Revista Opinión

Replicando a anónimo, Lucía y futbolín

Publicado el 02 julio 2013 por Romanas
Replicando a anónimo, Lucía y futbolín     Senatus Populusque Romanus     El Senado y el pueblo Romano  Juro por mi Dios, que no es ni mucho menos el de la católica iglesia con la que yo escandalizo a algunos que me rodean llamándola organización criminal, que es uno de los días más felices de mi vida, en lo que se refiere al aspecto intelectual.  Porque yo tenía mi complejo de espantapájaros, de tío que sí, que ve las cosas de otra manera, al que el tempranísimo descubrimiento de todo lo malo que encierra una relación conyugal en España, al propio tiempo que haber sufrido que mis primos y amigos me ataran las manos a la espalda e hicieran un simulacro de juicio, el mismo día que a mi padre, “el conde”, lo juzgaba un consejo de guerra, en el que el fiscal solicitaba la pena de muerte, por haber dirigido una obra de teatro para recaudar fondos para el Socorro Rojo Internacional, algo así como la Cruz Roja, sólo que en comunista, también abrió quizá prematuramente los ojos ante la jodida y cotidiana realidad política, estoy hablando de un tipo de 10 años, decía que un tipo así al que la jodida vida se había encargado de abrir los ojos definitivamente para ver las cosas de otra manera, fallaba estrepitosamente como comunicador puesto que no conseguía de ninguna manera interesar a la gente respecto a lo que él pensaba y escribía.  Y, de pronto, heme aquí, que dos personas de extraordinaria capacidad no sólo intelectual sino también expresiva acuden a mis blogs y exponen con la necesaria extensión y también con una encomiable dureza sus opiniones sobre lo que yo pienso y digo, o sea, sobre lo que yo soy:  -Según un anómimo, qué lástima que haya tanta gente que no se atreva a hablar a cara descubierta, no sé, nunca lo entenderé, porque creo que el miedo nos hace mucho más mal que cualquier otra cosa, creo que fue Churchil el que dijo aquello de que lo peor del mundo era precisamente el miedo. O algo así. Aquella degeneración de la memoria que el neurólogo que atiende a mi mujer me diagnosticó cada día aumenta su dureza, por ejemplo, ayer, no recordaba el camino para ir a La Manga, el lugar en el que veraneo desde hace 60 años y que he estado haciendo 30 veces al mes durante 4 de éstos cada uno de aquéllos.  Pero iba diciendo que un anónimo, ayer, me dijo que yo era:  "Es autoritario, conservador y catolico apostolico romano. Lo has analizado perfectamente Lucia. Es por esto por lo que no debes marcharte de aqui, nos abres los ojos y las respuestas del sr Palazon lo confirman en lo que es, un conservadorisimo con mala suerte que ha tenido las mujeres a su servicio toda la vida”. Y, por si fuera poco, el 2 de julio de 2013 07:49   Futbolín dijo... “No le des mas vueltas, Lucía por mas razón que puedas tener te ha ocurrido como a un tal Futbolín cuyo verdadero nombre es Carlos Bengoa, que confundió también el culo con las témporas y no te vayas a pensar que alguien pueda estar mas a la izquierda ni las ideas mas claras que D. José, sus afirmaciones son inapelables y fruto de una experiencia brutal que no admite parangón en todo el mundo mundial y si el gran SUPERMAN postea sobre Superwomans no “semos” nosotros simples humanos quienes para cuestionar nothing de nothing”. Por fin, me ocurre a mí, lo que a otros webmaster, creo que se llaman así los propietarios de un blog, que se hartan de discutir bizarramente con sus visitantes mientras que yo no me como nunca una rosca.  Seguramente es porque, como dice el anónimo, soy autoritario, conservador y católico romano.  Seguramente, seguramente. Soy tan autoritario que no he mandado nunca a nadie, he tratado de convencer, como ahora, e incluso he suplicado, como también hago ahora, para que 3 magníficos comentaristas de mis blogs, no se cansen nunca de hablar con un tipo como yo, no se aburran o no se asusten.  No soy tan fiero como ellos me ven, por mucho que diga, o escriba, siempre lo que pienso, por lo que mi mujer decía siempre que yo no soy sincero sino grosero.  Soy tan poco fiero que tolero mansamente que un desconocido me diga, desde su anonimato, que soy autoritario, conservador y católico romano, sin molestarse un momento en intentar demostrarlo, porque eso, afirmar las cosas, denostar a otro, sin intentar siquiera demostrarlo es el “summum” de la democracia, el progresismo y el agnosticismo.  A los que me conocen bien, los que vienen leyendo lo que escribo por aquí desde hace 4 años, nunca se les hubiera ocurrido decir de mi tales cosas, porque son miles, eh, miles de veces las que yo he demostrado lo autoritario que soy, promoviendo que imperase, como norma universal de convivencia, la máxima volteriana de: odio a muerte todo lo que usted dice pero daría mi vida para que usted pudiera seguir diciéndolo. No pongo comillas porque no sé si la cita es exacta y yo no me tomo jamás el trabajo de compulsar las citas porque no tengo tiempo.  