Revista Opinión

Rajoy no quiere tocar "el modelo"

Publicado el 10 abril 2012 por Vigilis @vigilis
Se lo dice Aznar, se lo dice Aguirre, se lo dicen muchas personas. Hasta un partido surgido de la nada consigue un millón y medio de votos en relativamente poco tiempo, sólo diciendo eso. Pero mi paisano no quiere ni oír hablar de tocar una coma del modelo autonómico.
Un modelo de descentralización política no es ni malo ni bueno per se. Depende de cómo se ejecuta. Y en nuestro Título VIII de la Constitución, se dejó una puerta abierta que es aprovechada para colar ahí cualquier cosa. Una vía de agua que en nuestro país supone recuperar las tradiciones más estupendas de nuestro caciquismo y de nuestros odios aldeanistas. Una vía por la que surge lo que llamo "ideología del Estado Autonómico": la desenfrenada carrera por crear pequeños países de la señorita Pepis y por la que surge una suerte de mercado persa cuando un gobierno no gobierna con mayoría absoluta. Es decir, cosas que afectan, en mi opinión, a la calidad democrática y a la eficiencia económica de toda la nación.

Rajoy no quiere tocar

Emigrantes canarios en Venezuela

Pero esto parece que no es un problema para mi paisano. Yo no sé si cuando dice que cambiar el sistema autonómico "ni se plantea ni se discute" está siendo abanderado del fundamentalismo democrático, o si defiende las cuotas de poder de su partido, o si simplemente se trata de un error de interpretación.

Rajoy no quiere tocar

Otros emigrantes

Espero que se trate de un error de interpretación. Sin tocar una coma de la Constitución, se pueden emprender reformas razonables manteniendo el sistema. Un sistema cambiado en su fondo pero no en su forma. Es decir, corregir eso de que gastemos más en educación por alumno que otros países que obtienen mejores resultados en los informes PISA. Y centralizar la gestión sanitaria, la política de becas, etc. Medidas que no transforman el sistema, pero que sí son fundamentales para ahorrar dinero, es decir, proporcionar un respiro a las cuentas sin subir todavía más los impuestos.
Todo esto y mucho más cabe sin cambiar necesariamente este sistema que nos hunde. Claro que aunque solo sea para emprender este tipo de tímidas reformas, hace falta un gobierno que tome la decisión de plantar cara a los resistentes al cambio. Es una lástima, que pese a pactar una reforma de la CE con el PSOE -eso sí, casi a escondidas-, Rajoy no envíe el mensaje claro de que les plantará cara. Un mensaje que les debe enviar a ellos y a quienes no somos ellos. Un mensaje que está tardando una barbaridad. Un mensaje que también debe dirigirse al exterior, a esos posibles compradores de nuestra deuda, que no se están fiando de Rajoy, que no lo ven ni fuerte ni creíble.
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