Raquel Mosquera

En esta época estival, aburre comentar tanto de política y de políticos, sobre todo pensando en el bajo perfil que, de unos años a esta parte, se encuentra en nuestros dirigentes; y preferimos la prensa amarilla, que también va perdiendo la categoría casi a la vez que la cara amable. Raquel Mosquera tiene el escaso mérito de ser viuda de un famoso, aunque fuese famoso de segunda, claro. Pedro Carrasco tuvo su época gloriosa cuando fue campeón de boxeo y contrajo matrimonio con “la Jurado”, pero con el paso de los años y la llegada de los kilos, fue perdiendo tirón mediático, que es de lo que se vive. Raquel es peluquera, está metidita en carnes y gusta de los nigerianos calvos y fuertes, al margen de alguna otra virtud oculta e inconfesable, pero no le veo yo causa o motivo para protagonizar la portada de “Semana”, salvo que el paparazzi militante esté escaso de alcances eficaces con que suministrar la dosis diaria de carnaza a los medios. No pretendo que estas publicaciones ofrezcan rigor científico, pero, al menos, que rellenen sus páginas con populares de más pelo, incluso de futbolistas luciendo sus modelos de novias o novias modelos, que viene a ser lo mismo. La cara de Martín Casillas alegra a uno la vista, y despierta la ternura que los bebés nos producen a todos; famoso por cuna es guapo y tiene unos ojos que recuerdan a los de su madre. Pero, por favor, cuando crezca, que sea noticia solamente el día que verdaderamente tenga méritos para ello.