Rajoy, triunfe dimitiendo

Mariano Rajoy: la oposición le impedirá renovar como presidente del Gobierno.

Debería abandonar su aspiración a continuar con la satisfacción del deber cumplido: al margen de apreciaciones pasionales en favor o en contra, un análisis neutral con perspectiva histórica lo juzgará positivamente.

Hay aspectos de su cuatrienio de mandato tras los que, si el resultado no fue muy bueno, resultó menos malo de lo que habría sido de no actuar como lo hizo.

Destacan la economía, los servicios sociales, las relaciones con la UE y los países del resto del mundo y su rechazo a las exigencias del nacionalismo catalán para inmunizar su régimen corrupto culminando su perenne deseo de independencia.

En contra tiene, sobre todo, su dejadez, indulgencia o connivencia con la corrupción de tantos dirigentes de su partido, o del propio partido.

Taras corregibles con cárcel, donde están ingresando algunos de sus conmilitones, y con legislación persecutoria que usted mismo, aunque tarde, impulsó.

Al llegar Rajoy, España estaba arruinándose. Demolió la parte más frágil, la legislación laboral, y comenzó a reforzar nuevos cimientos. Todos sufrimos. Pero de no haberlo hecho el edificio habría caído aplastándonos, como en Portugal y Grecia.

Los servicios sociales, educación, sanidad, pensiones, se resintieron, pero no en lo esencial: la vida de los españoles sigue creciendo y la educación mejora.

España recuperó prestigio en la UE y el mundo, perdido durante el cuatrienio anterior con los ridículos Moratinos, y Zapatero y familia.

Y el chulesco independentismo catalán está consumiéndose a sí mismo en peleas y desconcierto gracias a que Rajoy hizo lo debido: no concederle nada que no merezcan los demás españoles. Otros partidos pedían, le exigían, doblegarse.

Sí, Rajoy, triunfe dimitiendo. Si se retira ahora, usted aparecerá pronto como un hombre prudente y sabio.

-------

SALAS