Revista Libros

Reseña Ríos de Londres – Ben Aaronovitch

Por Perdidas Entre Páginas @LasPerdidas

Eem… ajá… un libro que cuando lo terminas te ha dejado sin palabras, aunque no sabes si para bien o para mal…

Reseña Ríos de Londres – Ben Aaronovitch

Peter Grant era como cualquier otro agente novato de la Policía Metropolitana de Londres hasta que recibió cierta información de un testigo ocular en un caso de homicidio. Nada digno de mención si no fuera porque dicho testigo resultó ser un fantasma. Ahora su día a día consiste en negociar treguas entre el dios y la diosa del Támesis y desenterrar tumbas en Covent Garden. Por si eso no bastara, un espíritu maligno y vengativo está sembrando el caos en Londres y el agente Grant está dispuesto a hacer lo que sea necesario para salvaguardar la paz de la Reina.

Cuando caes en la tentación tras verte engatusado por esa frase promocional de la portada dicha por Diana Gabaldón (no sé si plenamente consciente de lo que decía) y abres el libro, aparentemente ligero por sus pocas páginas, te encuentras con un poli que resultará ser algo más que un poli corriente y una narración que hará del libro una lectura bastante larga.

Como bien cuenta la sinopsis, en esta novela acompañaremos a Peter, el prota, un policía que vela por la paz de la Reina y que de la noche a la mañana descubre que puede ver fantasmas (o al menos a uno), que la magia existe y que el mundo está loco.

Para empezar por algún sitio os diré que es Peter quien nos narra la historia, cuando el narrador es en primera persona en según qué libros podemos perdernos detalles, no esperéis que aquí se nos pase nada por alto (siempre y cuando el autor esté de acuerdo en contarlo), Peter describe más de lo que ve, se enrolla como una persiana y nos cuenta lo que hay en escena, lo que había o lo que el querría que hubiera… El libro contiene poco diálogo pero es que el protagonista es como Juan Palomo, es un no parar. En parte está bien porque te mantiene entretenido, pero por otro lado hay fragmentos que ni te van ni te vienen e incluso crees que se los podrían haber ahorrado, porque en ocasiones hacen la lectura un tanto densa y pastosa. Y aunque parezca paradójico, diré a su favor que el vocabulario poco ordinario que utiliza el autor da un toque especial a la novela; aunque haya tenido que “perder el tiempo” echando mano al diccionario en según que ocasiones (por suerte o desgracia no soy filóloga y no puedo presumir del amplio vocabulario del que me encantaría presumir), no desentona ya que el uso de este tipo de palabras ha sido constante a lo largo de la lectura (aunque tampoco abusa y el texto se entiende perfectamente).

Preparad un mapa de London City a vuestro lado una vez abráis el libro, el protagonista (acompañado o no) va todo el día de arriba para abajo. Para ir desarrollando el misterio y llegar a resolver el caso, Peter dará más vueltas por Londres que una peonza. Quizá no es para tanto, pero yo he llegado a perderme entre calle y calle, y no exagero si digo que aparecen un centenar o más de nombres de avenidas, callejuelas, plazas, esquinas o lugares emblemáticos.

Quizá esto que os digo es uno de los factores que han hecho que haya tenido que estar demasiado atenta a la lectura, quizá también que después de tanta lectura juvenil romántica en la que no suceden más que un par de cosas, estaba desentrenada. Ríos de Londres es una novela con mucha información, muchísima: muchos nombres, muchas escenas, muchas situaciones y secundarios; confieso que en ocasiones no sabía dónde estaba o lo que estaba ocurriendo y me he llegado a sentir un tanto confusa… Hay que coger el libro con calma y con ganas porque si no, puede ser que acabe aburriendo a más de uno (o que desconectes en algún momento).

El protagonista nos narra todo con un humor sutil y gamberrete que nos robará la sonrisa en más de una ocasión. El pobre tendrá que lidiar con bastantes problemas durante toda la novela, e irá dando palos de ciego hasta darse cuenta de lo que realmente sucede. Y debo decir a su favor, que de tonto no tiene un pelo aunque lo parezca a simple vista (sus hipótesis casi científicas son estupendas) y que de poco observador (aunque él se describa como tal) no tiene nada.

Lo que me preocupaba el origen de ese poder. Nunca había sido muy bueno en electricidad, y por eso no sabía cuánta se necesitaba para encender una luz fantasma. Pero hacer levitar una manzana contra la gravedad de la Tierra… ésa venía a ser la definición estándar de un newton de fuerza, y así, en teoría, debía de consumir un julio de energía por segundo. Las leyes de la termodinámica son muy estrictas en todo lo que tiene que ver con estas cuestiones, y dicen que nunca se obtiene nada a partir de nada. Y, por lo tanto, ese julio tenía que venir de alguna parte… pero ¿de dónde?, ¿de mi cerebro?
-Así que esto es como la parapsicología –dijo Lesley durante una de sus periódicas visitas a la cochera.
Oficialmente acudía a intercambiar información sobre el caso, pero, en realidad, venía por el televisor de pantalla grande, la comida que encargaba a domicilio y la tensión sexual no resuelta.

Es un libro con elementos más que originales, a parte de que la “magia” le da un toque especial a esta novela urban fantasy policíaca. La parte de la trama de los asesinatos, aunque a simple vista no lo parezca, está genialmente ligada con la parte de los ríos de Londres (que serán más que ríos) y con el propio protagonista. Y aunque cada uno de los elementos sean totalmente extravagantes, el conjunto queda que ni pintado y te lees la novela tan tranquilamente como si fuera el pan de cada día que los dioses del río Támesis y sus afluentes te invitaran a tomar el té por las tardes; se nota que el autor ha sido guionista porque se le ocurre cada cosa que es para dejar a uno boquiabierto [como comentó Jorge, este libro tiene todo lo necesario para ser uno más de los éxitos de la HBO].

Ríos de Londres es el primero de una saga y aunque hay cosas de algunos secundarios o de la magia propiamente que quedan en suspense, el primer volumen queda cerrado así que podríamos decir que llega a ser autoconclusivo.

3 y medio Yo esperaré el siguiente con ganas, porque Peter me ha parecido muy interesante y aunque sus reflexiones me hayan cansado en según qué partes, creo que es un protagonista que sabe lo que se dice. No es Harry Potter, ni mucho menos, pero tiene su puntillo.

Por mi parte se llevaría más nota si no me hubiera perdido en alguna ocasión y si la narración, en según qué fragmentos, no me hubiera agobiado tanto. Por lo demás, y a quienes no importe esto, encontrarán un libro más que original e interesante altamente recomendable.

Ríos de Londres, tienda online

Nia


Volver a la Portada de Logo Paperblog