Revista Cultura y Ocio

Reseña #145: La muerte del comendador Libro 2

Publicado el 23 marzo 2019 por Alaluzdelasvelas


Reseña
-
La muerte del comendador Libro 2

 ¡Hola, hola, hola!

 ¡Y llegamos a la primavera! Ya huele a flores, ¿verdad? Personalmente, me gusta mucho ver cómo poquito a poco todo florece; aunque me jode lo que no está escrito la palabra terrible. Alergia. La puta alergia. Qué dolor, por favor, qué dolor. Pero bueno, dejando de lado esa maravilla de la naturaleza – lloremos –, todo maravilloso.

 Lo mejor de esta semana es bastante superficial, pero a mí me vale. Habré escuchado, desde que empieza hasta que acaba, unas siete u ocho veces el álbum que estrenó Twenty One Pilots el año pasado. Es que me encantan. Ahora mismo mis canciones favoritas con, en orden: Jumpsuit, Chloriney My blood. ¿A vosotras y vosotros no os encantan? ¡Y no olvidéis contarme vuestra historia cargada de buen rollo de esta semana! No me enrollo más, ¡dentro reseña!

Ficha técnica
Reseña #145: La muerte del comendador Libro 2

Título:(Kishidancho Goroshi 2) La muerte del comendador Libro 2 Autor:Haruki Murakami Traductores:Yoko Ogihara y Fernando Cordobés Editorial:Tusquets Editores Número de páginas: 496 ISBN:9788490666326 Preció libro físico: 21,90€ Precio libro electrónico:12,34€
Sinopsis
 En el primer volumen, dejamos al protagonista deseoso de saber qué se oculta detrás del cuadro titulado La muerte del comendador. También ha aprendido a convivir con los extraños personajes y objetos que lo envuelven desde que se instaló en la casa en las montañas. Y, a petición de su vecino, ha empezado a esbozar el retrato de una peculiar adolescente, Marie Akikawa. Pero cuando ésta, una tarde en que regresaba del colegio, desaparece misteriosamente, el protagonista se lanzará en su busca. Y para encontrarla no dudará en enfrentarse a lo desconocido, y tampoco a los terribles dilemas a los que su aventura va a conducirle. ¿Qué le ocurrió en el pasado al autor del cuadro La muerte del comendador? ¿Quién es el hombre sin rostro?Reseña del libro anterior(Kishidancho Goroshi 1) La muerte del comendador
Mi opinión  Mi primera impresión, y puede que la única, es que esperaba mucho, muchísimo más de esta segunda y última entrega de bilogía.Supongo que es un clásico, ¿no? Coger un libro que te mueres por leer, devorarlo hasta llegara ese punto de “¿qué coño me está contando?” y… sentirse estafada. Porque cada autor, cada autora, es libre de hacer lo que quiera con su historia pero, joder, es que vaya planchazo.

 Bien, puede que con esta introducción penséis que he odiado el libro. Nada más lejos de la verdad. Empezando justo dónde lo dejamos en la primera entrega – os he dejado el enlace a la reseña un poquito más arriba, justo antes de “mi opinión” -, nos encontramos con nuestro protagonista preguntándose qué diablos hacer con su vida. Porque sí, porque él sigue sintiéndose vacío y, si bien es cierto que parece que poco a poco todo va encajando, hay cosas que no tienen ningún sentido. Una de ellas es el pedido de su curioso vecino, Menshiki: realizar el retrato de Marie Akikawa.
 Una cosa que valoro, y mucho, es la cadencia. La cadencia de una buena historia, la sensación de empaparse de un escenario bucólico en el que la tecnología no tiene cabida, donde todo son vinilos, libros, café y algún whisky. Ojo, porque esa bebida me da un asco que no la soporto - ¿a vosotras, a vosotros, no os sabe a malditos rayos? -, pero ese momento de desconexión que hace que casi escuches el susurro del viento, el repiqueteo de la lluvia; ese silencio al que acompaña el olor a bosque… vale su peso en oro. Sobra decir que me encanta cómo escribe Murakami. Lo he dicho montones, puede que cientos, de veces, pero a día de hoy es uno de mis escritores favoritos y me muero por seguir leyendo su obra.
 Marie Akikawa tiene una obsesión que me dejó un poco perdida. ¿Y qué obsesión? Su pecho. La pobre criatura tiene como trauma que no llegue a crecerle nunca. Sí, la misma cara que estáis poniendo ahora mismo puse yo: para darle un guantazo. Pero bueno, capeando el tema como mejor puede, nuestro protagonista – del que seguimos desconociendo el nombre – se adentra pasito a pasito en la vida de Marie. Su tía, apoltronada en el sofá leyendo un libro del que se niega a desvelar el título; y Menshiki, deseoso de forzar un encuentro para ver si siente algo, si un golpe de iluminación le hace pensar “sí, esta es mi hija”; funcionarán como telón de fondo, uno que, siendo honesta, me ha gustado mucho.
 Hay un último frente abierto, y es que el Comendador, esa idea que viene y va cuando le place, lleva una temporada sin aparecer. La casa de la montaña, antigua casa del famoso pintor del período Asuka, Tomohiko Amada parece estar llenándose de cosas por descubrir. Cosas que aparecen, cosas que desaparecen. ¿Quién le asegura a nuestro pobre protagonista que su vida va a seguir estancada?


