Revista Cultura y Ocio

Reseña #138: Forastera

Publicado el 22 diciembre 2018 por Alaluzdelasvelas


Reseña #138:
Forastera
 ¡Hola, hola, hola!
 ¡¡VACACIONES DE NAVIDAD!! No, no vamos a hablar de (escribir sobre) todo lo que tenemos que estudiar porque, siendo realistas, eso son ganas de joderse los cinco, diez o quince minutos que dedicamos a desconectar. Navidad, os contaba, ¡y qué ganas tenía! Me encantan estas fechas, no sólo porque evidentemente me pirra abrir regalos - ¿a quién no, en realidad? –, sino porque ahora llega esa temporada en la que puedes zampar hasta hartarte, sólo por no hacer el feo a quién cocina, en que los polvorones están a la orden del día y las horas de mantita imperan.  La anécdota cargada de buen rollo de la semana es que mi amiga invisible – sí, sí, aprovechamos unas cuantas chicas para hacernos un regalito de Navidad adelantado -, me envió estas cositas tan chachis. ¿Y quién fue? Sara, del canal Las lecturas de Sara. Desde aquí un millón de gracias (otra vez), ¡eres un solete! Reseña #138: Forastera
 Y ahora…¡Dentro reseña!
Ficha técnicaReseña #138: Forastera
Título:(Forastera1) Forastera Autora:Diana Gabaldon Traductora:Carmen Bordeu Editorial:Salamandra Número de páginas: 768 ISBN:9788498387186 Preció libro físico: 14,00€ Precio formato electrónico:9,49
Sinopsis
 Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y cae de pronto en un extraño trance. Al volver en sí se encuentra con un panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora la rodea la Escocia de 1734, con sus clanes beligerantes y supersticiosos, hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior vida. Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la seguridad del futuro que dejó atrás y la apasionante incertidumbre del pasado que ahora habita.Mi opinión  Claire no lo sabe, pero está hasta las santísimas narices de su vida. Se aburre del aburrimiento, porque, qué queréis que os diga, ir con tu marido de viaje a Escocia para recuperar la historia familiar es, hablando en planta, un coñazo. Coñazo al que Clarie se enfrenta con nervios de acero, soportando entre bostezos las historias soporíferas sobre el gran linaje de los Randall.Comentarios mordaces a parte – no sabéis lo mucho que me estoy frotando las manos pensando en lo mucho que voy a despotricar –, la chica tiene la paciencia de una santa. Incluso cuando la mujer del vicario le jura y perjura que hay algo extraño en la lectura de su mano, ella se muestra impasible, ligeramente complaciente y… aburrida. Ay, Claire, Claire, la que se te viene encima.

 Tenía muchísimas ganas de saber de qué iba “esto de Outlander”. Supongo que el noventa por ciento de mi hype venía del éxito de la serie, aunque también contribuía que más de una persona me contara lo jodidamente maravilloso que era. ¡Y qué cierto! Yendo por partes, y dejándome los temas escabrosos para el final, debo decir que me ha gustado, y mucho, la narración de Diana Gabaldon. No es ningún secreto que me gustan, y mucho, los libros descriptivos. Me gusta perderme en los lugares que describen, fundirme con la tranquilidad de una buena prosa y, bueno, poder evocar un sitio desde el sofá de mi casa. Diana Gabaldon consigue justamente eso: te muestra dos Escocias muy diferentes, aunque en lo fundamental sean la misma.¿Y eso por qué?, me preguntaréis – si sois como yo y, viviendo dentro de un tupper, no os enteráis de nada –. Muy sencillo. Digamos que, a veces, el tiempo es relativo.
 Arriesgándome a que queráis sacarme los ojos, os diré(escribiré) que Frank Randall me parecía un coñazo. Un hombre aburrido hasta lo imposible, obsesionado con la historia y, la verdad, con muy poca chispa. Un señor, para que nos entendamos, que había dado ya todo por supuesto. La monotonía contagia a Claire y es que, al principio, me parecían más divertidos sus pensamientos que sus comentarios. Esto, lo creáis o no, es un dato importante. Ver como ella, en cierto modo, había aceptado su vida como una partida de ajedrez ganada y soporífera… me agobió. Me agobió muchísimo. No sé qué es spoiler y qué no. Supongo que depende de qué sepáis de la saga, así que iré con pies de plomo y os contaré que, un día, Claire va a una preciosa formación de rocas, Craigh Na Dun, un círculo aparentemente inocente que oculta un poder. Uno muy especial. El mundo parece girar sobre su propioeje el día en que Claire apoya sus manos en las rocas. Todo es igual, pero diferente. Y hay un hombre, aparentemente su marido, que no parece nada contento de verla.  Eso es todo lo que puedo contar sin haceros ningún spoiler, así que ahora vamos con los motivos por los que tenía miedo de leer la saga.Machismo. Sí, así de sencillo. Veréis, aunque parezca que soy un poco rígida en mis opiniones, me adapto a la situación sin problemas. El caso es que, cuando leo un libro ambientado en un período por debajo de 1900, me muerdo con fuerza los labios para no cagarme en el machismo de la época. Fue una realidad. Una jodidamente asquerosa, pero una realidad a fin de cuentas. Así las cosas, un libro en el que se nos habla de 1740–1745– año arriba, año abajo –, tiene machismo. Machismo a casco-porro. Pero no por ello es peor libro. Quiero decir, os puedo jurar, y os juro– teniendo en cuenta que yo nunca juro nada que considere cierto, por supuesto – que Claire tiene los ovarios bien puestos. Claro que se equivoca, claro que a veces se calla. Pero planta cara. Y eso lo valoro muchísimo. A fin de cuentas, ella es de una época en la que por fin las mujeres empezaron a luchar por nosotras.


