Revista Coaching

Recordar para conocernos más

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

Recordar para conocernos mas

Debo confesar que no he podido reaccionar y así he quedado absorto y suspenso ante el televisor, circunstancia inhabitual en mi beligerante obstinación crítica hacia todo aquello que no mueve a la reflexión y al aprovechamiento de un tiempo cuyo indudable valor nos obliga a usarlo con probidad.

Por una carambola inverosímil del destino, TVE nos ofrecía recientemente y en horario de máxima audiencia dos visiones simultáneas de la España de los años ochenta protagonizadas por el mismo actor, Inmanol Arias, que en la 1 interpretaba cincuentón al Antonio Alcántara de la seria “Cuéntame cómo pasó” y en la 2 a Riza Niro (el hijo veinteañero del emperador de Tirán) en la película de P. Almodóvar, “Laberinto de pasiones”. Además, lo casual no acaba aquí pues Antonio Alcántara tiene en la veterana serie televisiva la edad que en aquellos años tenía mi padre y Carlitos (Ricardo Gómez), su hijo, la misma mía, que también aparenta el personaje protagonista de la película del peculiar director manchego. Para colmo de coincidencias, tanto serie como filme tienen como fecha de ubicación la misma, 1982/83. Ni adrede podría haberse planificado mejor.

Con todo este festival televisivo de encuentros y concurrencias que en un desasosegado zapping trataba de captar, no me pude resistir a contarme a mí mismo lo que me pasó, a recordar en paralelo lo que fue mi vida en aquellos años locos de una España que estrenaba democracia y enterraba uniformidad. Fueron los tiempos de mi juventud, esos que marcan lo que luego seremos y configuran nuestra personalidad.

No es nada nuevo esto de volver la vista atrás, de recordar y reflexionar sobre lo que uno ahora haría de poder volver a vivir una vida que, en realidad, nunca se detiene impidiendo así poder rectificar. Pero recordar no solo sirve para lamentarse de lo que pudo hacerse mal y así en la Crónica 75 de mi libro “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” intento argumentar mi defensa de “El recordar para conocernos más”…

Rememorar, muy al contrario de lo que condenan quienes en ello solo ven un reactivo mirar atrás, es mucho más que añorar pues en el recapitular se encuentra la esencia del conocimiento personal. Solo lo vivido nos puede enseñar, pues de lo que ahora se vive o luego se vivirá no cabe análisis con anterioridad. Lo pasado, aunque inmutable, es fuente de percepción real sobre lo que ha sido nuestro actuar y de él, con rigor y humildad, podremos extraer aquello que hicimos bien o mal. Aprendemos del conocimiento personal y conocemos, además, por lo que somos capaces de recordar.

Quienes recuerdan no necesariamente lo hacen por pretender huir de su realidad, sino tal vez por vivir su vida a partir de lo que saben que son y lo que con posibilidad serán…

Saludos de Antonio J. Alonso


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