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Reseña: Arcadia de Iain Pears

Publicado el 07 abril 2017 por Litwatchers @litwatchers



Reseña: Arcadia de Iain PearsTítulo: ArcadiaAutor: Iain PearsEditorial: EspasaISBN: 9788467049602Páginas: 637Año de publicación: 2017Precio: 22,90€Oxford. Década de los sesenta. El profesor Henry Lytten intenta escribir una nueva historia de fantasía que supere la obra de sus predecesores, J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis. Y encuentra una confidente en su vecina Rosie, una adolescente de quince años. Un día, mientras persigue al gato del profesor, Rosie encuentra una puerta en su bodega que le llevará a un mundo idílico, conocido como Anterworld, una tierra bañada por el sol de los narradores, las profecías y los rituales. Pero ¿es este acaso un mundo real? ¿Y qué pasa si ella decide quedarse? Mientras se embarca en una aventura que puede llevarla de vuelta a casa, en un laboratorio, un científico rebelde está tratando de probar que el tiempo (pasado, presente y futuro) no existe, con consecuencias potencialmente devastadoras.

Como ya os he comentado en anteriores entradas, me adentré en esta lectura sin una idea concreta del contenido de la historia, solo con un puñado de buenos comentarios y mucha curiosidad. Me ha sorprendido  mucho y muy gratamente. 
Arcadia es una lectura un tanto ecléctica que auna y conecta el relato épico con la novela histórica y la ciencia ficción, en un compleja trama que embelesa al lector trasladándolo en una demostración de maestría al interior del relato. 

En primer lugar conocemos al profesor Lytten, un inglés ya entrado en los que sirvió en la guerra al imperio y pasa ahora sus tardes en el pub junto a un puñado de entusiastas de la escritura y la ficción, exponiendo sus ideas a la crítica de los presentes.  Es un hombre tranquilo con un ceñudo gato  al que cuida una jovencita llena del potencial anulado por la rigidez de unos padres con una mentalidad propia de la época. 

    
Rosie es inteligente y generosa, cosa que el propio profesor premia mostrándole sus relatos inacabados sobre Anterworld, una historia sin historia que parece no acabar nunca. 
Una mañana, como de costumbre, Rosie acude a alimentar al mal humorado gato del profesor pero este ha desaparecido por completo entre los oscuros rincones de la casa. Rosie no encuentra al felino, en su lugar da con una curiosa luz procedente de unos de los artilugios que guarda el profesor en su oscuro y lúgubre sótano, a través de ella se puede apreciar un apacible paisaje bucólico al que Rosie no puede resistirse. Así que esta se acerca a la imagen mientras un joven que pasaba por allí se tropieza con ella, como la joven educada que es saluda al joven que le corresponde correctamente. Y aunque vuelve rápidamente al sótano del profesor Lytten sin mayor fanfarria, ya nada volvería a la normalidad. 


Pears se plantea un reto muy interesante para el lector puesto que fusiona el relato épico con la novela negra y le añade ciencia ficción distópica a la mezcla. Esta novela es como dar con una pizza de minihamburguesas con sushi de guarnición, el maravilloso sueño húmedo literario de todo friki (en el sentido más puro de la palabra).

 Tenemos tres escenarios  que encarnan lo mejor que ha dado de sí sus respectivos géneros en un contexto limitado y compartido. Primero nos encontramos al profesor Lytten que en 1960 se encuentra concentrado en la creación del mundo y la sociedad que albergarán sus posibles aventuras en Anterworld. Les muestra su trabajo a sus amigotes del pub, un grupo al que pertenecieron los míticos Lewis y Tolkien, que se dedica a compartir su aficción por la ficción. Hasta que es llamado de nuevo para servir al imperio y sus atenciones se ven desviadas de su apacible y despreocupada forma de vida. 
En el mismo escenario tenemos a la ya mencionada Rosie, esa joven valiente, inteligente y generosa que encuentra en el profesor, con sus historias curiosas donde no ocurre nada y sus gustos anticuados, una vía de escape y libertad de los convencionalismos de la época. 

En un segundo escenario tenemos a Jay, un joven curioso demasiado impertinente  como para contenerse. En un mundo simple, donde la naturaleza proporciona todo lo que el hombre necesita para vivir con comodidad, Jay posee un espíritu progresista y avispado. Es reclutado por Henary, uno de los estudiosos con más prestigio de Anterworld, para ser educado en el arte de comprender la Historia donde se esconde todo el conocimiento desde los tiempos en que se produjo El retorno del Exilio.

