Recomendación cómic: 'De mano en mano' de Ana Miralles y Emilio Ruiz

DE MANO EN MANO,
Ana Miralles (dibujos),Emilio Ruiz (guión),
Edicions de Ponent, Colección: Crepúsculo nº 17, 2009.
Cartoné, 24 x 31,5 cm., 48 págs., 18 €.
´Cómic
Por José R. Cortés Criado, especialista en Literatura Infantil y Juvenil

Como decía aquella canción de Imperio Argentina “de mano en mano va y ninguno se la queda”, ese es el destino de un billete de veinte euros, hilo conductor de esta historia costumbrista.
Gracias a él, vamos a conocer a una serie de personas curiosas, semejantes a todas esas que nos rodean, unos se ganan el billete honradamente, otros lo sisan, otros lo desean más que nada en la vida, otros no le dan gran valor, pero gracias a su recorrido, se hará una radiografía a la sociedad actual.
Las escenas transcurren en una ciudad como muchas otras, aunque el ayuntamiento de Valencia reivindica algunos monumentos dibujados como propios de su ciudad, son el Mercado Central y la plaza de la Virgen.
En estos escenarios, perfectamente dibujados, se mueven más de veinte personajes muy dispares que nos mostrarán lo mejor y lo peor de cualquier urbe moderna. La historia arranca en un barrio de chabolas, conoceremos una familia,-ama de casa, chatarrero, trilero y dos hijos- a la que le siguen unos vigilantes de seguridad, unos camareros, una anciana, una farmacéutica, una limpiadora, un carterista, unos niños, un zapatero, un taxista, unas prostitutas, un banquero, unas cajeras, unos inmigrantes subsaharianos, una anciano republicano, un músico polaco, unos neonazis, un sacristán… cuyas vidas se entrecruzan en el devenir de la historia.
A modo de retrato costumbrista contemporáneo, a lo largo de las viñetas aparecerán unos personajes que nos resultarán familiares, hacia ellos sentiremos antipatía, simpatía o simple indiferencia, pero todos forman en su conjunto un corolario de la realidad. Es lo que se denomina un “slice of life” o, literalmente, un pedazo de vida. Los dibujos son de una calidad inmejorable. La ilustradora sabe emplear el color con gran maestría, dotando a cada viñeta de una luminosidad especial, además es una gran observadora, no olvida ningún detalle por insignificante que sea, siempre que ayude a crear la atmósfera que quiere mostrar a los lectores.
Por supuesto, sabe combinar el tamaño de las viñetas, los tipos de planos y de ángulos para ofrecer un trabajo encomiable, donde el marco en el que transcurre la historia está muy bien reflejado. Los personajes, perfectamente retratados, son de una gran variedad, que queda reflejada tanto en su aspecto físico como en su manera de entender la vida.
Los diálogos son muy creíbles, reproducen hablas cotidianas y dejan traslucir la ideología de cada uno de los protagonistas; a veces llevan una buena carga de ironía. Otras la réplica a la ironía nos la muestra la propia imagen. Hay diálogos absurdos: “Ponme un gintonic”. “¿De qué lo quiere, don Enrique?” “De ginebra”, que retratan perfectamente a los personajes; otros filosofean a su manera y dicen: “Si bebes vino caro eres un amante de la cultura y si es del barato, un borrachazo de mierda” o mezclan temas, como el trilero que dice: “La han tomado contra los pobres, el tabaco, el colesterol… los musulmanes…”. Y los hay que sentencian con una gran carga de sarcasmo como el siguiente que dice de sí mismo: “Estoy en paro. Tengo siete hijos y trabajo de “frilans” limpiando conciencia de pecadores en las puertas de una iglesia". La presentación está muy cuidada, en gran tamaño -formato europeo-, con pastas duras y a todo color, resultando un cómic muy atractivo, revalidando con cualquier novela gráfica recientemente publicada. Es de las obras que cuanto más la lees u ojeas, más te gusta. Está dirigida al público que sabe disfrutar de las historias y de las ilustraciones realistas, elegantes, bien dibujadas, y especialmente a los jóvenes y adultos. .
Los autores Ana Miralles (Madrid, 1959) ganó el Gran Premio del XXVII Salón Internacional del Cómic de Barcelona por su extensa carrera que comenzó en 1982 en la revista Rambla, siendo la primera mujer que lo consigue. Miralles obtuvo el reconocimiento internacional en 1994 con la serie 'Eva Medusa', con guión de Antonio Segura
Su marido, Emilio Ruiz, guionista nacido en Santander se ha dedicado fundamentalmente a actividades profesionales en el mundo audiovisual. De forma natural, pasó de los guiones de vídeos a los de historieta.