Revista Maternidad

Retomando, fusion emocional, vomito explosivo

Por Espacionutricio
Retomando, volviendo a escribir en este espacio luego de algunos meses, con el deseo de aportarle algo nuevo: historias y anécdotas propias y ajenas. Todos tenemos anécdotas valiosas para trasmitir. Que mejor que la experiencia del otro para pensar y evaluar esas historias tan parecidas que nos suceden a todos!
Hoy empiezo con una anécdota personal.
FUSIÓN EMOCIONAL
Según Laura Gutman (quien desarrolla extensamente el término en la mayoría de sus libros), la fusión emocional entre la mamá y el bebé (en niños más grandes puede suceder también con el papá) “significa que no hay fronteras entre ‘el campo emocional de la mamá’ y ‘el campo emocional del niño’. Son como dos gotas de agua dentro del océano ” Lo que la mamá siente lo siente el niño, y lo que el niño siente lo siente la mamá.
Personalmente he constatado este fenómeno en varias oportunidades, esta anécdota es una de ellas.
VOMITO EXPLOSIVO
Mi hija tenía 3 años (en un par de meses cumple 7) Mi esposo y yo vivimos lejos (para lo que consideramos lejos los nacidos en un pequeño país como Uruguay) de la ciudad que nos vio nacer, por lo que algunas veces recibimos de allí visitas de amigos. Son visitas bastante esporádicas, por lo que para nosotros son fines de semanas muy especiales.
El problema en esta ocasión fue que a pesar de que nos gusta mucho recibir a estos amigos, ambos estábamos por esa época bastante agotados, y deseábamos, los pocos fines de semana que no viajábamos, (lo hacíamos fin de semana por medio para ver a la hija mayor de mi esposo), quedarnos en nuestra casa, tranquilos y fundamentalmente solos para descansar. Pero como las visitas eran tan esporádicas y se trataba de amigos que queremos mucho, no pudimos reconocer o admitir que no deseábamos recibirlos en ese momento.
Así nos aprontamos para su llegada, pero la fusión emocional con nuestra hija saco a luz lo que ninguno se había atrevido a admitir, y lo hizo saber al poco tiempo que llegaron, nada más ni nada menos que vomitando explosiva e inesperadamente sobre uno de los invitados!
Nuestra sorpresa fue inmensa ya que nuestra pequeña no había mostrado ninguna señal de malestar. Tarde parte del fin de semana en percatarme lo que estaba sucediendo, y cuando lo hice hable con ella de lo que nos pasaba a su papá y a mi, pero los invitados ya estaban y no se marcharían hasta el día siguiente, así como nuestro malestar y el de ella. Ella no se recuperaba y se negaba a tomar la medicina para sentirse mejor. No la forcé, sabía que se recuperaría de forma inmediata cuando la visita se fuera. No tardaron de salir por la puerta de mi casa que su carita se transformo y supe de inmediato que ya no debía preocuparme más. No hubo más fiebre ni vómitos y ella volvió a su acostumbrada tranquilidad y alegría.
Mi esposo y yo la pasamos muy mal por no percatarnos de lo que nos pasaba, ni hablar de mi hija. Sufrimos todos las consecuencias de una situación que se podría haber evitado, además de no disfrutar la visita ni agasajar a nuestros invitados como nos hubiera gustado de haber postergado la visita para cuando estuviéramos en condiciones de recibirla.
Fue una lección aprendida que intentamos no volver a repetir!

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