Reseña: Luna: Luna nueva de Ian McDonald

Título: Luna: Luna nuevaAutor: Ian McDonaldEditorial: Ediciones B/ NovaISBN: 9788466659338Páginas: 432Año de publicación: 2016Precio: 14,95€ 

La Luna quiere matarte. Y tiene mil formas de conseguirlo. La gélida acritud del vacío. La letal lluvia radiactiva. El polvo que la recubre, tan viejo como la Tierra. La creciente debilidad de los huesos… O puedes quedarte sin dinero para agua. O para aire. O puedes caer en desgracia con uno de los Cinco Dragones, las corporaciones que dirigen la Luna y controlan sus amplios recursos. Pero te quedas, porque la Luna puede hacerte más rico de lo que eres capaz de imaginar…, mientras sigas con vida.Adriana Corta tiene ochenta años. Su familia dirige Corta Hélio. Han sobrevivido a las implacables guerras corporativas y a la peligrosa paz subsiguiente. Pero ahora esa paz se resquebraja. Es probable que Adriana tenga que morir, aunque no la matarán sus rivales ni la Luna. Sea cual sea su destino, sin embargo, Corta Hélio no morirá.
Luna es una novela estimulante, una primera parte cargada y un inicio excitante para una historia sin lugar para las vacilaciones.  El ser humano ha colonizado la Luna, ha puesto sus garras en esa superficie polvorienta y la está abriendo en canal para alimentar a la Tierra mortecina y sus incalculables necesidades. Demostrando que estamos muy lejos de poder empezar de cero en ninguna otra parte, el autor Ian McDonald escenifica una nueva sociedad dominada por cinco grandes familias cabezas de cartel de las cinco grandes corporaciones que se reparten el pastel de los recursos y la producción que puede ofrecer la Luna. El equilibrio social que dibuja el autor es bastante precario dado que retrata una sociedad donde todo se puede negociar, todo se puede (y debe) aprovecharse y el ser humano ha abandonado algunas de las ataduras morales que reinan en nuestra sociedad actual a sus anchas. Los cinco Dragones, como se conoce a las cinco familias, mantienen una frágil tregua de cara a la galería y una tira y afloja constante por demostrar la mayor competencia de tal o cual. Los Mackenzie, los Vorontsov, los Asamoah, los Sun y los Corta escenifican en esta novela la demostración de que una dinastía siempre está en peligro por muy fuertes que sean sus raíces. La historia tiene muchos narradores y cada uno de ellos le aporta un filtro distinto a su punto de vista los sucesos que se narran, algo loable con la cantidad de personajes que maneja el autor en las sucesivas escenas que alimentan la trama como mejor le conviene. A pesar de que todo el mundo parece tener voz, el autor centra su discurso a través de los Corta, a los que vamos conociendo de forma progresiva y nos van mostrando la estructura social que han conseguido erigir a base de matrimonios entre los Dragones. Adriana Corta, cabeza y creadora de los Corta y la compañía Corta Helio, ha pasado de ser una joven ingeniera de Brasil a dirigir la corporación extractora de Helio-3 que enciende las luces de la Tierra con su producción. El hecho de que exponga los detalles de cómo llegó a convertirse en el quinto Dragón de la Luna me resultó excitante y alimentó mucho mi curiosidad por el devenir de la casa.  El desequilibro que empieza a tener lugar entre los Dragones incluye a muchos factores pero el más obvio es un intento de asesinato en el que interviene Marina, prácticamente recién llegada de la Tierra y en una situación totalmente desfavorecida ha acabado envuelta en las intrigas de Los cinco Dragones. Es un personaje muy cercano al lector, porque sigue estando en la Luna y conoce los peligros que la acechan y a la vez muchas de sus experiencias son nuevas o no han perdido esa impresión de novedad y hace que podamos estar impresionados al mismo nivel, contando con esa sensación de brillante novedad y experiencias revitalizadoras. Guarda esa capacidad de quedar embelesado por las maravillas del universo y la humanidad y eso anida en el lector. Es uno de los personajes más cercanos de toda la novela.  Todas las intrigas, conspiraciones, traiciones y giros componen una sinfonía silenciosa en continua contienda con los sentimientos y necesidades de los personajes. Cada nueva sorpresa se presenta en escenas ágiles y concisas que siempre dejan un hueco para adornar el relato con las filigranas de conflictos internos o dilemas que obtienen una atención más generalizada.  La ambientación cuidada me pareció uno de los factores determinantes para el éxito del desarrollo de la trama y carencia de excesos en los tecnicismos relaja totalmente la tensión hacia el relato y permite disfrutar de esa tensión producida por la narración. Algunas de las situaciones que plantea el autor con respecto a la evolución social en la Luna me resultaron absorbentes y tratados con la lógica de aspirar a la superación de esos obstáculos.  La forma en que la novela se relaciona con el sexo me planteó una disyuntiva. Por regla general, si no es necesario sobra, pero también se puede emplear su presencia  como un sistema para captar la atención de la forma más morbosa posible para moldearla y concentrarla en otros elementos de la narración. En esta ocasión creo que el autor ha dado al contenido sexual todas las utilidades que ha sido capaz de explorar, desde las más útiles y amenas hasta las más frívolas e innecesarias. Y curiosamente no me han resultado fuera de contexto a pesar de la cantidad puesto que aporta a los personajes una dimensión más sobre la que seguir el relato.  Al principio de la lectura me temía un ritmo lento o una narración pesada, pero a las pocas páginas me descubrí prácticamente transportada a ese mundo hostil en que Ian McDonald ha convertido la Luna, en tensión, fascinada por la cuidada ambientación que envuelve la historia, y abstraída por la el paisaje inmutable de la superficie lunar.