Revista Cultura y Ocio

Reseña, más que amigos

Publicado el 01 febrero 2017 por Nosololeo

RESEÑA, MÁS QUE AMIGOS

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Juanjo García Criado, escritor y bloguero, vuelve para compartir sus impresiones sobre la siguiente novela de la serie Amigos de Ana Álvarez. Aquí os dejamos sus impresiones.
Sinopsis:Han pasado dieciséis años desde el epílogo de ¿Solo amigos? Los niños han crecido, Fran consiguió la niña que anhelaba y tal como se preveía los tres chicos Figueroa acaban enamorándose de la preciosa Marta. Esta, incapaz de decidirse por uno de ellos se marcha a Londres para aclarar sus sentimientos. A la vuelta no tiene dudas de que es Sergio quien para ella es más que un amigo.
Él es marino mercante y ella una abogada entregada a su profesión, la relación entre ellos está plagada de largas separaciones y breves periodos juntos con las complicaciones, inseguridades y celos que una relación de este tipo conlleva. ¿Será su amor lo suficientemente fuerte para sobrevivir?

Crítica:Se suele, por norma general, cuando se lee una saga o se ve una película basada en un libro, tomar algo de referencia y hacer una crítica comparativa. No lo hago así; creo que las obras, sean de tipo que sean son independientes tengan una continuación o un antecesor y, si pertenecen a expresiones distintas, entonces, me quedo con lo que ofrece una película sin comparar lo que ofrece la historia narrada. Y menos mal, porque si hubiera tenido en cuenta la sensación dulce que me dejó¿Solo amigos?,entonces el golpe hubiera sido más duró aún.La autora recupera el contexto de¿Solo amigos?para contarnos la historia de los hijos de Fran y Susana y la hija de Raúl e Inma. La autora comienza exponiendo la necesidad de elegir entre varias opciones. Cuando se elige a un vencedor, los vencidos dejan una sensación de dolor que no resulta agradable. Y este es el comienzo, un vencedor y dos vencidos. De esos vencidos, con uno es muy fácil empatizar y sientes que se ha cometido una injusticia. Y a lo largo de la historia, se empeñan en dejárnoslo bien claro. La historia no abunda en detalles pequeños que son los que encierran un significado más profundo. Hay cosas como la pulsera de conchas que sí, que es una muestra del sentido de compartir momentos especiales que se guardan, pero poco más. La inmensa mayoría del relato es un continuo sinsentido, lleno de contradicciones entre lo que se piensa y lo que se hace, pero no en un sentido simple, sino es un sentido inconsciente que parece regir esta obra. Así tenemos al hombre, un marinero que pasa fuera de tierra bastante tiempo y a la mujer, una abogada que lo espera sin rechistar. Es una situación difícil y estoy seguro que cada quien tendrá su opinión sobre la viabilidad de este tipo de situaciones. Sin embargo, la certeza de que en una relación tiene que haber una balanza entre lo que se entrega y lo que se recibe, se desmorona en este relato. Así tenemos a un hombre que deja a su pareja sola en sus cumpleaños, los aniversarios, en fechas como Navidad y Año Nuevo y resulta que, cuando él está en tierra, el tiempo de ella tiene que ser exclusivamente para él. No es capaz de apoyar a su pareja cuando se enfrenta a su primer caso importante y como el cliente al que tiene que defender es un hombre apuesto, siento unos celos enfermizos que lo lleva a preguntar a su entorno si no quieren decirle algo. Vamos a ver, alma de cántaro, tienes a tu pareja sola siempre, pendiente de ti, acudiendo a despedirte y a recibirte y ¿te atreves a reprocharle que lleve un caso sólo porque el acusado es un hombre atractivo? Pero lo mejor de todo, es que ella lo justifica y defiende esa conducta a pesar de lo mucho que se enfada por esa falta de confianza. Aunque las descripciones intenten expresarnos lo contrario. Ella es una contradicción constante y él es un cani que piensa más en él que en nada. De sus actitudes se extraen esos corolarios. Tras el caso, cuando ella sospecha que ha defendido a un culpable, se derrumba de arrepentimiento. Yo es algo que no entiendo, pues el hecho de la culpabilidad o inocencia de su cliente no justifica el egoísmo de la otra parte. Tenía que hacer su trabajo y lo hizo bien.
