Reseña Fantasmas

20th Century Ghosts
Joe Hill (traducción de Laura Silva)
405 páginas | 2005
2 ♥ en Goodreads

Las raíces de un árbol talado siguen bebiendo meses después de haber muerto, pues están tan acostumbradas a ello que lo han convertido en un hábito al que no pueden renunciar. Algo que no es consciente de estar vivo no puede, obviamente, saber que ha muerto

   Joe Hill publicó esta su primera recopilación de relatos (y única hasta la fecha) en 2005, después de haber publicado cuentos aquí y allá en diversas antologías y de haber vuelto bastante locos a varios editores del gremio (“¡Joder, Mike, esto es alucinante, joder! ¡Tráeme a ese hombre cuanto antes, le necesitamos en nuestro catálogo”, así me imagino yo que sería la cosa). Tras esta publicación, se le ocurre mencionar que ah, por cierto, es hijo de un señor que se llama Stephen King. Las ventas, supongo, se disparan, y publica otros ¿cuatro? libros, el último NOS4A2, en España desde hace poquito. Que no digo yo que tenga nada que ver, pero una es malpensada y visto lo visto y cómo funciona la cosa por aquí, supongo que por acullá no será muy diferente. Pero yo he venido aquí a hablar de su libro y no de cómo escaló a la fama, así que comencemos.
   Fantasmas es un conjunto de más de diez y menos de veinte relatos que en teoría son de terror y en la práctica pues algunos se ajustan a ese género y otros no. Los que sí, básicamente exploran todos los puntos del terror clásico (vampiros, bichos, psicópatas, fantasmas…) y los que no se centran más en la melancolía y en la tristeza y son, la verdad, una bobada muy boba. Esta regla no se cumple en absolutamente todos los relatos, claro está, pero es un buen sesgo. Incluso hay uno que estaría en una suerte de límite entre ambos tipos y que aunque es bastante atrayente no aporta nada en absoluto. Cero. Así que vamos a dividir la reseña entre los relatos que sí y los que no. No ahondaré en ellos puesto que simplemente tendría que decir que los que sí son escabrosos, con la estructura clásica del relato de terror (sustos, final sorprendente) y no demasiado originales pero que se disfrutan; y que los que no son cuentos decepcionantes a más no poder donde el autor cree que puede tratar de ser original pero no lo consigue.
   Los que sí: El mejor cuento de terror, Un fantasma del siglo, Oirás cantar a la langosta, Hijos de Abraham (el cuento que volvió loco al editor del primer párrafo), El teléfono negro, Carrera final y Último aliento.

Cualquier cosa puede convertirse en tradición familiar, incluso desaparecer.

   Los que no: La ley de la gravedad, Mejor que en casa, Madera muerta (habría que decirles a los escritores que si tu escritura no aporta nada tiene que ser sobrepasada por lo que cuentas, y si no cuentas nada…), El desayuno de la viuda, Bobby Conroy regresa de entre los muertosy La máquina de Sherezade.
   Si lo habéis leído estaréis haciendo cábalas. Sí, me he dejado dos relatos para el final. La máscara de mi padre, un relato con toques grotescos, pornográficos y oníricos (esto es de mi cosecha, pero es mi reseña, digo lo que quiero) que deja al lector con muchísima angustia en el cuerpo, y Reclusión voluntaria, que trata un problema psicológico desde un punto de vista fantástico y que no deja de recordar a La casa de hojas, inevitable acordarse de ese mastodonte cuando llegamos a cierto punto en el relato. En fin, esos dos son mis favoritos. El resto me han gustado o no, pero tampoco van a quedarse en mi memoria: me quedo con estos. La verdad es que repasando la reseña, son más los relatos que me gustaron que los que no, pero el recuerdo que deja el recopilatorio es más bien agridulce. Personalmente no recomiendo su lectura a no ser que seáis unos frikis de la literatura de terror (en cuyo caso, leed los que sí y dejad los que no para otro momento). Me han recomendado El traje del muerto, así que no tardaré mucho en leerlo y en dejar mis impresiones por aquí.