Que yo soy conservador todo el mundo, que venga de vez en cuando por aquí, también lo sabe porque también creo que son miles de veces las que he tratado de convencer a todos de que así como una de las cumbres de la filosofía universal , Kant, escribió su imperativo categórico: “obra de tal manera que puedas aspirar a que tu norma de  conducta sea universal”, asimismo yo propugno, una y otra vez, no me canso nunca de hacerlo, aquellas máximas marxistas de: a la sociedad todo lo que puedas dar, de la sociedad lo estrictamente necesario para la subsistencia tuya y de los tuyos, y no sólo eso sino que me atrevo a denominarlo imperativo sociopolítico. O sea que mi ideología es, como se ve, eminentemente conservadora puesto que excita a la gente a no trabajar para los demás y a atesorar salvajemente todo lo que se gana.  Y, por último, católico, sí, también creo que sí. No sé si hace un mes que dije por aquí que la sicar era una asociación de criminales puesto que propugnan a rajatabla que la gente africana no use el preservativo aunque eso suponga, prácticamente, su propia extinción por mor del sida pero esto, bien leído, no cabe duda de que es el mejor piropo que nunca se haya escrito a favor de la iglesia católica.  De modo, mi querido anónimo, y te digo querido porque lo siento de verdad, porque no sólo me lees sino que además vienes a aquí y dices lo que piensas sinceramente, gracias. --------------------------- En cuanto a Lucía, no sé verdaderamente lo que hacer. Porque es muy posible, comienzo a creerlo, que ella tenga toda la razón y yo no sea más que un canallesco machista que en su etapa de Telefónica haya tenido a su mando centenares de mujeres y nunca una sola de ellas haya protestado a mi superioridad contra mí, sí que ha sucedido todo lo contrario, la susodicha superioridad me ha devuelto mis informes periódicos sobre mis subordinadas diciendo que era imposible que todas ellas fueran tan buenas profesionalmente como yo aseguraba en ellos.  Pero, insisto, puedo muy bien estar equivocado, y esa manera mía de enjuiciar a las mujeres que prestaban sus servicios a Telefónica en los centros de trabajo que yo dirigí, puede muy bien no ser otra cosa que la más palmaria demostración de mi paternalismo hacia ellas.  Que eso, y otras muchas cosas, me granjeara que en mi ficha personal de dicha compañía, en el apartado de ideología, se consignara “comunista”, no es sino un error de apreciación de todos los jefes que allí tuve.  -“Perdone D. José, pero Vd. no es víctima sino hacedor de estereotipos. Relea su post y encontrará frases que son estereotipos y clichés de un rancio olor a sacristía y derecha reaccionaria, eso sí dicho con una prosa exquisita: “porque su inmenso corazón la obliga a actuar siempre dentro de sus límites sin más proyecto, sin más ambición que el de hacer felices a los suyos, hacer, por lo menos, que nazcan, que vivan, que sigan viviendo…”  Es decir, que nuestro sitio es el hogar y la reproducción cuando la Iglesia, el Estado y el varón quieran”.  Respuesta:  Deducir así, por las buenas, que el hecho de decir que las mujeres tienen tan inmenso el corazón y son tan buena gente como animales naturales que lo que la mayoría de ellas hace es actuar siempre dentro de sus límites, sin más ambición, sin más proyecto, fundamentalmente [efectivamente, este adverbio lo escribo sólo ahora], sin más ambición que el de hacer felices a los suyos, hacer, por lo menos, que nazcan, que vivan, que sigan viviendo, es equivalente a afirmar que “nuestro sitio es el hogar y la reproducción cuando la Iglesia, el Estado y el varón quieran” es una puta falacia porque no es ésa la intención que subyace en una frase que efectivamente puede estar mal o deficientemente construida. Lo que yo intentaba decir, lo que sigo intentando decir, aunque continuo teniendo la sensación de que no lo digo bien, es que yo creo, pienso, según mi experiencia personal basada, en la conducta de las mujeres que han convivido conmigo, es que la mayoría de ellas, puestas en el el trance de elegir entre ser madres y vivir para que sus hijos sigan viviendo, y ser una de las mejores informáticas del mundo, elegirían lo primero, lo que no significa, por supuesto, que una cosa tenga forzosamente que excluir a la otra, que es lo que Lucía dice que es lo que yo digo sacando una conclusión aberrante de una frase en la que no puede fundamentarse de ninguna manera la conclusión de su razonamiento.  