Revista Cultura y Ocio

Reseña: Amor en verso, de Colleen Hoover

Publicado el 13 mayo 2015 por Arsenico @Arsenico85

¡Hola a todos! ¿Qué tal estáis? La reseña que os traigo hoy seguramente me sitúa en el ranking de las lectoras más raras e insensibles, porque a pesar de que parece que casi todo el mundo lo adora a mí no ha conseguido llegarme.

Reseña: Amor en verso, de Colleen Hoover

Sin haber superado aún el duro golpe que supuso la muerte de su padre, Layken y su hermano Kel deben mudarse a Michigan, donde su madre ha encontrado trabajo como enfermera. Nada más llegar, Layken congenia con el vecino de enfrente, Will. Entre los dos surge algo especial, que no son capaces de poner en palabras... todavía. Tras una primera cita, Lake ve Michigan con otros ojos y está dispuesta a darle una oportunidad, pero cuando empiezan las clases en el nuevo instituto descubre que Will es su profesor de poesía...

¿Preferirías no enamorarte jamás, o enamorarte de alguien a quien no puedes tener?
Una novela que te enseñará a no tomarte la vida demasiado en serio. Dale un puñetazo cuando se merezca un buen golpe y ríete de ella.

"Una rima no tiene que ser perfecta para conectar dos corazones".

[...] Su expresión parece cargada de conflicto, pero se adelanta despacio y apoya los labios en mi hombro. Le pongo las manos en la nuca e inhalo. Se le acelera la respiración a medida que sus labios me rozan el hombro hasta llegar a mi cuello. La habitación empieza a dar vueltas y cierro los ojos. Sus labios recorren mi mandíbula y se acercan a mi boca. Cuando siento que se aleja, abro los ojos: me está observando. Percibo en su mirada un instante brevísimo de vacilación justo antes de que sus labios envuelvan los míos.
Con anterioridad, sus besos habían sido muy suaves y delicados. Ahora lo impulsa un ansia diferente. Desliza las manos por debajo de mi camiseta y me coge por la cintura. Devuelvo sus besos con la misma pasión febril. Le paso las manos por el pelo y lo acerco a mí, mientras me tumbo en el sofá. En cuanto empieza a dejar caer el cuerpo sobre el mío, sus labios se alejan y se incorpora.
-¡Basta! -dice-. No podemos seguir adelante.

Con el tiempo me he dado cuenta de que no existen "autores favoritos" sino "libros favoritos", así como he llegado a la conclusión de que no les das oportunidades a "autores" sino a "libros". Puede que un libro en concreto de un autor en concreto te decepcione pero, ¿significa eso que tienes que tacharlo para siempre de tu lista? Yo opino que no; hay que leer lo que te apetezca leer, sin importar el nombre del autor sino la historia que hay encerrada en el libro. Este pensamiento fue lo que me llevó a mí a querer leerme Amor en verso, aun habiendo leído en su momento , de la misma autora, y pensando lo que pensaba de él. No iba a tachar un libro solo porque el anterior de la autora me hubiese parecido un melodrama como un castillo. Para resumir: no, este libro tampoco me ha gustado y la autora me ha demostrado su predilección por el drama gratuito.

Cuando leí la sinopsis del libro me llamó la atención por dos cosas. La primera, relación profesor-alumna(sí, me encantan este tipo de tópicos. MUCHO). Os aseguro que me estaba relamiendo, porque de verdad que me encantan las historias de amores prohibidos, con sus tira y afloja y su relación de te quiero pero no puedo. Pero no ha sido para nada como me esperaba, ni un poquito. La segunda cosa que me llamó la atención fue el título "Amor en verso" y lo que hay detrás de él: la poesía slam. No conocía el slam y he de decir que ha sido lo más interesante de la novela (y más ahora que me ha dado por la poesía), pero incluso eso me ha decepcionado. Creo que al estar traducido al español los poemas pierden fuelle y no terminan de emocionar (ni de entenderse) como se espera. O al menos eso me ha ocurrido a mí.

Os pongo ejemplo de poesía slam:

Las esperanzas, las evaluaciones y las evasiones internas
se me escapan volando como charcos de sangre de una
[herida,
un feto salido delvientre de un cadáver en una tumba,
mustio y desparramado como unas sábanas rojas en la
[cama
de unahabitación inmaculada.
No puedo respirar,
no puedoganar.
Desde estaposición indeleble en la que me encuentro,
controla la única parte de mi alma desventurada
que puedevalerse por sí misma en este agujero ahuecado
que heexcavado desde dentro, como un prisionero en
una celdasin llave, sentado en los abismos más profundos,
sin preocuparse porno estar en un lugar sofocante.
Podría abrir la puerta, porque nonecesita
ninguna llave,
pero, una vez más,
¿para qué iba a hacerlo?
Lacircunlocución es su revolución.

