Revista Viajes

Renovar el DNI o pasaporte español en Holanda

Por Comolegaraholanda

La cosa empieza rodada: El DNI no puede renovarse fuera de territorio español, así que no te queda más remedio que esperar a tu vuelta a casa por navidad, o por lo que sea, para liquidar estos trámites. Entretanto, para no quedarte indocumentado por tierras extranjeras, has de ir tirando de pasaporte. En este artículo, cuya mitad acaban de ahorrarme las leyes de emigración, explicaremos como se saca o se renueva este documento dentro de los Países Bajos.
Renovar el DNI o pasaporte español en Holanda
Todo el papeleo ha de cumplimentarse en el consulado español, que está en Amsterdam (la embajada, que se encuentra en La Haya, no sirve). Éstos son sus datos:
DIRECCIÓN:  Frederiksplein 34, 1017 XN Amsterdam
                    (tranvía 4 desde la estación central)
TELÉFONO:   (020) 620.3811 o +31.20.620.3811 desde el extranjero
FAX:             (020) 638.0836 o +31.20.638.0836 desde el extranjero
EMAIL:          [email protected]
Es sabido por quienes llevamos ya algún tiempo por estos lares que dicho consulado es un pequeño reducto de España anclado en territorio holandés. No hay más que decir que su horario es de nueve a dos y cierra los festivos españoles y los holandeses (planificad pues la fecha y hora de vuestro viaje para que éste no sea en balde). Pero no queda ahí la cosa, ya que todo el mundo comenta que en realidad esta institución se emplaza en un pliegue espacio-temporal que te transporta a España, sí, pero a la España de la década de los setenta. Una administración recluida en un sótano poco iluminado en el que los documentos todavía se guardan en archivadores apilados en estanterías que, aunque no lo tengan, evocan polvo, y el mobiliario es de conglomerado de color beige; donde varias personas esperan su turno de pie formando una estoica cola (tras tanta cita de agenda holandesa, creedme, esto acaba por parecerte exótico) y donde tras el cristal hermético que encierra a los funcionarios, un señor de barba y camisa que te trata de usted dicta algo a un becario que a su vez lo transcribe en un ordenador del que salen mil y un cables que, atención, ni siquiera es de apple. Siendo toda la escena presidida desde una pared cualquiera por un retrato del rey enmarcado sin gracia, cuya descolorida gama cromática que oscila entre los grisáceos y los verdosos concuerda a la perfección con su propia esencia y con el lugar en que se halla pero nos hace dudar de nuestros sentidos: el que sale en la foto no es Juan Carlos sino Felipe, al que una magia desconocida que probablemente sólo florece en los consulados ha conseguido mimetizar con el entorno a velocidades ultrasónicas.
La verdad no sé si será para tanto o es que tras largo tiempo en Holanda uno se acostumbra a una estética (muy) diferente. Lo que si es indiscutible es que si quieres vivir una genuina experiencia anacrónica en todas tus carnes, lo único que tienes que hacer es seguir las indicaciones del folio pegado a la pared que verás nada más entrar al edificio y en lugar de bajar directamente las escaleras (donde ya ves que se halla la zona de pasaportes), subir a preguntar indicaciones a un señor mayor que aguarda en una habitacioncita convertida en una suerte de recepción. Lo primero (y seguramente lo único) que te va a preguntar este señor es si, como dicta tu deber como ciudadano español, estás registrado en el consulado. Y aquí llegamos a un turning point como los de aquellos libros ochenteros de 'elige tu propia aventura'. Puedes optar por contestar que sí, aunque sea mentira, y superar el brete con éxito, o puedes arriesgar el todo por el todo y decirle que no. Aquí con toda probabilidad se va a armar el belén y te va a caer una bronca de las buenas. De las de antes. De las de maestro de americana marrón que azota culos lozanos a reglazos de madera. De las de ustedes despectivos y dosis alarmantes de prepotencia infundada. Impagable para llevar a los amigos extranjeros a entrever el pasado turbio de tu país como quien los lleva de tour por el Checkpoint Charlie.
