Revista Diario

Reconciliandome con la escuela

Por Myriam Cabanillas
Estamos a punto de terminar el primer trimestre escolar y aquí estoy reflexionando sobre estos escasos  y reveladores 3 meses de escuela:
Soy una madre defensora de la educación en casa, con un hijo escolarizado, hijo que contracorriente y para espanto de muchos, no ha pisado colegio ni  guardería  hasta los 5 años.
Pues esta madre que aquí escribe, ha pasado por un tsunami emocional desde el 13 de Septiembre de este año 2010, día en que dió comienzo el curso escolar 2010/2011.
El comienzo del cole es duro siempre y mi hijo con 5 años, ha pasado lo que la inmensa mayoría pasa con 3 años,algunos lo pasan incluso antes.
Pero yo, que de serie traía mis propios fantasmas escolares, lo he vivído con autentico pavor.
Mi hijo lloró cada día, me suplico que no lo abandonase cada día, incluso se me llego a escapar...
Su cara al dejarle en la puerta de clase era de temor: no era verguenza, no era falta de costumbre: era miedo.
Miedo al cambio, a lo desconcido,a dejar de ser una prolongación mia para pasar a ser mas independiente.
Era miedo por sentirse vapuleado y no escuchado.
Yo iba a verle cada día al patio y llegué a la conclusión de que aquello era para el como el patio de la carcel para aquel que encierran por equivocación...
Salí llorando cada mañana, a días me odiaba por no haberle llevado a los 3 años y me juraba a mi misma y todo el que me quisiera escuchar, que a mi hija la llevaría en cuanto fuese un poquito mas grande.
Otras veces me odiaba por no haber esperado a los 6 años que es la edad "obligatoría" y así haberle dado un año mas de tregua...
Pero finalmente, mi hijo, como siempre, me dió la lección y se fué adaptando: paso de la negación a la resignación y finalmente a la aceptación, que es el punto en el que nos encontramos.
El merito es suyo,por supuesto, pero creo que ha tenido mucho que ver el que por fin a mi me haya hecho "click" el chip de la escuela en la cabeza.
Mientras duró el sufrimiento de mi hijo, yo me enfadé con el mundo y odié la escuela hasta la medula .
Cada día veía allí cosas que me daban la razón.
Llegué a plantearme muy seriamente la opción del homeschooling, pero topamos con la iglesia, en este caso: Mi marido, el padre de la criatura, que no terminaba de ver la educación en casa como una opción...
Y fué esta oposición suya la que me "obligó" a realizar el cambio en mi cabeza que llevó ese cambio que tanto nos ha ayudado, creo, a mi hijo y a mi misma, a aceptar la situación como "normal".
El sistema sigue sin gustarme, pero he aprendido a "utilizarlo" y no dejar que vaya en nuestra contra.
Doy las gracias a aquellos primeros días horribles (aunque no volvería a pasarlos si pudiera elegir) por que fue lo que me impulsó a buscar información y me hizo conocer la opción del Homeschooling, la cual apoyo totalmente y espero ver algun día legalizada, aunque yo no la tome para mi familia.
Gracias a ese comienzo he podido "derrotar" otro de mis demonios que no sabia que tuviera tan escondido y arraigado dentro de mí.
Y esos primeros días y el curso que ha seguido todo, vuelvo a sentirme uan vez mas, orgullosa d emi hijo, por valiente y por maduro.
No me arrèpiento en absoluto,(a día de hoy) de haber esperado hasta los 5 años para llevarlo a la escuela es un privilegio que pocas personas tienen hoy en día y no lo podiamos desaprovechar.
La vida es muy larga y llena de obligaciones casi desde la cuna y estos dos años "de más" que ha tenido mi hijo junto a su madre y hermana, han sido un tesoro para todos nosotros.

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