En esta novela, el propio Maughan es uno de los personajes principales. Tal artilugio literario concede un toque inusual a la narración. El autor afirma en las primeras páginas del libro que a pesar de haberse tomado algunas licencias literarias, propias del oficio, se limitó a dejar por escrito una historia de la que tuvo conocimiento por su relación directa con los protagonistas. Queda a juicio del lector considerar si los hechos pudieron ocurrir en la realidad o si se trata de un hábil truco del escritor para dotar de mayor realismo a la trama.
El protagonista Laurence Darrell, Larry, es un joven americano que tras combatir en la primera guerra mundial regresa transformado; haber contemplado la maldad de la que es capaz el hombre y el caprichoso infortunio con el que sobreviene la muerte, le impiden al retornar a Chicago reincorporarse a una vida acomodada y convencional. Inicia así una búsqueda que ansía encontrar respuestas a las eternas preguntas que se ha hecho el hombre sobre su propia trascendencia. Su odisea personal le llevará a regresar a Europa y continuar su viaje hasta la India.El resto de los personajes se nos muestran mucho más terrenales: la bella Isabel, novia de la infancia de Larry, quien a pesar del amor que le profesa es incapaz de abandonar la seguridad de una posición acaudalada por un futuro incierto; o Elliot ( a mi juicio el mejor personaje de la novela), tío de Isabel y amigo personal de Maughan, americano residente en Paris, un esnob empedernido, que encuentra en la alta sociedad europea el romanticismo ausente en una sociedad como la norteamericana en la que el status lo determina únicamente el dinero.Mientras Larry huye de la opulencia de los dorados años 20 y deambula por vericuetos parajes, sobreviene el crack del 29. Leo con cierta familiaridad la descripción de dichos años en Estados Unidos, años en los que recursos parecían inagotables en un país que cualquiera podía hacerse rico sin esfuerzo.
Los viajes que el escritor había realizado a la India y el contacto con la filosofía oriental , y en particular con el maestro espiritual Sri Ramana Maharshi,causaron un gran impacto en su vida y en su obra; sin embargo y a pesar de que claramente el autor se vale del protagonista para compartir lo que aprendió de la filosofía vedanta; lo que más me ha impresionado es el paralelismo entre la época en la que ocurren los hechos en la novela y el momento actual. Resulta curioso contemplar como la sempiterna búsqueda de respuestas existenciales se intensifica tras periodos de gran bonanza económica ( y sus sucesivos declives) en las que el insaciable materialismo deja un poso de insatisfacción tan hondo en los hombres que los impulsa a refugiarse en su espiritualidad para descifrar el galimatías de la existencia. Algunos lo encuentran en la religión, otros tratan de rescatar las esencias de la condición humana y enfatizan la necesidad de reestructurar la jerarquía de valores. Es posible que la humanidad viva en un eterno bucle del que no consiga salir hasta que se alcance un nivel de conciencia superior universal.Divagaciones existenciales aparte, la novela deja un buen sabor de boca. Recomiendo su lectura sobre todo para iniciarse en la obra de uno de los escritores que consiguió gozar del favor del público y de la crítica (algo poco frecuente en nuestros días) gracias a la elegancia de su estilo, la agudeza de sus diálogos y la riqueza descriptiva de su narrativa.