Reseñas cine: “El caso Farewell”

Suele decirse que “la realidad supera a la ficción”, aunque no siempre sea ése el caso. En lo relativo al espionaje político, la elaborada conspiranoia imperante entre ciertos sectores de la sociedad actual nos lleva a menudo a pensar que todo es siempre más neblinoso e indescifrable de lo que podemos llegar a imaginar. Y, probablemente, de lo que realmente es. Creemos que los servicios de inteligencia están integrados por agentes tan fríos y maquiavélicos que apenas podemos vislumbrarlos manteniendo una conversación cotidiana con su pareja o preocupándose por la música que les gusta a sus hijos (salvo que sea de un modo cómico, como sucedía con el protagonista de “Mentiras arriesgadas” y cierto comentario que su compañero hacía sobre Madonna al respecto de la educación de su hija), cuando probablemente sean tipos normales como tú o yo, que desempeñan un trabajo más o menos rutinario y que, salvo en contadas excepciones, no se pasan la mitad de su tiempo desactivando cabezas nucleares y dando caza a glamurosos villanos con monóculo y gato persa en el regazo.

“El caso Farewell”, película dirigida en 2009 por Christian Carion y que llega con dos años de retraso a nuestros cines, ofrece una visión más terrenal, casi campechana, de en qué consiste realmente el espionaje entre super-potencias mundiales. Sus protagonistas distan mucho de ser unos James Bond o unos Jason Bourne. Son tipos normales a quienes las circunstancias han llevado a tomar decisiones que podrían declinar el resultado de esa Guerra Fría que durante más de cuatro décadas mantuvieron EEUU y la URSS. “Campechana”, por cierto, no significa en este caso “cómica” (como pudiera serlo el retrato que de la CIA y sus agentes hacían los hermanos Coen en la desconcertante “Quemar después de leer”), sino simplemente “humana”.

Los dos actores que encarnan a los protagonistas principales de “El caso Farewell” son, rara avis, sendos realizadores metidos a labores interpretativas. Por un lado, el serbio Emir Kusturica, responsable tras las cámaras de films como “Papá está en viaje de negocios”, “Underground” o “Gato negro, gato blanco”, compone con inesperado aplomo dramático el rol del coronel de la KGB Sergei Gregoriev, un hombre profundamente decepcionado con el comunismo que decide, por su cuenta y riesgo, echar abajo un sistema al borde de su propio colapso. Para lograr su objetivo, se pondrá en contacto con un inocente ingeniero francés que vive en Moscú y que, sin comerlo ni beberlo, se convertirá de la noche a la mañana en un informador de los movimientos soviéticos al servicio del bloque capitalista. Este personaje, Pierre Froment, está interpretado con igual convicción por el galo Guillaume Canet, que actualmente tiene en cartel, como director, la cinta “Pequeñas mentiras sin importancia” (interpretada por su deliciosa esposa, Marion Cotillard; ay, si la envidia fuera tiña…)

Completan el reparto el rostro inquietante de Willem Dafoe (como enigmático agente norteamericano), el carismático Fred Ward dando vida a un Ronald Reagan que parece más preocupado por idolatrar a John Ford que por gobernar un país y la dulce Alexandra Maria Lara (vista en “Youth without youth” de Coppola y en la emotiva “El lector” de Stephen Daldry) como esposa de Froment, amén de unos cuantos cameos de lo más jugoso, que incluyen al veterano Niels Arestrup (aquel salvaje cabecilla de la mafia corsa en la prodigiosa “Un profeta”) y a la bellísima Diane Kruger (en un papel mínimo que no se correponde con su celebridad: apenas dos o tres planos).

“El caso Farewell” combina drama, suspense y ciertas dosis de un simpático costumbrismo intimista (ese hijo de Gregoriev fan de Queen, esa debilidad de su padre ante el sexo femenino) en una película correcta desde todo punto de vista, que tiene su mejor baza en las relaciones entre personajes y que, no obstante, no acaba de funcionar como thriller salvo en sus últimos compases. Se trata de un film de espías atípico, que rebosa humanidad frente a la pirotecnia de las aproximaciones hollywoodienses al género (algunas muy disfrutables, dicho sea de paso) y que resulta francamente apreciable en su gusto por los personajes bien construidos y la exposición clara y concisa de los hechos que condujeron a la caída del bloque soviético, iniciando el proceso político-económico conocido como Perestroika.

Una película muy interesante, en resumen.

(“El caso Farewell” se estrena en los cines de España el próximo 5 de agosto).