Revista Opinión

Regeneración

Publicado el 14 julio 2014 por Jcromero

Como consecuencia de un proceso electoral, que está teniendo repercusiones inicialmente no previstas en su convocatoria, se ha reactivado esa necesidad siempre anunciada y pocas veces emprendida de regenerar el funcionamiento de la democracia española. Todos dicen desearla: los partidos emergentes, los que renuevan sus rostros para dignificarse o el propio presidente del Gobierno. Pero, entre el dicho y el hecho de algunos, siempre hay promesas incumplidas, ciudadanos perplejos y monólogos disparatados con la mentira como método.

Lo dice el diccionario, regenerar implica una previa degeneración. Lo decía mi abuela, no hay regeneración posible para quien no reconoce errores ni desea rectificar. Cuando Rajoy hace referencias a la regeneración, ¿está aceptando la degeneración de nuestras instituciones, el funcionamiento de su propio partido o simplemente propone un cambalache para reducir los efectos del desgaste electoral que intuye? Cuando Rajoy habla de regeneración, ¿admite un abuso partidista y bochornoso en el nombramiento de los miembros del Tribunal Constitucional, por ejemplo? Cuando anuncia medidas de regeneración y propone una reforma electoral a la medida de sus intereses, cuando habla de regeneración a la vez que presenta un macrodecreto que vacía de contenido al Parlamento y simultáneamente propone la llamada «ley mordaza» o hace declaraciones tan peregrinas como que el Estado del Bienestar está funcionando mejor que nunca. Cuando continúa sin dar explicaciones de tantos asuntos que le incumben, la pregunta es si está por el engaño y la perversión de la democracia o por su regeneración.

La elección directa del alcalde, así, propuesta a pocos meses de las elecciones y sin saber el contenido de la misma, suena a golpe de estado electoral y desprende un intenso olor a miedo ante unas perspectivas electorales complicadas. Hay cuestiones fundamentales, sin olvidarnos de la siempre esencial letra pequeña: ¿listas abiertas o cerradas?, ¿una o dos vueltas? En todo caso es un tema tan importante que precisa tiempo suficiente para su estudio, reflexión y debate. El macrodecreto de estos días, que incluye 26 cambios legales sin debate ni posibilidad de presentar enmiendas, es contrario a la regeneración democrática que el Gobierno enarbola y se convierte en prueba de cómo gobiernan quienes observan el debate legislativo como un incordio. El Gobierno puede hacerlo, el PP tiene mayoría suficiente tanto en el Congreso como en el Senado, incluso cuenta con mayoría en el quiosco y en la TDT. Puede legislar como le plazca; pero cuando impide el debate parlamentario, cuando cercena el papel de la oposición y cuando miente desvergonzadamente, no parecen creíbles sus arengas regeneracionistas.

El tiempo que vivimos desde el 25-M es esperanzador porque buena parte del electorado ha decidido no confundir la sensatez con la resignación. Hasta ahora, nuestros políticos, sólo temían la “amenaza” de los medios de comunicación y, en menor medida, el desprecio de la ciudadanía. Ahora, puede que estemos en el principio de una situación novedosa con una ciudadanía dispuesta a controlar y ejercer presión sobre la clase política. Toda regeneración pasará necesariamente por la implicación ciudadana para desenmascarar a los poderosos propagandistas de lenguaje trampa.

Es lunes, escucho música:

Elección de alcalde a dos vueltas, La estrategia del PP, La regeneración democrática de Rajoy, El PP corre el riesgo de convertirse en un partido golpista, El propagandista Rajoy propone ratificar la dictadura de la lista de partido estatal, Dudas sobre la propuesta de elección directa de alcaldes, El fundamentalismo de las genovesas, Con rango de ley, Rajoy y la regeneración,

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