Revista Economía

Responsabilidad china.

Publicado el 28 abril 2020 por Torrens

Cada vez son más los que descartan una generación natural del coronavirus, con murciélago o sin él, y señalan el laboratorio de investigación bacteriológica de Wuhan como lugar de origen de la pandemia.

En mi caso siempre he sido de la opinión que el pobre murciélago no tiene ninguna culpa, y así lo hice constar en la primera nota en que me referí al asunto el 14 de febrero pasado con motivo de la cancelación del Mobile World Congress, basando mi opinión sobre todo que en un país en que no cae una hoja sin permiso y bajo el control del gobierno no es comprensible ni explicable que en 20 años el coronavirus sea el tercer virus más o menos peligroso aparecido en China, en teoría por accidente.

Pero por si no estaba lo suficientemente convencido hace unos días leí en un periódico británico que el gobierno chino se había negado a la pretensión del gobierno australiano de mandar un grupo de expertos internacionales a Wuhan para investigar el origen del virus, y que tal como había ocurrido en otros intentos de llevar a cabo tal investigación la razón que el ministerio de exteriores chino daba para la negativa era en primer lugar que dicha investigación entorpecería la lucha contra la propagación del virus, y que la propuesta tenía intencionalidad política.

A consecuencia de la noticia investigue que otras propuestas de investigación se habían producido y entre varios intentos de iniciar la investigación localice, aparte la australiana, dos propuestas serias: una de un grupo internacional de científicos que desde Londres no solicitaron sino que exigieron llevar a cabo dicha investigación y recibieron una respuesta negativa y muy airada, y otra del gobierno de Donald Trump que también fue rechazada de mala manera, y encima a continuación afirmaron que el virus había sido introducido en China por la CIA.

Tal como ocurre en España en casos como la implicación del CNI en los atentados terroristas del 17 agosto 2017 o las chorizadas del rey emérito, siempre soy de la opinión que la negativa a una investigación es una manera indirecta pero contundente de confirmar que efectivamente ha existido irregularidad o delito.

Por si no estuviese ya suficientemente claro que el murciélago no tuvo nada que ver con el virus, con regularidad aparecen dictámenes como el del Dr. Tasuku Honjo, premio Nobel de medicina 2018, en el que dice lo siguiente:  Basado en todo mi conocimiento e investigación hasta la fecha, puedo decir esto con 100% de confianza de que Corona no es natural.  No vino de los murciélagos.  China lo hizo.  Si lo que digo hoy resulta ser falso ahora o incluso después de mi muerte, el gobierno puede retirar mi Premio Nobel.  pero China está mintiendo y esta verdad algún día se revelará a todos. https://en.m.wikipedia.org/wiki/Tasuku_Honjo

Si añadimos que el gobierno chino no solo tardó varias semanas en comunicar el virus, sino que lo mantuvo en secreto reprimiendo con extrema dureza a los doctores que lo denunciaban, está bien claro que China tiene una inmensa responsabilidad por el enorme daño causado a la economía mundial, y creo que los países occidentales deberían estar tomando las siguientes medidas (que como siempre que digo algo así no lo harán o harán lo contrario):

1.- Exigir de manera dura y contundente, a través de las Naciones Unidas y la OMS una investigación para salir de dudas y determinar cuál fue su origen y en que manera se extendió el virus. La investigación está más que justificada por el descomunal daño causado por el virus en todo el mundo y el secretismo chino.

2.- En caso que del resultado de la investigación se deduzcan responsabilidades del gobierno chino establecer sanciones que compensen el daño causado, aunque sea a muy bajo nivel.

3.- Prohibir a China y a cualquier otro país el funcionamiento de laboratorios de investigación bacteriológica orientada a su uso como armas de guerra, que no sea bajo el control y supervisión de las Naciones Unidas.

4.- Establecer los sectores estratégicos, aparte el de material sanitario, cuya fabricación debe recuperarse de nuevo y desarrollarse para evitar la dependencia de terceros.


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