Revista Libros

Reseña Pídeme lo que quieras – Megan Maxwell

Por Perdidas Entre Páginas @LasPerdidas

Megan Maxwell, la mujer que todo lo puede, deja por un rato sus chick-lit a un lado y pone toda la carne en el asador trayendo una novela erótica que, aunque a simple vista encontréis parecida a 50S -y aunque contenga elementos que son hermanos gemelos (tema e-mails, por decir algo)-, no tiene nada que ver.

Pero nada de nada que ver.

No apta para menores, cardíacos o todo aquél que padezca de los nervios.

Reseña Pídeme lo que quieras – Megan Maxwell

Tras la muerte de su padre, Eric Zimmerman, un prestigioso empresario alemán, decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y divertida de la que Eric se encapricha al instante.
Atraída por su jefe, tanto como él por ella, Judith, entrará en sus  morbosos juegos. Unos juegos llenos de fantasías, sexo y situaciones que ella nunca pensó vivir.

Pídeme - Tienda online

Sí, Eric Zimmerman puede llegar a ser Iceman, pero no, no es Christian Grey ni tiene 50 sombras detrás. Si hay algo que me gusta de él, a parte de lo aparente, obvio es, es la claridad del personaje. Si ha de decir no, lo dice, igual que si tiene que decir sí y permitir a Judith hacer lo que ella desee (dentro del tira y afloja típico que se crea entre este tipo de protagonistas). No tiene una historia oscuuura y terriiiible detrás, simplemente acarrea lo que la vida le puede traer a cualquiera: cosas buenas y malas. Lo que pasa es que Eric Zimmerman sabe que la vida son dos días y lo suyo es disfrutarla plenamente, sobretodo en el ámbito sexual.

Esta es una novela erótica, un tanto más cargadita que las romántica adulta de Megan habituales. Confieso no ser seguidora fiel de la erótica, pues cuando una RA ya se pasa de vueltas y los personajes se pasan todo el libro con lo mismo (véase La saga de la hermandad, La Vanir, etc.etc.) me cansa. Me cansa no tener una trama detrás que poder seguir y que me distraiga, o me cause impaciencia por volver a toparme con una escena hot, porque en estas las hay a cada párrafo. Decir que me ha gustado que esta novela sea un rayando el 100% sexo (lo ha habido en todas las formas y colores) sería mentira, ha habido momentos que me ha cansado, aunque esta vez no tengo excusa porque sé, y sabía antes de leerla, que tenía entre manos una erótica pura y dura.

Las escenas que aparecen en esta novela no tienen nada que ver con 50S. Hay muchísimas más, a cada cuál más interesante y diferente entre ellas.
Ni Grey, ni historias; ni contratos, ni nada de medias tintas (y por suerte para las que aborrecimos al señor G, nada de sado). Megan demuestra que lo da todo, da igual el momento o la temática, y que da lo que vende y más. En este caso nos topamos con Eric, un hombre al que le encanta el morbo y jugar (sin propasarse con Jud), pero sobretodo le encanta que Jud juegue y disfrute; él sabe lo que quiere y consigue que Jud acabe dándose cuenta, con el tiempo, de que ella también. En esta novela aprenderemos (y mucho) sobre los juegos de Eric, sobre las facetas del voyeurismo, sobre las relaciones abiertas, a dejarnos llevar y a olvidarnos de los prejuicios. De poner en situación al lector la autora sabe un rato, y, personalmente, al ser un tanto posesiva con lo mío, me ha costado mucho ponerme en el pellejo de Jud y dejar que Eric hiciera todo lo que ha hecho, que creedme: no es poco.  De todos modos me parece genial que aquellos que lo consientan disfruten de su cuerpo como los protas lo hacen y me alegro que hoy en día todo esto ya no sea algo de lo que esconderse y mucho menos avergonzarse, porque autoras como Megan, lo quieran o no, ponen su granito de arena para que la sociedad sea más abierta y tolerante y se hable de sexo, en todas sus variantes, sin pudor alguno.

