Rajoy en Asturias

D. Mariano ha venido a Asturias sin puro, porque eso de fumar ahora está mal visto y la imagen es una cuestión primordial en una política cada vez más parecida a la estadounidense, y no ha contagiado su optimismo en que las medidas previstas por su formación, terminarán con la crisis y solucionarán los problemas de los ciudadanos. Llevaba el gallego casi dos años sin asomarse por el Principado, por eso de que Asturias es una comunidad de segunda, en la que, salvo cataclismo inesperado, cada una de las grandes formaciones, se llevará cuatro diputados, pase lo que pase. Tal vez por eso el ilustre gallego, emplee otra fuerza en arañar votos donde le sean más necesarios que en esta provincia olvidada, en la que Pacocascos volvió a fracturar el partido. Al margen de que uno esté de acuerdo, o no, con ciertas cabezas visibles de la formación popular, no es menos cierto que se renovó a lo largo de estos años con la incorporación de gente joven y con el desarrollo de un proyecto político integrador y renovado. D. Francisco, el marchante consorte, vino remitido a Asturias por Esperanza Aguirre, y creó una formación política democrática en la que la disidencia ideológica se castiga con la expulsión, no sin antes decir que uno de los motivos de abandonar la formación popular, era el excesivo personalismo de la misma, supongo que por D. Mariano. Pues parece ser que al Sr. Rajoy no le importa mucho esta región, porque llevaba casi dos años sin venir y porque ofreció un silencio administrativo ante la designación del candidato, que no por útil dejó de ser poco elegante. Mariano mira más a la Moncloa que a Oviedo y tiene razón, pero no saberse los apellidos de Dª Isabel demuestra una indiferencia peligrosa. Eso le puede costar votos y los que gane el Sr. Cascos van a tener un precio muy elevado. Los malos tiempos corren para Asturias, condenada desde hace años al ostracismo socialista y ahora también al de la oposición.