Revista Cultura y Ocio

Resurrección, de Ana Alonso y Javier Pelegrín

Por Eltiramilla

Resurrección, de Ana Alonso y Javier PelegrínEn Profecía Jana y Álex leyeron el libro de la Creación para salvar al arte de las sombras que lo que estaban devorando. Sin embargo, no imaginaban las consecuencias de sus actos: con el objetivo de robarles la magia para utilizarla en su favor, ahora los espíritus pueden pasar del mundo de los muertos al de los vivos. Al mismo tiempo la pareja descubre que algunos jóvenes medu han desaparecido, y se ven inmersos en una misión de rescate que, por otra parte, no logra distraerlos del todo, pues ambos siguen pensando en Erik y en la profecía que no se ha cumplido. ¿O tal vez sí lo haya hecho?

Resurrección es la conclusión de la trilogía Tatuaje, un cierre perfecto con un entramado complejo, del mismo estilo al que nos tienen acostumbrados los autores. La narración no varía mucho respecto a los volúmenes anteriores, y nuevamente los giros argumentales y los pequeños secretos que vamos descubriendo ocupan casi todas las páginas de la novela, dejando poco lugar al desarrollo de los personajes principales. Por su parte, el ritmo no decae, pero hubiera preferido algunos momentos de tranquilidad y reflexión para asimilar las cosas. He añorado el simbolismo de los libros de la vida y la muerte en Profecía, o el que había en Tatuaje en la relación entre los medu y los guardianes. En Resurrección esa carga reflexiva queda completamente diluida, salvo cuando Alonso y Pelegrín se dedican a crear una cosmología propia del más allá bastante sugerente que se aleja de paraísos o infiernos erigidos únicamente para castigar o premiar nuestras acciones. Por otro lado, no puedo dejar de mencionar la aparición de siete nuevos personajes. Estoy hablando de los que crearon los finalistas y la ganadora de un concurso en Facebook que realizaron los autores, que consistía en un juego de rol donde cada participante creaba a su propio medu. Rápido se nota que estas creaciones son ajenas al mundo de los escritores: no están tan desarrolladas como deberían y, a excepción de un par de ellas, sus perfiles no encajan con lo que pide la novela. Hablando de personajes, me ha parecido un gran acierto que casi todos los secundarios que han acompañado a los protagonistas a lo largo de la trilogía apareciesen en algún momento de este desenlace, claro que la trama se presta a ello, ya que dedica sus páginas tanto a personajes vivos como a personajes muertos. Para terminar, me ha parecido un fallo garrafal que la escena final de Profecía, tan impactante y prometedora, no se corresponda del todo con ciertos hechos relacionados en Resurrección. ¿Es que los escritores tuvieron un descuido o tal vez fui yo quien malinterpretó la situación? En realidad me da la impresión de que tras publicar el segundo libro de la saga, los autores se arrepintieron del rumbo que podía tomar la historia y decidieron cambiar de carril sobre la marcha, algo muy peligroso. De hecho esto define bien la sensación general que me ha dejado la saga, de falta de previsión y de batiburrillo de historias inconexas; es como si los libros, correctos en sí mismos, no encajaran juntos en el puzle.

Nos encontramos ante una saga realmente entretenida, ágil y con un potente argumento. Sin embargo, si miramos más allá de lo que nos ofrece una lectura superficial, vemos que le falta cohesión y una mayor maduración; justo lo contrario que transmitía su saga La llave del tiempo, como si Ana y Javier sólo hubiesen utilizado el 70% de su potencial. Por esto, yo no me conformo con eso: quiero que vuelvan al 100% en su próxima obra; han demostrado que pueden hacerlo.


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