Repite conmigo: No

Quizás fue la película de Acuarius, es posible que también -y como decía Mulder- que nos haya puesto ácido lisérgico en en los tanques de agua, o probablemente que hemos pasado de una sociedad del esfuerzo a la de la recompensa rápida, del aquí y ahora, pero la verdad es que navegamos sobre el pensamiento mágico de que todo es posible, que todos somos maravillosos, que más vale dar que recibir y las límites son invenciones que nos hemos autoimpuesto por miedo a ser realmente nosotros.

Pero para el resto de mortales, los que lidiamos con una realidad pegajosa, molesta y con cierta tendencia al sadismo, los límites no es que existan, es que hemos de ponerlos porque de lo contrario nuestra se convertiría en un armagedon, en una catástrofe de proporciones bíblicas y lo pero de todo, los guisantes se convertirían en el plato estrella de la gastronomía moderna.

Hemos de aprende ha decir que no, a decir que no a amigos, conocidos y saludados. Pero sobretodo hemos de aprender a decir que no a los clientes. Entre esta nueva era de que todos somos extraordinarios, que el más tonto sabe como infiltrarse en la NASA y dónde una mujer sin oficio ni beneficio gana más que todo el departamento de I+D dedicado a la oncología, creo que es hora de plantarse y decir que ni hablar, que si le parece bien se lo haga el mismo o que se busque a otro, porque como ya dicen los libros sagrados -o deberían de incluirlo a la voz de ya- Dios dijo hermanos, no primos.

Es normal ver a la gente correr como un gallina con las bragas a la altura de los tobillos porque un cliente se ha constipado y tenemos que ir todos a buscar un pañuelo porque es muy sensible. Lo que no suele suceder tan a menudo es que alguien aporte más de dos neuronas y pare la histeria colectiva. Estamos de acuerdo que todos sabemos lo que nos factura el cliente, pero si no recuerdo mal, en una empresa el beneficio es ese pequeño porcentaje que va entre lo que cobramos y lo que nos cuesta. Por mucho que yo le pueda facturar un millón de euros semanales, si el cliente me cuesta un millón cien mil ese cliente es una ruina. Y es una ruina porque no sabemos decirle que no, que esto no está en el contrato, que esto supone un proyecto nuevo, o directamente, que con el presupuesto que le ha dado el departamento comercial cubriríamos gastos si a Povedilla -el calvo con barriga cervecera de contabilidad- lo vestimos de folclórica y lo llevamos a que pida limosna en metro.

Tenemos que definir nuestros propios límites, como personas y como empresas, porque de lo contrario nos vamos a quedar sin liquidez para cubrir nuestras propias necesidades, y está muy bien ser el proveedor más simpático del mundo, pero está todavía mejor ser un proveedor que puede pagar a sus trabajadores y colaboradores.

Con lo que la próxima vez que te pidan una modificación y te digan eso de, es que a ti no te cuesta nada, dale tu usb con diez gigas de documentación, con más de cuarenta libros, trescientos artículos, mil doscientos blogs y una foto de tu novia y le pides que se lo lea y que se lo aprenda, porque a él tampoco le cuesta nada leer, ¿no?

Película: Dr. No

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Jose Salgado

Co Founder at HubLawyerCon formación en psicología y con un Máster en dirección de empresas, la curiosidad y las ganas de aprender han sido el motor de mi carrera profesional. Por este motivo he participado en proyectos de todo ámbito, ISPs, Comercio electrónico, Plataformas de e-learning, Comunidades de prática y Redes sociales profesionales. Todo este historial profesional me ha llevado a tener una visión global de la empresa y una perspectiva orientada a negocio, donde el cliente se situa en el centro de todas las operaciones de marketing, ventas, tecnología y de gestión de recursos humanos.

@tatxe

El día que deje de aprender será el momento en que habre perdido mi curiosidad. Actualmente trabajando en http://t.co/8eI5yfH3MKRT @carme_the: Exit ahir! Avui: Obrim de 10 a 23, vermut a les 12 amb concert de Maria Rey y de 21-23 djnaïf. Quevedo 36, BCN http://t.co/0… - 4 días ago