasiado lejano.

Es demasiado evidente que los ciudadanos españoles están por encima de sus políticos y que, sin una reforma profunda que adelgace el sector publico y elimine el abusivo poder de los partidos, España seguirá siendo un Pais obtuso, corrupto e inviable.

Los problemas de España son graves, pero están identificados y tienen solución, siempre que el poder político practique la decencia y tenga valor para afrontarlos. La gran reforma que España necesita, la de su Estado, sigue pendiente. Bastaría reducir el tamaño insostenible de las administraciones, eliminar los inmerecidos privilegios de la casta política y aplicar la Constitución con rigor y mano firme para que los abusos de poder y las amenazas nacionalistas se conviertan en misiones imposibles y bastaría con reformar la Ley Electoral para que nacionalismos minúsculos y disgregadores dejen de acumular el poder desproporcionado que hoy tienen y para que pierdan su obscena capacidad de chantaje.

Las autonomías vasca y catalana son, realmente, las más amplias y descentralizadas existentes en Europa y permiten a sus gobiernos disfrutar de un gran margen de actuación para preservar sus identidades y rasgos propios, pero, insaciables y adictos al victimismo y al chantaje, los políticos nacionalistas. desatados e insumisos, conducen a sus pueblos hacia una posible ruptura, quizás con la esperanza de que España, debilitada por la crisis, les permita desertar sin aplicar la Constitución.

Si Rajoy no reforma el Estado ahora y neutraliza los abusos independentistas y centrífugos del nacionalismo, estará creando las condiciones para que en un futuro no lejano existan cadáveres. Entonces, la confrontación dialéctica actual será sustituida por otro tipo de enfrentamiento, más apasionado, cruel, dramático y tal vez violento.

Es así de duro y así de cierto. Ignorarlo es una pésima opción política porque la buena política no es la que afronta el presente, sino la que se anticipa al futuro.



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