Revista Cultura y Ocio

Retos

Publicado el 31 agosto 2017 por Icastico

Primero fue el Ice Bucket Challenge. Nació por una causa justa, recaudar fondos para el ELA. Gente famosa de todo el mundo y diversos ámbitos empezó. La cosa consistía en arrojarse un cubo de agua helada encima. Luego se popularizó y se completó con la participación de segundos que podían vaciar el cubo en las cabezas voluntarias. Esta variante suele ser más peligrosa porque no se puede saber con certeza si el ‘segundo’ es un colaborador necesario, un tipo guay, o un enemigo anónimo que ya hace tiempo que te la tiene jurada. Se la suda el ELA, el SIDA, el CANCER, la filatelia o los cálculos cerebrales, que debe ser lo que padecen muchos de estos sujetos viralizables, carne de redes sociales y asociales. Lo hace porque, sin tú saberlo, le caes como una patada en las gónadas desde la noche de los tiempos. Yo mismo me prestaría a echarle encima una piscina repleta de puntas de iceberg al jefe de nuestros mangantes nacionales que insta a sus acólitos a ser fuerte, como a Luis. Y se lo tiro más que nada porque nunca se moja (ni nunca dice la verdad).

Modalidades: las que la estupidez humana pueda contemplar, que son ilimitadas. Por encima, por detrás, por delante, con la pala de una retro, una manguera, con ganas, sin ganas, a traición. Y claro, tanto ingenio suele acarrear a veces nefastas consecuencias. No hay más que darse un garbeo por youtube para ver cosas ‘simpáticas’ que poca gracia le habrán hecho a sus protagonistas. A modo de ejemplo, un chico que la palma tras tirase a un pantano helado. O el de los bomberos que sufrieron una descarga eléctrica que les provocó graves quemaduras. La grúa elevadora de su camión tocó un tendido de cables de alta tensión cuando se disponían a verter agua sobre un grupo de estudiantes universitarios, en EEUU, claro, que allí todo es a lo grande (lo siento por los heridos).

Tras el éxito alcanzado y ‘enfriado’ el tema, ya está aquí la segunda parte: Hot Water Challenge. No hay causa noble detrás, solo majadería. Es lo mismo pero con agua hirviendo. Sesos pasados por agua. Ya da igual si te la echas tú, tu amigo o tu enemigo. El daño está garantizado. No hace falta prestarse voluntario, vale con estar desprevenida, en pijama. Como le ocurrió a una niña de 11 años. Sus compañeras derramaron sobre ella una olla de agua hirviendo, provocándole quemaduras de tercer grado en todo el rostro. Lo peor es la emulación por esos locos bajitos que aún no han desarrollado la razón y no comprenden las consecuencias de los actos. Copian a los mayores, a quienes quieren parecerse algún día. Eso hizo una niña de 8 años. Tras ver un vídeo bebió agua hirviendo, se quemó la traquea y pocos meses despues murió.

Reto a esa gente a pensar. The Thinking Challenge. Que piense en los padres, en sus hijos, en su familia. En sus amigos. En el dolor que causan. En el trabajo que dejan si se salvan. En el ejemplo que dan de una sociedad a la deriva.


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