Este libro te gustará o te parecerá el demonio convertido en hojas de papel perversas. A mí me ha parecido una lectura agradable, entretenida y bastante didáctica, por qué no; la verdad es que no me ha escandalizado para nada, como me ha parecido leer en otros lares (**Spoiler** ¿¿Les mola que Grey les azote ahí en todo el parrús y trate a Ana como lo hace y después se escandalizan porque Eric hace que Jud se lo monte con una tía?? En fin… **Fin spoiler**).

La trama, por otra banda, tiene la dosis de romance típica de una pareja protagonista, sí que puede resultar demasiado “rosa”. Un romance de esos de las novelas que le gustan a Maisha y con las que pone cara de boba enamorada, decir que no está de más el tira y afloja de los protagonistas aunque sea una cosa habitual en los libros románticos; si sois como mi socia y este tipo de romances os molan, os encantará. Protagonistas que, tras unas cuantas páginas, me han caído bastante bien… incluso Jud, la que en ocasiones me parece un tanto pava la pobre, ha conseguido mi beneplácito al final.

Reseña Pídeme lo que quieras – Megan Maxwell
Yo soy un poco Icewoman, y para que un romance me llegue a emocionar al menos un poquito tiene que ser cercano y creíble. Este es uno de los puntos fuertes de esta autora: los personajes y sus historias. Realmente me impresiona la facilidad que tiene Megan Maxwell para crear personajes. Todos, ya sean secundarios de dos párrafos o los propios protagonistas, cobran vida en la misma medida. Dadle un nombre y ella le dará una historia personal e intransferible, con su toque característico. Simplemente fantástico. Megan ha conseguido arrancarme alguna lagrimilla en más de una ocasión (esta mujer me hace llorar en todos sus libros, no sé cómo se las apaña), al contrario que, –de nuevo-, aquella novela con la que puede ser que la comparen y que yo aborrezco hasta las trancas.

Si la habéis leído ya en alguna de sus otras variantes, sabréis que su estilo es fresco y dinámico y que lo transmite tanto su narración como las partes de diálogo. Personajes reales, con vidas y problemas reales, con los que no cuesta nada empatizar; la verdad es que aún no me he topado con ninguna novela suya en la que no me resulte creíble ningún personaje, hasta el que aparece cortando el césped en la otra calle (por decir algo) en una simple mención, queda justo y oportuno en su lugar y momento.

Con un final relámpago y muy, muy abierto, Megan nos abre el apetito con un par de páginas de su continuación y nos deja a medias, en un momento de esos que sabes que se resolverá pero que deseas leer con tus propios ojos.
Mientras la autora se pone con la segunda parte (Pídeme lo que quieras aquí y ahora), yo hago un alto y pausa en este género y me tomo un respiro para poder coger otro libro de este tipo con ganas y sin que me agobie.

El global ha estado bien, entretenido y de lectura rápida aunque la mayor parte de la novela transcurra pausadamente. Yo me lo leí en tres sentadas, sobretodo cada vez que la autora le daba un giro al momento y me dejaba con la boca abierta (¡¡¡¡¡Megan, sí, tú: eres malvaaadaaa, no me esperaba para nada lo del vídeo!!!!!!) pensando en más de

4
una ocasión que lo que acababa de hacerle la autora a los personajes no tenía nombre.

No le pongo más nota porque aunque sé que es una novela erótica, tanto toma y dame me ha llegado a agobiar, y creo que este libro con un pelín menos de contenido sexual hubiera sido perfecto tanto por los personajes como por la historia de los personajes (que Jud se pase el día pensando en tener a Eric es un poco cargante, aunque la mayoría de mortales estuviéramos igual si fuéramos ella).

Nia


Volver a la Portada de Logo Paperblog
Por  Hernán Martínez
publicado el 04 marzo a las 20:38

Recomendable para los lectores que gustan de éste género

Dossier Paperblog

Revistas