Revista Cultura y Ocio

“Regreso a casa” de Zhang Yimou (2014)

Publicado el 06 septiembre 2016 por Miguel Angel Requejo Alfageme @MiguelARAlfagem

 Resultado de imagen de fotos de regreso a casaNo recuerdo un final de película tan potente como el de ésta. Más que en una historia de amor y entrega, yo pensaría en una historia sobre la fragilidad humana. La última foto del film refleja como el corazón y la mente humana nunca dicen basta aunque la esperanza de felicidad se haya evaporado. La fragilidad del ser humano y su búsqueda de un refugio, sea el que sea, reflejados en una huida sin retorno ante una situación de pesar insostenible sin por eso dejar de acudir a la cita con lo único que le puede facilitar el retorno. Un retorno que ya se ha producido pero para el que la protagonista no está ya capacitada. No se puede transmitir más en una imagen.“Regreso a casa” está ambientada en China, en el final de lo que se llamó “la revolución cultural”, que supuso un recrudecimiento de la tiranía comunista, que llevó a muchos intelectuales y críticos a sufrir deportaciones y encarcelamientos masivos, y comienzosde la apertura del sistema tras la defenestración de la llamada “banda de los cuatro”. En este escenario la historia refleja múltiples matices.Como las ambiciones personales y el estado omnipresente tejen en la sociedad una red de peligrosas influencias que pueden marcar nuestra vida para siempre.Como el corazón humano nunca pierde la esperanza y a pesar de las dificultades una y otra vez desea recuperar aquello que fue su hogar.Como la mente humana antes de explotar, desconecta y se refugia en el menor indicio de que el pasado puede retornar y ser lo que siempre fue.O sea, debilidades. Fragilidad.Todas ellas englobadas en ese regreso a casa que, una y otra vez, intenta el protagonista de la historia pero que sin embargo es el objetivo de los tres protagonistas.Cada uno desde una deportación diferente. Y ahí nos damos cuenta de que quizá la deportación menos dolorosa, menos traumática es la física que te imponen. Al fin y al cabo nos la han causado otros. Que las más dolorosas son las aceptadas y provocadas por nosotros mismos.Un guion excelente que teje con la cotidianidad de una china gris, hacinada, sin esperanza, un tapiz en el que tres voluntades ya nunca podrán empujar en la misma dirección pues los avatares de la vida los ha colocado en mundos de dimensiones diferentes. Se rozaran, serán amables los unos con los otros, pero imposible construir ya nada. Todo, ruina y nostalgia.Una película perfecta.Y eso que intentar captar en los rostros de los actores chinos una complicidad emocional se me torna imposible. Pero la intensidad de los hechos lo suple con suficiencia.“Regreso a casa” es una pura metáfora de ese regreso que se empieza a gestar desde el primer segundo en que ya comenzamos a tener pasado. Siempre en el presente hay razones para desear un regreso al pasado, a esos momentos del pasado en que todo parecía posible y perfecto. Esa metáfora que encierra esa frase tan manida: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”.Una película enorme de múltiples resonancias. Sucede en China, pero no nos engañemos, podría suceder en cualquier sitio. El comunismo es anecdótico. Sólo la mente y le corazón humano y nuestro anhelo de felicidad. Que lo complica todo a la vez que se nos hace imprescindible.La imagen final, repito, colosal. Algunas veces un regreso a casa es eso.

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