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Reina de Escocia, María Estuardo (1542-1587)

Por Sandra @sandraferrerv

Reina de Escocia, María Estuardo (1542-1587)

En 1543 un bebé de pocos meses era coronado en la capilla real del castillo de Stirling como reina de Escocia. María Estuardo tuvo a su alcance las coronas escocesa, francesa e inglesa. Pero traicionada por sus enemigos y por las circunstancias políticas, fue condenada y ejecutada por su gran rival, Isabel I de Inglaterra.

Un bebé coronado y prometido

María Estuardo nacía el 8 de diciembre de 1542 en el Palacio escocés de Linlithgow. Era la cuarta hija del rey Jacobo V de Escocia y su esposa, la francesa María de Guisa.

Seis días más tarde moría el rey, desilusionado por haber tenido una hija, la única superviviente de su estirpe. No había transcurrido un año del nacimiento de María, cuando fue protagonista de una peculiar ceremonia de coronación. María era nombrada reina de Escocia, junto con James Hamilton II, conde de Arran, quien se colocaba el siguiente en la línea sucesoria y actuaría de regente de la pequeña.

No sólo eso, unos meses antes de su coronación, la joven reina había sido prometida en matrimonio al hijo de Enrique VIII de Inglaterra y su tercera esposa Jane Seymour. El matrimonio formaba parte de los llamados tratados de Greenwich, según los cuales, las dos casas reales aceptarían que los hijos de María y Eduardo heredarían Escocia e Inglaterra conjuntamente. Antes de la coronación de María, su madre ya había roto su primer compromiso matrimonial.

Un bebé entre dos reinos

Enrique VIII no se resignó a perder la oportunidad de unir los dos reinos y empezó una serie de incursiones en territorio escocés que no sólo pusieron en peligro la vida de la pequeña reina sino que dejaron tras de sí destrucción y desolación. María de Guisa pidió entonces ayuda al rey francés Enrique II mientras intentaba esconder a su hija de los ejércitos ingleses.

Finalmente, el verano de 1548, María conseguía escapar y llegaba a Francia. Poco antes su madre y los representantes del rey Enrique II habían firmado en Haddington un acuerdo matrimonial para casar a María con el delfín Francisco. María, que tenía entonces cinco años, pasaría otros diez alejada de su tierra, en la corte francesa. A su madre no la volvería a ver nunca más.

Reina de Escocia y Francia

María Estuardo se casó con Francisco en 1558. Un año después, durante las celebraciones de la paz de Cateau-Cambresis entre Francia y España, Enrique II fue mortalmente herido en una justa. María y Francisco se convertían en reyes de Francia.

Sin embargo, la felicidad de María duró apenas un año. En 1560 no sólo moría su madre, sino que quedaba viuda y despojada de su título de reina de Francia.

De vuelta a un país dividido

María tenía apenas 18 años cuando volvió a su tierra natal. Seguía siendo su reina legítima, pero se encontró con un país en la cuerda floja. La división religiosa entre católicos y protestantes se había convertido en la bandera de las causas políticas de Escocia e Inglaterra. En el país vecino, Isabel I era reina tras la muerte de su medio hermano el rey Eduardo. Isabel, hija de la segunda mujer de Enrique VIII, Ana Bolena, defendía a ultranza la causa protestante, pues era el único modo de legitimizar su nacimiento y por tanto sus derechos dinásticos. Pero el bando católico veía en María de Escocia, con derechos dinásticos al trono inglés, una alternativa a Isabel.
Del mismo modo en Escocia, el hermano ilegítimo de María, Jacobo Estuardo I, abanderaba la causa protestante.

Pero así como Isabel I gobernó siempre con brazo de hierro y nunca le tembló el pulso defendiendo en lo que ella creía, María no se decantó abiertamente por ningún bando. No sólo no defendió abiertamente la causa católica sino que toleró la fe protestante.

Isabel y María nunca se conocieron personalmente pero la prima de su padre fue siempre una amenaza para Isabel, una reina que no se había casado ni tenía intención de hacerlo, por lo que la cuestión de su sucesor fue tema de constante debate a lo largo de su reinado.

Dos matrimonios infructuosos

Aunque María sí se casó, sus otros dos matrimonios sólo le trajeron problemas políticos. El segundo marido de María fue su primo hermano Enrique Estuardo, duque de Albany y conocido como Lord Darnley. Enrique era uno de los principales líderes de la causa católica, por lo que su unión encendió la ira de sus enemigos protestantes que iniciaron un levantamiento armado.

El matrimonio empezó a deteriorarse cuando Lord Darnley reclamó para sí más poder y exigió el título de rey. Tras el nacimiento de su único hijo, Jacobo, el marido de María fue asesinado por el que sería su siguiente esposo, Jacobo Hepburn, IV conde de Bothwell.

El camino a la condena

El asesinato de su segundo marido y la boda con el conde de Bothwell fueron el inicio del fin de María. La nobleza escocesa les dio la espalda y tras varios levantamientos armados, María fue encarcelada. En 1567, obligada por las circunstancias e incapaz de reunir a su alrededor a un número suficiente de seguidores, María abdicó en favor de su hijo. Jacobo tenía entonces un año.
María sin embargo no se resignó. Intentó huir y reorganizar un ejército de seguidores pero no llegó muy lejos. Tras la derrota de su ejército en Langside, huyó a Inglaterra, donde sería capturada por los hombres de su gran enemiga Isabel I.

Condena por asesinato

El juicio que inició Isabel contra su prima tuvo como pretexto el asesinato de su segundo marido, el noble inglés, Lord Darnley. La verdadera razón radicaba en mantener a María el mayor tiemplo lejos de su país. Mientras, en Escocia, el hermano ilegítimo de María  gobernaba en nombre de su pequeño sobrino.

María pasó 18 años cautiva. Tras esos largos años, Isabel decició ejecutarla. Los motivos fueron su implicación en varias conspiraciones para terminar con su vida y sentarse en el trono de una Inglaterra reconvertida al catolicismo. Acusaciones que nunca fueron del todo probadas.
Condenada por alta traición, María fue decapitada en una ejecución que ha pasado a la historia por su patetismo. Hasta tres golpes hubo de dar el verdugo para separar la cabeza de su cuerpo.

Separadas en vida, juntas en la muerte

María e Isabel nunca se conocieron en vida aunque sus caminos eran una amenaza mutua. María fue enterrada en la catedral de Peterborough pero tiempo después era trasladada a la abadía de Westminster, a pocos metros de la seputura de Isabel. La orden la había dado el rey Jacobo I, hijo de María, quien había heredado las coronas de Escocia e Inglaterra.
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