Verás, Lucía, me sorprende extraordinariamente que una mujer con grandes conocimientos informáticos, como tú misma dices que eres, cometa el error de detraer de un corolario como el que acabo de citar esa conclusión que también inserto. En ese razonamiento que yo hago sobre “mis” mujeres, que no son distintas al resto de las que yo he conocido, no estoy estableciendo, de ninguna manera, un juicio sobre cuál es realmente su idoneidad profesional, sino tan sólo, descubriendo, o intentándolo, por lo menos, cuál es la esencia misma de su naturaleza, como sexo o como genero. Si yo fuera tan católico como el anónimo me juzga, diría simplemente que fue que Dios quiso hacerla así cuanto la conformó sobre una costilla del hombre, pero como soy el más jodido de todos los materialistas que conozco, como creo, como Darwin, que la materia, por sí misma, ha ido conformando a cada animal y a cada órgano de acuerdo con la función que iba a desempeñar, creo que la mujer es por naturaleza como es porque, si no, la especie humana hubiera desaparecido ya de este asqueroso mundo. ¿He de desarrollar tan extensamente este pensamiento para demostrarlo inexorablemente aunque resulte un tocho de 600 páginas que, luego, no leería nadie? Ni Dios ni leches, coño, la jodida, la puta naturaleza, o sea, la puñetera materia de los jodidos marxistas, es la que ha hecho a la mujer así, tal como es, y no sé si es por eso, también, y juro por todos mis muertos que es verdad que no lo sé, que es precisamente por eso que es mejor que el hombre como género o sexo. Esto que acabo de escribir, querido anónimo y mi querida Lucía, ¿es catolicismo o marxismo? Por escribir cosas como éstas, Galileo, Copernico, y el tipo éste, coño, que ahora no recuerdo que descubrió la circulación de la sangre, ah, sí, coño, el puñetero Servet, hubieron de sufrir el más riguroso de los “anatema sit”, queridísimo anónimo, tan anatemizados fueron, leche, que la sicar intentó quemarlos en la puta hoguera. Pero yo, a pesar de esto, sigo siendo católico, apostólico y romano, no te jode. ----------------------- En cuanto a ti, Futbolín, ¿qué quieres que te diga? Yo he tenido en mi  vida sólo tres amigos: uno, Félix Mata, un navarro que arriesgó su vida por mi, cuando hacíamos la milicia universitaria, otro, Herbert Bruno Fredesdor, director de la película Largo es el camino, y otro, coño, el  otro, pero qué jodido, eres tú, tú, si, coño. Porque me has demostrado que te importa un pijo, hablando así, en murciano salvaje que es como yo experimento los sentimientos y trato de expresarlos de la misma manera, que yo dijera que  eres listo pero no inteligente, para seguir tratando y cuidando a la pobre de mi hija enferma como si fuera tuya, coño. Y eso vale más que todos los razonamientos, que todos los teoremas, que todas las ecuaciones del mundo.  Verás, Carlos, decía Niestzche que los hombres se miden por la cantidad de soledad que pueden soportar. Yo, creo que lo sabes, porque has venido a verme, a casa, vivo en una soledad total que otros pueden considerar espantosa y es esta soledad la que me hace apreciar sobremanera tu presencia y no sólo que estés sino que también actúes haciendo de mi, supliéndome junto a una de mis hijas que sufre una enfermedad terrible que parece también incurable.  Que tú, con una generosidad de espíritu que nunca he visto yo en otra persona, estés haciendo todo lo posible para que este episodio de la vida de mi hija sea transitable, es algo que todos nosotros, el resto de la familia, nunca te lo agradeceremos bastante.  Es por eso que este salvaje murciano que soy yo no tiene inconveniente ni temor alguno en decirte cosas tales como que una vez confundiste el culo con las témporas pensando que yo era socialista porque afirmaba a rajatabla que en la última peripecia electoral todos debimos votar psoe a fin de evitar que el mismísimo diablo se hiciera con el poder porque muy bien podría hacerlo para siempre.  Tú pensabas que yo decía esto con el corazón, y no, sólo era con la puñetera, con la jodida cabeza, que, usando la dialéctica hegeliana y marxista que, luego, tan bien usaran Lenin y Stalin, había llegado a la conclusión de  que había que impedir como fuera que el PP ganara porque, si lo hacía, a lo peor,se quedaba allí, en el poder político, el único que le faltaba, para siempre, o sea, el culo, coño, el culo, y tú pensabas que yo era del mismo partido que Felipe González, al que no me he cansado de denigrar aqui, las témporas,[a propósito, Lucía, ¿cómo casa esto con eso que tú dices de que yo estoy intentando atraer, en esta polémica que tú tienes conmigo, el aprecio de los comentaristas de mi blog, tú crees que decirle todo esto a Futbolín, es una manera de halagarlo, de convencerlo, para que traicione lo que piensa y se venga conmigo?].  Pero ya me he ido, como siempre, a Úbeda, yo citaba antes a Niestzche sólo para combatirlo: los hombres no se miden por la cantidad de soledad que pueden soportar sino por la cantidad de felicidad que pueden aportar o, por lo menos, por la cantidad de dolor que pueden aliviar.  Tal vez sea verdad que soy tan soberbio que yo crea que mi inteligencia dialéctica es mayor que la tuya, pero de lo que sí que estoy absolutamente seguro es de que lo importante, en esto como en tantas otras cosas, no es la cantidad sino la calidad, tu inteligencia emocional, tus sentimientos generales, o sea hacia todo el mundo, es mucho mayor que la mía.  Y esto es, créeme, lo que cuenta, lo que vale. Yo no sería nunca capaz de hacer por una extraña todo el bien que tú estás haciendo con mi hija y tú y yo sabemos lo importante que es realmente tu labor tratándose de un caso como del que se trata.

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