Revista Cultura y Ocio

Rescate subjetivo de justicia

Por Finicolasgafas @Finiconlasgafas

Dentro de los cabezas de limón había un autor que mis viejas orejas reclaman poner en un sitio de honor. He tenido que superar ridículos prejuicios y carbonizar centenares calendarios para no importar lo que piense nadie de mi opinión. Hay gente tardía y yo soy de los últimos, siempre es mejor mejorar al ritmo de los caracoles que persistir en la coherencia del error. La música está llena de maravillosos fantasmas que tan solo existen para los médiums. Aunque en este caso, el artista invisible una vez tuvo un cuerpo apenas triunfal. Evan Dando tenía un grupo que por aquel entonces no me interesaba, me resultaba blando e intrascendente y encima era ¨guaperas¨. Ya se sabe que el desprecio se nutre de la propia mediocridad cargada de orgullo y así otorgar justificación a la existencia. Pero, escuchar sus canciones me incomodaba de modo extraño. No aceptaba sentir que, a pesar de ser lo más alejado a mi gusto, me gustaban.
Fue un proto-grunge. Las melodías rebosaban en Nirvana y nadie se escandalizó por ello. La actitud de los Lemonheads tiene de todo menos postura artificial. Con el tiempo les fui siguiendo la pista y cuanto más se diluían en el desinterés del público y de la crítica, más los escuchaba en secreto. Leí un artículo que confirmó mi intuición, decía que el tal cantante iba arrastrándose por los escenarios y que teniéndolo todo para ser lo que hubiera querido, decidió no ser nada. Oigo sus canciones y veo a un creador insobornable, comprometido tan solo con su obra. Veo sus actuaciones en directo y sus ojos apenas se abren. Los acordes que utiliza son su personal expresión salidos con una extrema timidez y una abrupta sensibilidad. Hace poco ha sacado un antiguo trabajo con un sonido más cuidado y he leído un artículo de un crítico diciendo que tal vez todo lo que se dijo y lo que no se dijo de él, tan solo fueron leyendas urbanas. Él nunca tuvo culpa de ser guapo y talentoso. Los críticos y yo, siempre hemos tenido la culpa de no saber llevar nuestra carencia de belleza y de talento dignamente. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog