Revista Opinión

Retiro de verano: una mansión decimonónica en la playa

Publicado el 08 agosto 2021 por Liberal

Estimados señores lectores:  a partir de la semana que viene, como es habitual todos los veranos, embarco en un viaje un retiro veraniego atlántico. Normalmente, si el verano en la zona de Nueva York es muy caluroso, suelo ir a mi habitación privada en la Crane Estate (la mansión de la familia Crane en Nueva Inglaterra). Es una mansión y zona preciosa donde me quedo alejado de las personas y el entorno urbano. Me gusta siempre estar rodeado de gaviotas, aire de mar y gente educada (pero poca)…porque para mí, cuanto menos gente haya a mi alrededor, mejor. En el enlace, podéis ver de qué va la Crane Estate. Es una mansión del estilo gótico y me gusta mucho el entorno, porque me siento identificado con la paz, el orden y la tranquilidad de las normas impuestas.

Pero, este año iré a otra mansión de un amigo. Es una famosa mansión atlántica y construida en 1863 al estilo plantación del sur gentil de EEUU.  Está en el sur del estado de Nueva Jersey. No voy a decir todavía en qué pueblo ni cual es, por motivos de seguridad personal. Cuando ya esté allí, os comentaré sobre el sitio y pondré alguna que otra foto. Allí voy para “desconectar” de todo dentro de lo posible.  La mansión se construyó para una familia de mucho dinero protestante y se vendió en 1947 por una cifra obscenamente barata de 8.000 dólares. Hasta los años 90, pasó por varios dueños y entró en decadencia. En los años 90, varios accionistas (yo incluido) la compramos y rehabilitamos a su esplendor original. Nos gastamos un total de 8 millones de dólares, pero ha merecido la pena. El remate fue rehabilitado y cubierto del oro original de 1863, todos los jardines fueron arreglados y los jardines italianos restaurados. Dentro de la mansión, mantuvimos todos los elementos arquitectónicos originarios, los muebles, incluida los accesorios originales, los candelabros, las paredes, techos, suelos, escaleras, puertas y ventanas han sido restauradas también a su gloria decimonónica. El sótano es una mazmorra impresionante y tenemos viñedo.

De desayuno, se sirven tortitas con nata o “bacon”, café o té, tostada de molde, galletas o cereal de avena. También se sirven, a opción, patatas al estilo casero. No se permite la entrada a niños menores de 12 años ni tampoco permitimos los escándalos en voz alta ni la música de ciertos tipo como el rock, hip hop o el jazz. Ya os iré contando más. Realmente pasarse el verano rodeado del sonido de gaviotas, pájaros, olas y tus libros te rejuvenece…yo al menos así lo veo.  

Todos los jardines son cuidados por un señor ya bastante mayor que se conoce como el “groundskeeper” (jardinero principal además de hombre de llaves). Dentro, hay relojes de caja, de finales del siglo XIX y ya que funciona como casa de huéspedes, hay desayunos y otros servicios de comida a petición del huésped. A menudo se celebran bodas, banquetes, y otros eventos. La “alta sociedad” protestante del siglo XIX congregaba allí. Llevaré varios libros y me pasaré el resto del verano allí. Uno de los libros que llevaré es el del Doctor Bañuelos sobre las razas de los españoles, recomendado previamente en este blog por el comentarista y jurista gallego don Joaquín.  

Tenemos otras normas que los accionistas hemos pactado para huéspedes: no se permite la entrada (ni la estancia posterior) a personas sucias que no se laven el cuerpo diariamente. La higiene es absolutamente importante para gente decente. No se permiten las palabrotas o comentarios soeces de nadie, y tampoco se permite el uso de habitaciones entre parejas no casadas del sexo opuesto. Nosotros pretendemos ser una casa ordenada, no un “motel” callejero ni tampoco una casa de citas. Si se pilla a cualquier persona infiltrando comportamientos indecentes,  acabarán en la calle sin tan siquiera un centavo rojo a su nombre.

La mansión se conoce como “la sureña en el norte”, ya que, como he dicho, fue construida al estilo de las plantaciones del sur profundo de EEUU y los propietarios eran sureños conservadores protestantes. De niño, ya pasaba muchos veranos en la mansión y realmente forjó una parte de mi carácter el tener tanto terreno, tantas puertas mágicas con llave gótica y los sermones cada domingo hablando del ahorro, la disciplina, el vicio…al final, también somos productos de nuestra educación y entorno. Yo no puedo evitar ciertos “tics” de personalidad austera y ordenada. Cuando te dicen desde pequeño que eres depravado y maldito desde el minuto que fuiste concebido en el vientre de tu madre, pues ¿qué quieres que te diga? Deja huella. Ahora, me espera una excursión a mi infancia en esa mansión tan oscura y gótica pero rodeada de playa fría atlántica, viñedos y otros secretos que no cuento aquí porque solo los conozco yo y nunca podría traicionarme a mí mismo contando todo lo que sé.


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