 Y ahora, bienvenidas y bienvenidos a la Zona Spoiler

 Siendo lo más objetiva posible, os diré (escribiré) que para mí fueron buenas las primeras 300 páginas. ¿Y qué pasa con las otras casi 200? Que se me quedaron cojas, que me parecieron una excusa y que, joder, sigo sin entender qué maldito sentido tuvo todo más allá de cerrar un círculo dentro de un mundo metafórico donde es la propia conciencia lo que cobra más fuerza.
 No quiero ser hipócrita, sigo pensando que ha sido una buena lectura. Ha habido ratos en los que he sentido cómo se me helaba la sangre. Ya sea porque soy muy sugestionable con las historias de terror, o porque el cine ha hecho mucho daño con la manida historia de miedo en una casa en mitad del bosque – no me jodáis, el tráiler de Nosotros da un mal rollito muy importante –; ha habido un par de situaciones que hicieron que me preguntara quién me manda a mí leer de noche y sola.
 Marie no me cayó bien al principio. Lo he dicho (escrito) más arriba y lo repito ahora: su jodida obsesión con si le iban a crecer o no las tetas hacía que me preguntara en qué diablos pensaba Murakami al perfilar el personaje; ahora bien, pasado el momento niña-con-problemas-existenciales-hormonales ganó muchos puntos. Mente despierta, una percepción que rebasa la realidad y un aplomo que me dejó noqueada. No sé, supongo que en mi cabeza me monté una verdadera película de miedo, pero se me quedó mal sabor de boca cuando pasó todo lo que pasó y yo sólo pude pensar: “¿y ya está, nada más?”.
 Quiero hablar del tema, sí. Ya sabéis que si me callo reviento, así que vamos con ese… final. Primera pregunta: ¿en qué puta cabeza, vamos a ver, en que putísima cabeza? Me gustó muchísimo la idea de que fuese a ver a Tomohiko Amada con su hijo, me flipó lo desgarrador de ver sangrar a nuestro Comendador y me perturbó una cosa muy bárbara el tema del personaje siniestro que sale del suelo como un voyeur morboso. Lo que no me gustó fue ese mundo de las ideas y metáforas. ¿Y por qué? Porque está desaprovechado. Un conducto oscuro, lleno de posibles amenazas que no se personifican. Amenazas veladas, tiempo muerto y un hombre sin rostro.
 Si yo me planto delante de un tío sin cara, me cagó encima. Bueno, lo mismo me da un infarto porque, coño, es una imagen impactante. Pero nuestro protagonista tiene los nervios de acero y aún se para a negociar el viaje en la barca, como si no fuera bastante satánico estar delante de una modificación de Caronte. Y aquí, aunque me duela, tengo que quejarme. En el prólogo de la primera entrega de bilogía, este ser sin rostro profería algo así como una amenaza a nuestro protagonista por no haber hecho el retrato. ¿Dónde ha quedado eso?, ¿dónde está esa historia? Porque esa era buena, esa podía haberme helado la sangre. Esa podía habernos dado un final de verdad, uno que rompiera esquemas y que nos hiciera susurrar bajito “joder, qué maravilla”. Pero no. Maldita sea.
 No me ha gustado el final. No me ha gustado nada. Esperaba más, muchísimo más, y se me ha quedado un regusto amargo, esa sensación de desasosiego, de no haber salido del todo de la historia. ¿Queda todo cerrado? Sí, pero. Siempre el maldito pero. Pese a todo, pese a esa sensación de rabia; debo decir que me ha gustado mucho que las cosas, en cierto modo, se arreglen para nuestro protagonista. Es ley de vida, ¿no?, caerse y luego levantarse. Una pena que la caída quede tan deslucida.

Con todo, La muerte del comendador Libro 2, es un libro que me ha provocado sentimientos encontrados. Con un buen arranque y una ambientación maravillosa, Murakami termina por sumergirnos en un final que, a mi juicio, se queda corto. ¿Malo? No, eso no. Pero quería más, simplemente.
Nota: 4/5

Volver a la Portada de Logo Paperblog