El caso de las contradicciones merecería un estudio profundo porque te saca totalmente de contexto. Tenemos situaciones en las que se nos narra que ella empieza a ver a otro hombre como hombre y no como cliente e inmediatamente empieza a hablar maravillas de su novio. ¿Entonces para qué demonios lo miras como hombre si acto seguido empiezas a decir que el cani con el que estás es lo mejor del mundo? ¿No sería más coherente seguir mirándolo como un cliente o simplemente como una persona con la que te encuentras todos los días? Leemos frases como "Al hombre que siempre había amado" y no hay más que leer la sinopsis para ver que se fue a Londres huyendo porque era incapaz de decidir. Sí, efectivamente, como "siempre lo había amado" se tiene que ir para aclarar sus ideas. Creo que eso pasa todos los días con una claridad de ideas semejante... En fin. Por no hablar de que ella se pasa media novela sintiéndose mal porque uno de los "vencidos" del principio sigue enamorado de ella casi treinta años después. Discutir si es posible seguir enamorado de una persona que te ha dejado de lado durante esa cantidad de tiempo es otra cuestión, pero choca "estar en un momento de felicidad plena" y al siguiente renglón "Se sentía mal porque Javier no volvía a España porque la seguía amando". Y como punto y final, nos quedamos con el mal sabor de boca de que quien demuestra un amor más puro, más limpio e incondicional, pierde. No tiene ni un mal modo, siempre está ahí para ayudar... pero pierde.  Quizá sea el único acierto que este bodrio tiene, la expresión de que la pureza de corazón es papel higiénico usado, que todas las personas dicen lo mismo, pero luego las actitudes expresan cosas diferentes.
No le he visto la parte romántica a esta historia. La parte erótica sí está muy presente. Eso de ver que nada más que se quedan solos él la pone mirando hacia Gibraltar se repite a menudo. Las hipérboles como "hacer el amor 3 veces seguidas o toda la noche" se repiten demasiado. El cani parece un muñeco hinchable y quizá soy yo y mi manera de ver las cosas, pero en la abundancia del "mete saca", no encuentro esa parte romántica que he visto en muchas historias.Hacia el final, cuando ocurre el punto de inflexión que hace valorar las cosas importantes, la autora intenta corregir todos los desaguisados que este disparate propone. Pero sin duda, es tarde. Hay demasiado comportamiento imbécil, pocos gestos que demuestren que las palabras dicen la verdad y la sensación de que el mete saca es el pilar de cualquier relación y se basta y sobra para mantenerla.
He visto muy buenas críticas de esta obra. Y esto refuerza la certeza de que para gustos colores y que el modo de ver las cosas de cada quien resulta definitivo para entender lo que una historia nos cuenta. He leído que el cani es muy romántico y repito, salvo el final, en el que le prepara alguna cena a su pareja y la pulsera de conchas, no he visto otra cosa que no sean revolcones. Y encima, en una de las conversaciones cuando discuten por los celos, le recrimina que nunca ven una película, nunca hacen cosas comunes de pareja. Joder, si es verla y ponerla mirando para Algeciras (y ella que se deja hacer, que tampoco propone nada diferente) a ver como se organizan. Por tanto, y pesar de que puedo catalogarla tranquilamente como mi peor lectura de 2017, consciente de que estamos en febrero aún, se pueden encontrar opiniones positivas. Lo que quiere decir que esto es sólo una opinión y que mi modo de entender la vida, hace que no pueda identificarme con lo que aquí se cuenta. Lástima, porque su antecesora sí que estaba llena de esos detalles que enamoran y que hablan por sí mismos. Aquí lo que se queda es el egoísmo de “yo te dejo sola el tiempo que haga falta pero cuando estoy aquí no puedes ni trabajar porque me pongo celoso”. Y encima, y para más inri, hay quien justifica una conducta así.
RESEÑA, MÁS QUE AMIGOS

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