Revista Arquitectura

Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta

Por Arquitectamos
Dedicado a Óscar Miguel Ares,
arquitecto, por sus fotos, por su
ayuda y sus opiniones.
Una tuitstar de merecida fama de crítica mordaz de la sociedad y de fina humorista toca todos los temas de la cultura, de la política, de la sociedad y de lo que se ponga por delante, y siempre tiene la palabra exacta, la frase graciosa, la ironía fina. (No se llega al Olimpo del tuitstareo porque sí). Esta agudísima y ácida comentarista se mete a veces también en el campo de la arquitectura. Nada escapa a su pluma. Y dice cosas tremendas y desopilantes.
El otro día la tomó con el recién inaugurado Centro Botín de Santander, de los arquitectos Renzo Piano y Luis Vidal. Se ve que no le terminó de gustar ni el edificio ni su emplazamiento, y lo dijo con la gracia que la caracteriza.
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Ahí lo tenéis: ¿Qué dijo del edificio? Que es un calefactor gigante. ¿Y qué dijo de sus autores? Que son muy hijos de puta. Qué gracia tiene.
¿Y qué dijo del entorno, del Paseo Pereda? Pues que es una avenida de arquitectura clásica.
(Esa expresión, "arquitectura clásica", aplicada a la de ese paseo -ecléctica, burguesa y totalmente anticlásica-, demuestra que la tuitstar no tiene ni idea de arquitectura, pero tampoco vamos a pretender a estas alturas que uno sepa por qué insulta a quien insulta).
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta Antes y después. Explanada de aparcamiento y Centro Botín con ampliación del Parque de Pereda. (Si clicáis las imágenes las podréis ver más grandes).
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta Dos capturas de Google Street en las que se aprecia la brutal agresión del Centro Botín (a la izquierda) sobre el ambiente urbano y
sobre las pacíficas viviendas (a la derecha) del Paseo de Pereda.
El Centro Botín se sitúa en el puerto de Santander, en una zona en absoluto degradada, pero sí un tanto "marginal" y "residual": una explanada de aparcamiento.
Queda separado de la ciudad burguesa por el Parque de Pereda, que rediseña y amplía, pues hace subterránea la vía de borde.
Podéis ver en las dos fotos que he sacado del Google Street el tremendo impacto visual del Centro Botín sobre el indefenso frente de bloques de pisos del Paseo de Pereda. Vamos, que si el ayuntamiento decidiera cambiar de color los autobuses urbanos la agresión sería cien veces mayor.
Las comparaciones con el Museo Guggenheim de Bilbao son inevitables: un edificio con un diseño "agresivo", un borde de ciudad un tanto "desordenado" y "residual", una estética náutica e industrial que remite a los barcos, a las grúas..., una avenida burguesa muy agradable (en Bilbao es la Alameda de Mazarredo), etc. El Botín es bastante más pequeño y humilde que el Guggenheim, pero creo que hay paralelismos evidentes en su importancia urbana, su misión, su impacto y su protagonismo de recién llegado.
Podemos acusar a Renzo Piano y a Luis Vidal de muchas cosas: de no haber hecho en Santander su mejor obra, de haber pecado de vanidad e incluso de soberbia (todo el que hace un edificio singular peca de ello), de haber dejado cabos sueltos y temas sin resolver... pero no podemos acusarles de ser unos hijos de puta. Ni muy hijos de puta ni un poquito hijos de puta.
¿Se considera hijo de puta a quien diseña un edificio que parece un calefactor? Yo digo que no. Y además a mí no me parece un calefactor. Me parece un edificio.
Los edificios diseñados con criterios contemporáneos y con tecnología contemporánea acaban teniendo forma de artefactos contemporáneos. A posteriori la gente los suele comparar con calefactores, tostadoras, afeitadoras o cosas así. Bueno. No dejan  de ser comparaciones simpáticas. En todo caso, según mi opinión Renzo Piano y Luis Vidal no han diseñado un calefactor a propósito y por lo tanto no se les debería considerar hijos de puta por ello.
Veamos si se les puede considerar hijos de puta (muy hijos de puta) por agredir la avenida de "arquitectura clásica".
Repito que la arquitectura de esa avenida no es clásica en absoluto, sino de un eclecticismo que oscila entre lo discreto y lo pasteloso, con bastantes edificios de calidad y otros cuantos más que desafortunados, y todo ello configura un conjunto urbano agradable.
¿El Centro Botín rompe ese entorno?
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta Vista panorámica móvil que no he sido capaz de insertar como tal, sino que he seleccionado dos pantallazos y los he empalmado. 
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
El edificio tiene dos alas, que pueden dar una idea de prepotencia y como de demasiada expresión volumétrica. Sin embargo eso no es caprichoso (o no totalmente caprichoso): Responde a dejar la abertura desde uno de los ejes (que viene desde el Mercado del Este por la calle Trafalgar) de la trama ortogonal y que también coloniza el parque, de manera que el edificio se abre en dos para dejar libre la perspectiva desde la ciudad tradicional burguesa a la bahía y no cerrar la visión del mar desde el mercado y desde el parque de Pereda.
(Vale, puede que sea un gesto demasiado simplista o facilón al mismo tiempo que un tanto histriónico, pero no es un gesto de hijo de puta. Unos hijos de puta no habrían hecho eso).
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta
El edificio respira un aire de ligereza. Las pasarelas, las ménsulas, los elementos suspendidos... Todo ello colabora a dar una sensación de que apenas se pisa el suelo, apenas se holla el puerto.
A su vez, esas pasarelas, esa "estética náutica" (o también "estética de calefactor"; me da igual: las connotaciones las hace cada uno según sus experiencias, y todas son igual de válidas: mucho para uno mismo y nada para los demás), lo relacionan de alguna manera con el lenguaje naval y portuario.
Y también todo ello sirve de mirador elevado proyectado sobre el mar. Uno puede ir al Centro Botín a no ver ninguna exposición ni participar en ninguna actividad de las programadas, sino a subirse a las pasarelas y ver el mar desde un punto de vista elevado y privilegiado.
En las fotos se ve que hay gente haciendo precisamente eso, y unos arquitectos que brindan ese mirador y dan esa diversión espacial a la gente no son unos hijos de puta.
En definitiva: Renzo Piano y Luis Vidal no son unos hijos de puta, como sostiene la admirada tuitstar. O al menos yo no les veo ningún rasgo hijoputesco. Sin embargo a ella sí le veo rasgos de quijotesca desfacedora de entuertos y de superheroína de la Marvel.
Me explico:
Nota.- Todas las fotos del Centro Botín aquí mostradas son del lúcido arquitecto Óscar Miguel Ares, como ya he dicho, quien no solo me las ha pasado y me ha autorizado a que las utilice aquí, sino que me ha contado su experiencia sobre este edificio. Como yo aún no lo conozco he tomado sus explicaciones y sus sensaciones y las he hecho mías "digiriéndolas" mientras estudiaba las imágenes.
Por todo ello le doy las gracias.

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