En mi caso la bronca era merecida, pues tras tres años trabajando a menos de tres minutos del consulado de marras sólo me había dignado a pisarlo en una ocasión y por motivos heterodoxos: devolver una cosa a Alfonso, pues la ALCE tiene su base en el mismo edificio. Pero el funcionario recepcionista no tenía manera humana de deducir todo esto a partir de mi cara. Pongamos, siendo conservadores, que diez personas pasan por allí a renovar su pasaporte cada día (cola, desde luego, hay siempre). De éstas, al menos la mitad no se han registrado aún (sincerémonos, casi nadie lo hace hasta que lo necesita). Y de éstas cinco, dos bajan directamente al sótano esquivando el peligro de manera inconsciente. Nos queda una media de tres broncas al día o lo que es lo mismo, sesenta broncas al mes. Todas ellas proferidas con convencimiento, como si acabaras de agravarlo a él y a todos sus antepasados. No sé qué comerá este señor para preservar tantos años su energía y su entrega al trabajo, pero yo quiero un poco de lo mismo.
El caso es que lo que este hombre nos echa en cara de tan malos modos es cierto: aunque muchos no lo hacemos (cuatro años he tardado yo) y que yo sepa no tiene consecuencias penalizables, la ley dice que es obligatorio inscribirse como residente en el país al que te has mudado. Más información en esta página. En lo que a la renovación del pasaporte concierne no te preocupes: si no estás inscrito puedes hacerlo al momento en el mismo sótano y liquidar ambos trámites de un sólo golpe.
Para hacerte el pasaporte deberás visitar el consulado, sin cita previa, en dos ocasiones. La primera para entregar todo lo necesario y la segunda, alrededor de tres semanas más tarde, para recoger en mano tu documento nuevo (puedes llamarles para verificar si ha llegado, aunque ubícate tú en ese menú telefónico infinito). En la primera ocasión tienes que llevarles una foto reciente, el documento caducado con su fotocopia, y alrededor de treinta euros de tu bolsillo. Si no estás registrado en el consulado como comentábamos más arriba, necesitarás traer una foto adicional y rellenar este formulario para poder cursar tu inscripción en el momento. Cuando unas semanas después vuelvas a recogerlo no te olvides de llevar el justificante que te entregarán en esta primera visita.
Si lo que pasa es que estabas de viaje y te han robado la cartera, primero debes denunciar el indicente en una comisaría de policía y a continuación ir al consulado para tramitar un pasaporte temporal. En
este caso en lugar del pasaporte viejo has de presentar el impreso con tu denuncia.
Cuidado con la foto de pasaporte que pretendéis entregar, ya que éstas tienen sus normas y hay gente a la que se la hacen repetir. Básicamente ha de medir 4.5 x 3.5 cm y tener fondo completamente blanco. Ojo con los fotomatones, pues suelen tener un fondo grisáceo que, dependiendo del pie con que se haya levantado el funcionario de turno esa mañana, puede que os rechacen. Además has de salir sin gafas, enseñando las orejas (¡maldita sea!) y con semblante preferiblemente serio (primera vez en mi vida que para tomar una fotografía me piden que no sonría). Si no se os ocurre dónde sacar la foto, en el consulado mismo os dan la tarjetita de una tienda en las inmediaciones. Está en Van Woustraat 56 y sorprendentemente no hablan inglés siquiera. Eso sí, cuando la máquina te devuelve transformado en una caricatura de tí mismo de color macilento y asimetría picassiana, tan poco agraciada que empiezas a maravillarte de que los viandantes no tuerzan el gesto asqueados cada vez que te ven aparecer por la acera, el fotógrafo te consuela comentando en su idioma que te ha salido una "bonita cara clásica".
Esto ha sido todo por hoy. Aviso: lo que pone arriba es todo lo que sé del tema, y lo sé únicamente porque estos días me ha tocado renovar mi propio pasaporte. Si tu caso es especial o te ha quedado alguna duda puedes usar los datos de contacto del consulado para ponerte en contacto con ellos. Yo, de verdad, no tengo ni idea.

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