Revista En Femenino

(RE)Encuentro con un GRANDE

Publicado el 16 octubre 2012 por Bebloggera @bebloggera
Por rociosalazarp desde Chile
A los amates de la música nos pasa en algún momento, tarde o temprano, el rallarse con algún grande expositor de tan hermoso arte sin ser específicamente de nuestro gusto histórico, de esos que dejaron su huella sin mediar aplauso. Los dioses de la música, los llaman algunos. Por mucho que hayas renegado contra ese dios (porque tuviste un pasado rockero/clásico que debes respetar), pasan los años, te vuelves un poco (muy poco) más tolerante y te penetran sin razón aparente grandes de todos los tiempos… Como Elvis, por ejemplo. A pesar del ser el rey del Rock and Roll, era de los exponentes más mamones de todos los tiempos (romántico a morir), pero hace unos años me tomó por sorpresa una de sus mejores canciones. Sí, tuve un momento –un tinitaini momento– de decadencia musical y me hizo sentido “Always on my mind”… La había escuchado un millón de veces, pero como las mejores cosas de la vida, me hizo juicio cuando debía. Me derretí, no entendí por qué me perdí de este grande por tantos años y por tantos prejuicios. Desde ahí y como soy un poco obsesa, escuché todo de él y me quedó claro que lo de “rey” no fue por lo regio (¡¡¡que sin duda lo era!!!)… Hasta el día de hoy me para los pelos escucharlo.
(RE)Encuentro con un GRANDE
Esto me ha pasado muchas veces en los últimos años, ¿habré envejecido un poco? Pues también me pasó con The Beatles, pero el gusto que tengo por ellos nació distinto. Hace unos pocos años escuché de mi ex cuñado una historia truculenta y superficialmente falsa que me pareció de lo más atractiva. Les explico un poco el contexto. En un típico domingo familiar, con los Beatles de fondo, mi cuñado dice entre frases domingueras “…y pensar que lo mataron…”. Hasta ahí llegó mi indiferencia, mi gusto por la sangre pudo más. Imagínenme dando vueltas la cabeza como exorcista diciendo “¡¿QUÉ?!” y me responden “sí, pues”. WTF!!! Esa fue mi linda reacción pero en chileno (vendría siento ¡CTM!). Desde ahí que escucho a Lennon con otro oídos y a Los Beatles con mucho gusto. Me pasó lo mismo que con Elvis, aunque en este caso escuché casi todo (no me dio para tanto el tiempo) y me encontré con una etapa muuuuuuuy entretenida de este grupo, por ahí por los tiempos psicodélicos en donde todo el mundo era libremente drogadicto y el arte era un arma letal para mentes en proceso de apertura.Poniéndonos bien latinos, de grande me he reencontrado con expositores de peso pesado, grandes de la cebolla. Varios, pero haré honor al último que me encontré en el baúl de los recuerdos sollozantes de las adolescentes de los 80’s (mis hermanas y madre, por ejemplo). ¿Han escuchado detenidamente a Dyango? ¡Se pasó! ¿Será que me convertí en una ex rockera con oído romántico a punto de pedir flores para mi cumpleaños? No lo sé… No creo, pero escucho a Dyango y no me importa lo que le parezca al resto, se merece toda mi atención el caballero. Lo escucho desde pequeña, desde que tengo uso de razón, pero nunca me había percatado de la lírica de sus canciones y de lo buen intérprete que puede llegar a ser. Sí, ando hormonalmente mamona, ¿y qué?Hay tantos grandes y tanto por descubrir todavía, lo bueno es que ya cayeron las murallas y me he dado permiso para escuchar hasta a Myriam Hernández, O.OPerdón Bob, perdón Roger, perdón Jim y perdón Jimmy.

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