¿Qué me encontré realmente? Pues a , una chica que acaba de mudarse con su hermano y su madre porque su padre había muerto hacía tan solo unos meses y ya no podían permitirse la casa en la que vivían. Evidentemente, Layken no quería mudarse, pero su indignación se le pasa en cuanto conoce a su nuevo vecino (es decir, desde que aparca el camión junto a la puerta de la nueva casa). Digamos que hay un flechazo instantáneo al que le siguen unos días de venga, te conozco, me conoces, estamos casi perdidamente enamorados, con la consiguiente falta de información (¡porque a ninguno se le ocurre interesarse por algo tan obvio como a qué se dedica el otro!) y plaf, el batacazo. Resulta que además de su vecino y el amor de su vida, también es su profesor de poesía. Que ya os digo que no me quejo, no me habría importado que fuese una historia profesor-alumna sin mucho más, solo una historia de amor imposible. Pero... la autora no quiso dejarlo ahí y añadió drama + drama + drama + drama. Y si añades exceso de drama a lo que quieres que sea una historia de amor imposible que te dan masticada desde las primeras páginas, ¿qué te queda?

Y es que no es suficiente drama que Layken acabe de perder a su padre y se haya tenido que mudar. Que se enamore de Will, su profesor de poesía y con el que no podrá tener nada. Que Will además viva solamente con su hermano pequeño, del que es tutor desde que sus padres fallecieron y tras lo cual tuvo que asumir el papel de padre cuando acababa de empezar la universidad. Esto lo hace todavía más complicado porque claro, Will necesita mantener a su hermano, no estamos hablando solo de él sino de la vida de un niño. Evidentemente, esto es un motivo más de peso a la hora de querer alejarse de Layken, porque ¿qué pasaría con su hermano si llegara a quedarse sin trabajo? Bien, todo perfecto. Pero... es que el dramón no acaba ahí. Lo peor todavía está por llegar, una bofetada muy grande que le enseñará a Layken que hay más cosas importantes que un amor imposible. Un recurso que bien se podría haber ahorrado, la verdad.

En fin, no sé qué pasa últimamente en el género Young Adult/New Adult, que parece que si no hay exceso de drama la cosa no termina de cuajar. En los libros que he leído (que no son muchos) he encontradoabusos, violaciones, enfermedades terminales, muertes, traumas diversos o una mezcla de todo eso y más. No se dan cuenta de que consiguen el efecto contrario: que no te creas la historia, que te deje totalmente fría. Sinceramente, no creo que una historia lo necesite para que sea buena, pero esa es mi humilde opinión y quizá yo me estoy volviendo una insensible. A saber. La cosa es que el libro está teniendo muy buena crítica y que yo soy de las raras, así que si os llama mínimamente la atención id a por él y leedlo, no dejéis que nadie os influya a la hora de decidir si queréis o no leer un libro. Esta es siempre una recomendación que doy. Lo mejor es valorarlo uno mismo.

La novela tiene la ventaja de leerse muy rápido, porque si algo tiene Collen Hoover es que sabe crear historias directas y bastante adictivas que terminas sin haberte dado cuenta de la lectura. Los personajes no están mal. Llegas a empatizar con Layken, aunque es una chica del montón, pero Will me pareció un personaje algo más plano (lo que es normal dado todo lo que sucede y la corta extensión de la novela). La que sí me gustó mucho fue la mejor amiga de Layken, Eddie, que no solo es graciosa sino que tiene su trasfondo y su vida resulta más interesante que la de la protagonista.

Contemplo todas las casas que hay a lo largo de la calle. Son tan similares... No puedo hacer otra cosa que tratar de imaginar las diferencias entre las familias que viven en ellas. Me pregunto si alguna guardará secretos. ¿Alguien se estará enamorando o desenamorando? ¿Serán felices? ¿Estarán tristes, asustados, sin blanca? ¿Se sentirán solos? ¿Valorarán lo que tienen? ¿Se darán cuenta Gus y Erica de lo afortunados que son por tener buena salud? ¿Apreciará Scott el ingreso extra que le proporcionan los alquileres? Es que todo, hasta el detalle más mínimo, es efímero. Nada dura para siempre. Lo único que tenemos en común es lo inevitable: al final, todos moriremos.

Amor en verso es una novela que coge el amor y lo usa para explicar que la vida es algo a lo que hay que agarrarse, gastar días, vivirlos, sentirlos..., porque al final, siempre al final, todos acabamos igual. Y no hay que pensar en lo que dejas sino en lo que te espera. Es un libro que trata temas duros como la muerte, la ausencia que deja esta en las vidas de las personas, y la vida que siempre queda aunque esté marcada por la misma. No ha sido lo que me esperaba, pero he sabido sacarle sus cosas buenas y en el fondo no me arrepiento de haberlo leído. Además, está todo lo referente a la poesía slam, lo que hace de esta novela algo especial y por lo que merece la pena una oportunidad.

4/10 Una historia que usa el recurso de un amor imposible para darte una lección de vida. Una lástima que el exceso de drama le reste credibilidad y emoción a la historia.

¿Lo habéis leído o tenéis ganas de hacerlo? ¿Os ha gustado?


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