Reseña: Gente que viene y bah, de Laura Norton

Gente que viene y bah, de Laura Norton.AutoconclusivoEditorial: Espasa | Número de páginas: 450Precio: 19.90€ 
Agradecimientos a la editorial

¿Cuántas probabilidades hay de que te toque el gordo de la lotería? ¿O de que el chico con el que estás a punto de casarte se líe con la presentadora más guapa de la tele la misma semana en la que además pierdes el trabajo?
A Bea le acaba de pasar (excepto lo de la lotería); así que decide huir y refugiarse en la casa de su excéntrica familia buscando un poco de paz, aunque acabará trayendo el caos a la vida de todos. Bea es así. En esta novela vas a encontrar un mercedes rosa, una casa en los árboles, un pelirrojo de caerse de espaldas (literalmente), muchas risas y unas cuantas lágrimas de esas que se lloran a gusto, que te liberan y te reconcilian con la vida. Una historia con la que descubrirás que siempre hay algo bueno esperándote a la vuelta de la esquina. Si sabes verlo. Y si no la cagas.

'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas' es la primera novela de Laura Norton, pero 'Gente que viene y bah' es el primer libro que leo de la autora; y ya digo que si necesitas una lectura fresca y entretenida, este es tu libro. 
Beatriz es la protagonista de la historia, y el libro está narrado desde su perspectiva, por lo que conoceremos a fondo sus sentimientos y pensamientos. Es arquitecta y vive en Madrid con su prometido y compañero de trabajo Víctor. Bueno, al menos hasta que Bea rompe con él y entonces su vida se desmorona. Bea decide volver con su familia a Cantabria, y eso, en vez de resultar una estancia relajante donde olvidarse de su prometido y poder cambiar de aires, acaba convirtiéndose en una montaña rusa de emociones y en una estancia de todo menos tranquila. Sinceramente, la actitud de la protagonista muchas veces deja mucho que desear, pero es un personaje tan real que no puedes evitar muchas veces solidarizarte con ella.

Uno siempre está muy cómodo haciendo lo que sabe hacer, pero para avanzar , uno tiene que arriesgarse, salir de su zona cómoda de confort, y atreverse con nuevas cosas. Por supuesto da miedo y es probable que haciendo lo nuevo te sientas torpe, o desentrenado, o que estás meando fuera de tiesto, pero es la única forma de progresar.

En cuanto al resto de los personajes, no puedes evitar cogerles cariño a todos y cada uno de ellos. Bueno, siempre hay excepciones (ya veréis por qué). Hay un mix, hay todo tipo de personajes: que si una presentadora de televisión, que si una hermana alcaldesa, la hermana reivindicativa, que si un enano stripper, que si un bombero, que si un Guardia Civil, un viudo... Los padres de Bea son maravillosos. Ambos consiguen, con sus frases y sus reflexiones hacer pensar, ya no solo a Bea, sino también al lector, y eso es algo que siempre me ha enamorado de los personajes de un libro: que no solo calen en la historia, sino también fuera de ella. Si me tuviera que quedar con alguno más, sin dudar me quedo con Diego y León. Diego es una persona misteriosa, no llegamos a conocerle del todo, y eso es lo que más me ha atraído de él. Tiene un encanto especial que hace que quieras conocerle más, y una bondad en su interior que solo hará que le quieras más. León es simplemente un terremoto que no tiene miedo a decir cuatro cosas a quien tenga que decírselo y para mí, aunque sea el hermano pequeño, me parece que es el más sensato también. 
No quiero desvelaros mucho la trama. Tan solo deciros que con este libro reiréis y disfrutaréis mucho de la historia. La autora la cuenta con un lenguaje muy cotidiano, de una manera que parece que te la esté contando un colega en un bar, y en cierto modo, es una historia bastante realista, le podría pasar a cualquiera (quitando alguna que otra escena un poco exagerada y extravagante, pero ese es parte del encanto de la novela) y creo que es por eso que la he disfrutado tanto. Que no os engañen las páginas que tienen, se lee de un tirón y cuando lo termines ni te darás cuenta.
En definitiva; si buscáis una lectura ágil, entretenida y que os haga reír (y un poquito llorar), 'Gente que viene y bah' es una gran apuesta. 

Al final, los momentos buenos lo terminan ocupando todo. Y los que no son tan buenos los acabas exagerando, dulcificando, convirtiéndolos en momentos únicos y extraordinarios.