En un tercer escenario tenemos a Ángela, una de las mentes más brillantes de su época en una sociedad donde el coeficiente intelectual determina tu futuro, sus recientes éxitos en su proyecto para la desviación energética le han llevado a plantearse las posibilidades más nefastas. Y si se confirman sus sospechas, lejos de tener un abundante futuro comercial podrán aniquilar ese futuro por las negligencias de un puñado de tecnócratas obsesionados con la eficiencia. Viéndose perseguida y desprestigiada Ángela huye para darse tiempo y solucionar los errores que los han llevado a explorar los confines equivocados del universo. 

Pears hace uso de una metódica combinación de sus distintos escenarios para entretejer una historia de lo más singular, compleja y absorbente, demostrando tener una trama de lo más estimulante.

Que la novela sea una fusión entre Tolkien y Lewis, no es una afirmación realista, es una fusión entre Tolkien, Lewis y otros muchos muchos clichés clásicos y modernos de la fantasía, la aventura épica, la ciencia ficción, el romanticismo, el espionaje, la novela negra, el relato histórico… Tiene tantos elementos de uno y otro sitio que si te quedas mirando detenenidamente, no acabas nunca de enumerarlo. Pero esto me parece una no tan velada referencia hacia la constante reutilización de los mismos argumentos hasta la extenuación del lector que sin duda podemos experimentar en la época actual. Hace especial alusión al recurrente “No hay nada nuevo, ya está todo escrito”.
El uso de todos esos clichés y esas regencias tan conocidas es que el autor ha puesto en marcha muy rápidamente una historia muy compleja y enrevesada que tiene muchos elementos que, en otros contextos, dejarían al lector completamente desorientado y perdido en una historia incomprendida. 
Así que, bendita sea  la sobre explotación de criterios porque esta  ecléctica mezcla de elementos personajes géneros estereotipos y clichés conocidos por todo friki en combinación con una trama compleja y con unos personajes accesibles, funciona a la perfección. 
El autor hace de la exposición de su mundo un evento expansivo durante la lectura, has de avanzar para descubrir que más hay en el mapa, qué cartas se hayan sobre la mesa, cuáles son las metas y donde se haya la aventura. A la vez que conocemos a los personajes y el mundo se va desvelando la trama y los matices que tanto hacen disfrutar a un lector de género.

Esa impresión que se lleva el lector de ir descubriendo sobre la marcha cuáles son las reglas del juego, lejos de desagradarme, me ha parecido la clave para convertir este libro en una lectura estimulante. Cada nueva etapa  muestra las posibilidades que conlleva pasar a la siguiente y no paramos de descubrir los detalles de la ambientación, sorpresas, giros argumentales,quiebros y fintas narrativas que aducen al lector hasta la última página de la historia. Acabarás pidiendo más.

Goza de una prosa perezosa, que por lo general se recrea en el detalle aunque siempre mantenga cierta penumbra rodeándolo todo para ganar esos punto de misterio que se merece toda historia fantástica. 
En cada escenario cambia radicalmente de registro, con lo que cada personaje es perfectamente distinguible de sus compañeros narradores con facilidad. Hay que tener en cuenta siempre es como estar ante tres novelas distintas que se van entrelazando y entretejiendo a lo largo de la lectura, y en cada escenario tenemos un grupo de personajes un trasfondo y una trama subyacente, todo ello lo vamos descubriendo a un ritmo constante y calculado que nos hará alabar la planificación del escritor. Una novela bien planeada siempre es una delicia porque las sensaciones que obtienes de la lectura son las que el autor pensó para cada momento, si ha hecho bien su trabajo. 
Los diálogos me llamaron la atención porque, en función del escenario podemos encontrarlos muy integrado en la prosa o por el contrario ser más extensos y rimbombantes. En general son una gran herramienta y transmiten mucho al lector durante la lectura.

Es una novela extensa, sin duda, pero gracias a todos esos elementos y clichés ya bien conocidos por el potencial lector, el mundo toma forma muy rápidamente y deja espacio para que se expanda más lentamente la trama y que los personajes también ganen un tanto de profundidad y no queden en el mero estereotipo. 

La cantidad apabullante de personajes que maneja el autor no ha supuesto una traba para que los personajes tengo una buena calidad. Es cierto que se relaja más en esta área y que algunos son el recurso habitual y no tienen más profundidad de la necesaria, pero sí que ahonda considerablemente en el trasfondo, explora un tanto la historia de cada personaje y lo expone ante el lector sin ser tan recurrente ni repetitivo como en otras novelas que he leído recientemente. No rellena páginas contando obra y milagros innecesarios en una historia que ya tiene extensión considerable. 

Por otra parte volvemos un poco al inicio, son personajes muy accesibles y sencillos que llegan al lector rápidamente. Me parecieron personajes geniales, pero es que parten de estereotipos sobreexplatodos y clichés, que sí facilitan la vida al autor y aportan ese carácter crítico a esta novela, aunque en términos generales estemos ante lo mismo de siempre. 
Reseña: Arcadia de Iain Pears

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