 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler

 Si me preguntáis si el libro es lento, os contestaré que sí, el libro es lento. Pero vale la pena. Claire se adapta muy rápido a su nueva realidad: esa en la que Jack Randall, un capitán del ejército inglés particularmente gilipollas, misógino, asesino, come-mierdas y maltratador; es un calco de su marido. Jack Randall el negro. Ay, lo que hay que aguantar.Pero os hablaba de(escribía sobre) la realidad en la que se encuentra nuestra protagonista. La realidad de los MacKenzie y los Fraser, esa misma. Dos, digamos, casas escocesas que nos van a provocar más de un dolor de cabeza.
 Jamie era, para mí, la gran incógnita del libro. Me esperaba a un matón, un marichulo cachas que sometiera hasta a las moscas. Pero sólo es un chico. Un chico de unos veintitrés años virgen– sí, virgen, yo por poco no me muero al leer eso –, absurdamente atento y oprimido bajo el yugo de sus tíos, Colum y Dougal MacKenzie. No, no es pobre niño, eso tampoco. Es un chaval que se las ha pasado muy canutas y que está aprendiendo a ser un buen hombre. Me gustó que Jamie fuera tan dulce con Claire. Me pareció bonito, porque ella pasaba de ser una puta a ser poco más que un pedazo de carne que, gracias a lo que sea que queráis, sabía algo de medicina. Una enfermera de guerra entre unos escoceses salidos, eso era Claire. Pero no una enfermera modosita. La tía tiene una lengua que, os lo prometo, no tiene desperdicio. Insulto al que se sigue insulto, aderezado con un poquito de ácido. Receta lista. Y, joder, qué maravilla. Una protagonista con un par de ovarios, que no duda un segundo antes de poner a esos señores en su sitio. Gracias, Diana Gabaldon, ya tocaba. El libro es largo. Muy largo, de hecho. Se lee solo. Con esto quiero decir que, desde el momento en que Claire cae en manos de los MacKenzie, es una carrera contrarreloj en la que las palabras supervivenciay coartadacreíble ganan peso. Porque Claire es familia de Randall, aunque él no lo pueda concebir y, creedme, ese cabronazo se merece la horca. A lo largo de lanovela, me cuestioné muchas veces qué pensaba de Jamie. Al principio, me gustaba mucho. Luego lo odié. Lo odié tanto que no sé cómo es posible que, escribiendo estas líneas, esté sonriendo al recordar el final del libro. Porque Jamie se portó mal, fatal, de hecho; pero aguantó sobre sus hombros una de mierda que no os la podéis ni creer. Sí, creo que es un buen momento para deciros que esto no es un libro en el que haya sexo a casco porro, o en el que todo sea un cuento bonito. Es un libro duro, con unas escenas que hicieron que quisiera echarme a llorar de la impotencia y que, joder, me cabrearon lo que no está escrito. Cada ciclo, cada momento que pasan, vale su peso en oro. Palabrita

 Poco o nada os puedo contar. Supongo que cada uno tiene lo que merece, aunque las intrigas políticas, las traiciones y los momentos ácidos siguen picándome. Lo que pasó con Gellie me dolió tanto que, la verdad, no entiendo cómo pudo ser posible. Ya no hablemos de todo lo que hace Jack Randall, porque entonces no termino la reseña. Lo que sí os puedo decir (escribir) es que el libro vale la pena. Aunque sólo sea por ver hasta dónde está dispuesta Claire a llegar por defender su libertad.


Con todo, Forasteraes un muy buen inicio de saga. Con una prosa maravillosa y una protagonista de lengua bien afilada, Diana Gabaldon nos sumerge de lleno en una historia que duele como mil demonios, pero que deja con una sonrisa de oreja a oreja por su final.
Nota: 5/5

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